Para determinar las circunstancias y posibles responsables de la muerte de dos menores de edad en el servicio de urgencias del Hospital de Bosa-segundo nivel, durante la madrugada de ayer, la Personería de Bogotá inició una indagación preliminar.
Una visita del ente de control encontró que, pese a que existían cerca de 40 pacientes en urgencias, únicamente había dos médicos para atender las múltiples patologías que presentaban. Algunos con heridas de bala o de arma blanca sin ser atendidos, sólo empezaron a ser revisados cuando hicieron presencia los funcionarios de la Personería. Situación similar de demora o posible indolencia en la atención, se evidenció anoche en el Hospital El Tunal.
Entre tanto, en el servicio de urgencias del Hospital Santa Clara, que tiene capacidad para once pacientes, la Personería encontró a más de cien enfermos en camillas, sillas y en el suelo. Algunos pacientes llevan hasta 15 días en una silla en urgencias, estabilizados y con la atención básica pero sin ser remitidos o sin exámenes especializados por falta de autorización de varias EPS. Muchos enfermos tienen que dormir en el suelo con una cobija en el piso.
Para completar, afuera permanece una serie de ambulancias parqueadas, algunas desde hace varios días, pues la camilla en la que trasladaron al enfermo está dentro del hospital con el paciente sin ser desocupada y sin ella no pueden continuar brindando el servicio. En ocasiones permanece más de una docena de ambulancias sin prestar servicio hasta por una semana porque se quedan sin camilla.
Entre tanto, en las esquinas de la avenida Primero de Mayo con Caracas, las filas de usuarios de la EPS Humana Vivir, a un costado del sector, doblaban la esquina y, cuadras adelante, la de Capital Salud EPS era evacuada gracias a la presencia de la Personería y la Secretaría de Salud.
Ante semejante panorama, el Personero de Bogotá, indignado pidió la intervención urgente de los Gobiernos Nacional y Distrital, y expresó que “esa anormalidad de poner a ancianos, niños, embarazadas y enfermos a pasar las noches pidiendo una cita, un medicamento, una autorización o dormir en el piso en un servicio de urgencias varios días no se compadece con la dignidad de un ser humano. Lo peor es que eso se está volviendo normal”.
Cañón indicó que el servicio de urgencias colapsó; que la ciudad se quedó con hospitales distritales para los cuatro millones de habitantes de hace 20 años, que hoy son el doble. “No hay cupo, no hay en algunos hospitales suficientes médicos y menos aún especialistas”, dijo.
Mientras tanto, en todos los sitios visitados, muchos familiares y pacientes se acercaban a los funcionarios de la Personería para buscar orientación o quejarse por el deficiente servicio de salud.