Sigue el tapen, tapen. Con la columna de Gabriel Silva se estaría configurando lo que muchos denominan una cortina de humo para disipar en la opinión las expectativas que generan temas vitales que llamaron la atención en la última semana, en Colombia.
Primero: el tema de Interbolsa, en el que se encuentran inmersos importantes personajes relacionados con el gobierno Santos.
Dos: Las denuncias hechas por Mauricio Vargas en donde aparecen comprometidos aportantes a la financiación de la campaña del Presidente con más de cien millones de pesos.
Tres: La participación de Juan Carlos Echeverry, ex miembro de la junta directiva de Interbolsa. También figura el actual viceministro de Hacienda, Germán Rave.
Cuarto: Vargas va más allá y señala a Bruce Mac Master, exviceministro de Hacienda de Echeverri, que desde Inverlink mantiene una alianza estratégica con Interbolsa.
Como no hay quinto malo, también señala la participación del exministro Frank Pearl, quien representa al gobierno como vocero de Interbolsa en las negociaciones de Cuba.
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Tupido velo. Otros episodios que algunos tratan de minimizar: las masacres perpetradas en Santa Rosa y Santa Fe, Antioquia, que tuvieron su preludio en Tuluá, centro del Valle, donde Gardeazabal escribió su “Cóndores no entierran todos los días”, que recoge pretéritas épocas de la violencia política de los años 50, cuando el país era asolado por terribles genocidios perpetrados por las bandas criminales comandadas por el temible León María Lozano, alias el Cóndor.
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Más tapen. El paro armado en el Chocó que inmovilizó el transporte terrestre y fluvial durante cinco días en esa zona de la biodiversidad mundial.
El paro judicial que esta semana completará los 40 días de duración que tuvo el Diluvio Universal. El cese convierte a Colombia en el único país del mundo que sobrevive a una parálisis casi total de su sistema judicial.
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El fallo. La columna de Silva también ha servido para tapar lo que se nos viene por el fallo de la Corte Internacional La Haya. Con este otro foco distractor que nos metió Silva se busca esconder la consecuencia que pueda traernos el fallo sobre la soberanía colombiana frente a las pretensiones de Nicaragua que se le abrieron a Ortega tras las desafortunadas declaraciones de la canciller María Ángela Holguín cuando habló de “soluciones salomónicas”, dejando al país ad portas de otro episodio parecido al que nos costó Panamá. O reviviendo lo que en su momento se hizo por parte de la cancillería cuando fuimos demasiado dadivosos con el Tesoro Quimbaya y la propia Venezuela cuando desde El Tiempo el propio Calibán, el abuelo del presidente Santos, dijo que esos sitios no merecían importancia, pues solo servían de albergue a las rilosas necesidades del guan.
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Modelo. En nuestra entrega de mañana martes, daremos curso a una serie de reacciones que ha desatado la parte de la columna en la que Silva sostiene que si se quiere un modelo de paz para Colombia, no es necesario ir a La Habana sino copiar nuestras instituciones cafeteras para todo el agro.