A lo largo de un escenario con cinco atriles, Donald Trump resaltaba con su melena rubia rojiza, en medio de Ted Cruz y Marco Rubio, sus principales opositores. El multimillonario, primero en resultados y encuestas fue consciente de que no hay mal que por bien no venga, acuñando tal frase a los aguerridos ataques que iba a recibir por parte de sus contrincantes, que en un principio parecieron desestabilizarlo, pero luego lo fortalecieron y hoy, tras dos días de la cita en Houston, Texas, le dieron el impulso suficiente para encarrilarse como favorito absoluto para el “Súper Martes”.
Trump, que por supuesto no dejó de responder a cada una de las descalificaciones, tuvo como principal contendor a Ted Cruz, segundo en las encuestas, que dejó claro a que fue a Texas: A desestabilizar. Cada vez que Wolf Blitzer, moderador de CNN, le dio la palabra a Cruz, el senador por Texas inició su intervención con una puntada contra Trump.
La inmigración generó los intercambios más vivaces, con los dos senadores, incluyendo Rubio, acusando al magnate inmobiliario que propone deportar a los 11 millones de indocumentados, de contratar a extranjeros y de contradecir sus credenciales conservadoras.
Rubio, visto por muchos como el preferido de los líderes republicanos para llevarse la nominación del partido, acusó a Trump de haber apoyado una reforma migratoria antes de virar hacia la derecha en el polémico tema.
"Si construye el muro como construyó las Torres, Trump va a usar mano de obra de inmigrantes ilegales", señaló Rubio en referencia a la muralla que Trump propone crear entre México y Estados Unidos.
El millonario de 69 años reafirmó que va a construir el muro, denunciando las declaraciones del expresidente mexicano Vicente Fox, quien llamó a los hispanos en Estados Unidos a no seguir a un "falso profeta".
Fox se introdujo en el debate afirmando que México no va a "pagar por ese muro de mierda". "Ahora será 10 pies más alto", replicó Trump. El escenario en el Moores Opera Center de la Universidad de Houston (Texas, sur) tenía un relieve particular antes del "Súper Martes", la cita del 1 de marzo, en la que las votaciones simultáneas en 11 estados podrían determinar en gran medida quien llevará los colores republicanos en las elecciones presidenciales de noviembre.
Cruz también tomó turnos contra Trump, acusando al hombre de negocios de enviar "cientos de miles de dólares" a congresistas que apoyan una vía a la ciudadanía para los indocumentados.
"¿Puede alguien atacarme, por favor?"
En ocasiones fanfarrón, bromista o amenazante pero siempre impredecible, Trump ha afinado un estilo que seduce a una porción cada vez mayor -y diversa- de los votantes conservadores y desarma a sus contrincantes.
"Uno es un farsante", dijo señalando a Rubio, "y el otro un mentiroso", afirmó señalando a Cruz. Luego de tres victorias consecutivas en las primarias (New Hampshire, Carolina del Sur y Nevada), Trump predice incluso que recibirá la nominación republicana mucho antes de que el partido celebre su convención en julio en Cleveland (Ohio).
Pero la noche texana vio uno de los mayores ataques lanzados contra el millonario desde que arrancó su exitosa campaña en agosto pasado. "¿Cuál es tu plan? ¿Cuál es tu plan?", preguntó con una virulencia inusitada Rubio, denunciando las ideas de Trump para reformar el plan de cobertura de salud del presidente Barack Obama.
El joven senador también se burló abiertamente de su adversario, al que acusó de repetir discursos prefabricados, una crítica de la que él mismo fue objeto hace algunas semanas. "Sólo dice cinco cosas: 'todo el mundo es tonto, él va a recuperar la grandeza de Estados Unidos, ganar, ganar, ganar", ironizó.
La diplomacia también despertó duros intercambios, aunque alejados de la geopolítica. "Soy un negociador", lanzó Trump, subrayando su voluntad de encontrar una salida diplomática al complicado conflicto israelí-palestino. "No se trata de un contrato inmobiliario", le respondió Rubio.
El neurocirujano retirado Ben Carson y el gobernador de Ohio, John Kasich, portador de un mensaje más moderado, tuvieron poco para ofrecer. "¿Puede alguien atacarme, por favor?", dijo un desconcertado Carson al final del encuentro.
Trump recibió un impulso el jueves, cuando un sondeo de la Universidad de Quinnipiac lo colocó cómodamente en la delantera con 16 puntos de ventaja en Florida, el estado de Rubio. La primaria de Florida, el 15 de marzo, es el trofeo más preciado en la carrera republicana: el candidato ganador se lleva la totalidad de sus 99 delegados.
Latinos también conservadores
En el décimo debate, el primero en ser transmitido por una cadena en español, Telemundo, Rubio y Cruz, hijos de inmigrantes cubanos que son vistos con recelo por la mayoría de los 57 millones de latinos en Estados Unidos por sus duras posturas sobre migración, criticaron una falsa representación de esa comunidad.
Cruz acusó a los medios de propagar la idea de que "solo puedes ser hispano si eres liberal", subrayando que llegó al Senado con el apoyo del 40% del voto hispano "defendiendo principios conservadores".
Recalcando lo "increíble" de sus candidaturas como hijos de inmigrantes, Rubio destacó que el "partido de la diversidad" es el Republicano y no el Demócrata. "El sentimiento más poderoso de la comunidad hispana es el deseo de que tus hijos sean más exitosos que tú. Eso es lo que defendemos. No el socialismo, como Bernie Sanders y cada vez más Hillary Clinton", añadió. /EL NUEVO SIGLO con AFP