Las autoridades sudafricanas se preparan para honrar la memoria de los 44 trabajadores muertos de la mina de platino de Marikana, 34 de ellos a manos de la policía, pero el conflicto social sigue sin resolverse y la huelga se extiende.
Una huelga como la de Marikana se llevaba a cabo el miércoles en una mina vecina de Royal Bafokeng Platinum, que emplea a 7.000 personas, asentada en la mas rica reserva mundial de platino, cerca de la municipalidad de Rustenburg, donde un renovado estadio albergó partidos del Mundial de fútbol 2010.
La dirección de esta mina indicó a la AFP que "los empleados no vinieron a trabajar", aunque "la situación es tranquila".
Unos 600 huelguistas se congregaron ante la mina, donde fueron también desplegados cuatro furgones policiales, constató un fotógrafo de la AFP.
También era tranquila este miércoles la situación en Marikana, escenario de una huelga salvaje que degeneró en rivalidades intersindicales, que causaron 10 muertos, entre ellos dos policías, antes de la intervención el 16 de agosto de las fuerzas de seguridad, que abrieron fuego contra los huelguistas dejando 34 muertos.
El martes, la dirección del grupo británico Lonmin, que gestiona Marikana, había decidido --bajo presión del gobierno sudafricano-- respetar una tregua durante el período de duelo nacional de una semana decretado tras la matanza. Lonmin renunció así de momento a su amenaza de despedir a los huelguistas.
"Se ha programado una ceremonia de homenaje en Marikana", declaró este miércoles el secretario general de la presidencia sudafricana, Collins Chabane, en una entrevista a una radio pública.
No habrá funerales colectivos, pues los cuerpos sin vida de los huelguistas han sido entregados a sus familias, que viven a menudo lejos de la mina de Marikana, situada a una hora y media de carretera al oeste de Johannesburgo, la capital económica del país.
Otra ceremonia está prevista en Mthatha (Cabo oriental), la ciudad más próxima del pueblo de Nelson Mandela, en el sur rural del país de donde proceden muchos de los mineros muertos.
"La mayoría procede de zonas rurales, es por ello que el Cabo oriental prepara una ceremonia", precisó Chabane, que agregó que "en todo el país se celebrarán ceremonias".
La mayoría de los huelguistas muertos eran trabajadores migrantes, aunque uno solo era extranjero, de Lesotho, minúsculo país enclavado en el inmenso territorio sudafricano.
Las banderas ondean a media asta desde el lunes, inicio de la semana de duelo nacional decretada por el presidente Jacob Zuma, cuyo gobierno está acusado de no haber prevenido el drama y de haber gestionado de manera torpe la crisis.
"No queremos que las ceremonias de homenaje se politicen", dijo Chabane, quien no precisó si habrá representantes del gobierno en alguna de las ceremonias el jueves.
Otra mina de plantino está también sometida a la presión de sus empleados en Thembelani, explotada por el gigante anglo-sudafricano Anglo American Platinum (Amplats).
Desde hace meses, la producción de platino en Sudáfrica, principal productor mundial, vive fuertes tensiones exacerbadas por la crisis mundial, y que ilustran las malas prácticas sociales heredadas del pasado que persisten en el sector minero.
En Marikana, que emplea en total a 28.000 trabajadores, el drama se gestó tras las reivindicaciones salariales de 3.000 barreneros, que efectúan el trabajo más peligroso.