Los diálogos de paz sobre Siria bajo la égida de la ONU en Ginebra tocaban fin sin haber dado frutos, una vez más, mientras aumentaba la tensión a raíz de un bombardeo estadounidense, la víspera, contra fuerzas prorrégimen en Siria.
El emisario de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, debe cerrar esta semana las negociaciones con una rueda de prensa. El viernes por la mañana se reunió con delegación de Damasco, dirigida por el embajador para la ONU Bashar Al Jaafari, y por la tarde debía conversar con la del Alto Comité de Negociaciones (ACN), que agrupa a la oposición.
El jueves por la noche, ocho grupos rebeldes anunciaron que suspendían su participación en el ACN para protestar contra el proceso de decisión durante las conversaciones. Pero el viernes por la mañana, el ACN anunció que su delegación estaba al completo.
Por otro lado, la tensión crecía un día después del bombardeo de la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra un convoy vinculado con el régimen sirio cerca de la frontera con Jordania, seis semanas después de los primeros bombardeos ordenados por Donald Trump en Siria.
Siria condenó una "agresión de la coalición", mientras que el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, citado por la agencia Interfax, afirmó que la decisión del mando estadounidense de llevar a cabo el bombardeo era "ilegítima", "ilegal" y "una nueva violación grave de la soberanía de Siria".
En declaraciones a los medios en Ginebra, Jaafari se refirió a una "masacre".
El gobierno sirio no ha informado de cuántos muertos causó el ataque.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), ocho personas, "no sirias en su mayoría", fallecieron en el bombardeo.
Un portavoz del ACN, Yehya Al Aridi, consideró por su parte que se trataba de una "acción robusta contra las fuerzas extranjeras que han transformado Siria en un gran campo de batalla".
El bombardeo alcanzó un convoy de "fuerzas" que apoyan al régimen de Damasco, según un portavoz militar de la coalición antiyihadista, el coronel estadounidense Ryan Dillon. Otro responsable estadounidense afirmó que se trataba "probablemente" de milicias chiitas, sin aportar más precisiones.
- Grupo de expertos -
En seis años, esta devastadora guerra ha causado más de 320 mil muertes, forzando a la mitad de la población a abandonar sus hogares y destruido la economía y las infraestructuras de este país de Oriente Medio.
El conflicto ha dado lugar a todo tipo de atrocidades: masacres de civiles, uso de armas químicas... La última de ellas se dio a conocer el lunes, cuando Estados Unidos acusó al régimen de Bashar al Asad de incinerar en un "crematorio" a parte de los miles de prisioneros asesinados en los últimos años.
Los esfuerzos por acabar con la guerra de Siria se llevan a cabo en dos circuitos paralelos: las negociaciones políticas formales, en Ginebra, y otras conversaciones centradas en cuestiones de seguridad, en Astaná, la capital de Kazajistán, a iniciativa de Turquía, apoyo de los rebeldes, y de Rusia e Irán, aliados del régimen de Asad.
El 4 de mayo, estos tres países firmaron un importante acuerdo que preveía crear "zonas de distensión" en Siria para limitar el derramamiento de sangre.
En Ginebra se han organizado cinco series de diálogos indirectos -pues ambas delegaciones rechazan hablar cara a cara- desde 2016, auspiciados por De Mistura, en vano, pues todas se han estancado al abordar el tema del destino del presidente sirio, cuya salida exige la oposición.
En febrero, las partes consiguieron adoptar un orden del día con cuatro temas principales: la lucha contra el terrorismo, la gobernanza (transición política), una nueva Constitución y la organización de elecciones. Ninguno de estos asuntos fue tratado esta semana, aseguró Jaafari.
En cambio, en esta ocasión se llevaron a cabo reuniones de funcionarios de la ONU con expertos del gobierno, por un lado, y de la oposición, por otro, para abordar "cuestiones jurídicas y constitucionales relacionadas con los diálogos intrasirios".