El proceso de sucesión se abrió para el puesto de presidente del Banco Mundial (BM), luego de que el actual titular, el estadounidense Robert Zoellick anunciara que dejará el cargo al final de su mandato el 30 de junio, y Estados Unidos anunció que presentará un nombre para el puesto en breve.
"Es tiempo para mí de pasar a otra cosa y tomar una nueva dirección", indicó Zoellick, de 58 años, en un comunicado.
El antiguo funcionario del gobierno de George W. Bush y ex asesor del banco de negocios Goldman Sachs fue el undécimo estadounidense en ocupar el cargo, que sólo ha sido ejercido por hombres de su nacionalidad desde que se creó el organismo.
Estados Unidos ya anunció su interés en que el puesto siga en manos de un estadounidense..
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, anunció el mismo miércoles que su país presentará dentro de poco un candidato a dirigir el BM.
"Es muy importante que continuemos teniendo un liderazgo fuerte y efectivo en esta importante institución, y en las próximas semanas, planeamos presentar un candidato con la experiencia y las calificaciones para conducir esta institución", dijo en una declaración.
El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, había señalado al conocerse la partida de Zoellick que "no hay ninguna razón para que el presidente del Banco Mundial tenga una nacionalidad específica, tiene que ser un ejecutivo competente y capaz".
"Nuestro objetivo es que los países emergentes tengan las mismas condiciones (posibilidades) de disputar la dirección de esos organismos multilaterales", dijo Mantega aludiendo también al FMI.
Sin embargo, esa posibilidad parece alejarse tras los comentarios de Geithner.
Brasil ha criticado enérgicamente la tradición por la cual el puesto de presidente del BM ha estado monopolizado por Estados Unidos desde la creación de la institución en 1945, en virtud de un acuerdo no escrito que al mismo tiempo reserva a Europa la jefatura del Fondo Monetario Internacional.
Dos renuncias en medio de escándalos en las instituciones creadas tras los acuerdos de Bretton Woods no han sido suficientes para cuestionar este acuerdo.
Ni la salida de Paul Wolfowitz del Banco Mundial en 2007, tras ser acusado de haber favorecido el ascenso de su compañera sentimental en la institución, ni la dimisión del francés Dominique Strauss-Kahn a la jefatura del FMI en 2011, tras ser encarcelado en Nueva York bajo cargos de agresión sexual, cambiaron esta tradición.
Strauss-Kahn fue blanqueado penalmente en ese caso, que sigue su curso en la órbita civil.
Organizaciones no gubernamentales críticas del FMI y el BM iniciaron una campaña para que el puesto vacante sea ocupado por un país emergente. Tras la salida de Strauss-Kahn en 2011 una iniciativa similar no impidió que su compatriota, la francesa Christine Lagarde, asumiera el mando del FMI./AFP