Lunes, 1 de Agosto de 2011
Desde Europa a Estados Unidos, los países más ricos del planeta están viviendo enormes dificultades para convencer de la seriedad de sus planes para reducir su enorme endeudamiento, pese al acuerdo in extremis alcanzado el domingo en Washington para alejar el espectro del default.
A ambos lados del Atlántico, "chapotean a su manera", resume sobriamente Charles Wyplosz, economista del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales de Ginebra.
Los mercados financieros han sucumbido rápidamente al pesimismo. Después de una prometedora apertura esta mañana, las Bolsas europeas registraron fuertes pérdidas, encabezadas por la de Milán o Madrid, que se dejaron más de un 3%. La de Nueva York también operaba en rojo.
Unas dos semanas después del plan de ayuda a Grecia de cerca de 160.000 millones de dólares, Estados Unidos anunció el lunes un compromiso que prevé un aumento del techo de la deuda de unos 2.100 millones de dólares, que abre la puerta para que el Tesoro pueda pedir créditos después del 2 de agosto y permitir al gobierno aguantar hasta 2013, después de las elecciones.
Aunque consideran que es un acuerdo de "mínimos", los economistas estiman que permite a Washington recuperar un cierto cariz de credibilidad como un prestatario serio y fiable, a condición claro está de que el Congreso le dé su aval, lo que no va a resultar demasiado fácil.
"Estados Unidos es un país solvente, contrariamente a numerosos países europeos", dice Inna Mufteeva, especialista de Estados Unidos en el banco Natixis.
Por su parte, François Duhen y Benoît Rodriguez, de CM CIC, recuerdan que este acuerdo "no compromete a Estados Unidos a realizar un control claro de déficits".
Subsisten problemas de fondo: ¿cómo Washington espera controlar los gastos en los próximos años: subida de impuestos? ¿Reducción de programas sociales como el seguro médico?
Por ello, "no es cierto que este acuerdo baste para evitar una degradación de la nota por las agencias de calificación", alertan los analistas de Barclays Capital.
En la Eurozona, el segundo plan de ayuda de Grecia tiene muchos más problemas a llevar un poco de tranquilidad, pese a las medidas excepcionales de la ampliación de la intervención del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
"Solo sirve para ganar tiempo y evitar el sofoco económico inmediato", fustiga Jean-Christophe Caffet, especialista de la Eurozona en Natixis.
"El riesgo de contagio sigue muy elevado ya que el arma (FEEF) que iba a calmar no es operativo hoy", recuerda Emile Gagnat de Dexia AM.