El sábado habrá un consejo de ministros en Madrid, donde presuntamente se activará el artículo 155, que posibilita al gobierno para intervenir la región
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EL EJECTUVIO español dio un paso más hacia una suspensión del autogobierno de Cataluña, en una crisis que amenaza la estabilidad del país y tiene a Europa preocupada.
Ayer vencía el plazo definitivo para que el presidente catalán, el separatista Carles Puigdemont, aclarara si había proclamado la independencia en una confusa sesión celebrada en el Parlamento catalán.
Sin responder directamente, Puigdemont afirmó que "si el Gobierno del Estado persiste en impedir el diálogo y continúa la represión, el Parlament de Cataluña podrá proceder, si lo estima oportuno, a votar la declaración formal de independencia que no votó el día 10".
El jefe de gobierno, el conservador Mariano Rajoy, no se dio por satisfecho y convocó para el sábado un consejo de ministros extraordinario para avanzar en los trámites que permitirán intervenir la administración catalana.
El gobierno busca aplicar "el artículo 155 de la Constitución para restaurar la legalidad en el autogobierno de Cataluña", señaló un comunicado, en referencia al artículo que permite ejercer las competencias de una autonomía en caso de que ésta incumpla la ley.
Previsiblemente, una eventual intervención generará fuertes movilizaciones, mientras la incertidumbre sigue impactando en la economía: más de 900 empresas sacaron su sede social de Cataluña y el gobierno central rebajó su previsión de crecimiento para 2018 al 2,3%.
La UE apoya y Putin también opina
Rajoy viajó a Bruselas para participar en una cumbre europea, donde recibirá un "mensaje de unidad" con España, adelantó el presidente francés, Emmanuel Macron.
De su lado, la canciller alemana, Angela Merkel, reiteró su apoyo a "la posición del gobierno español", al pedir "soluciones en base a la Constitución".
Antes, el jefe de la oposición socialista española, Pedro Sánchez, que ha respaldado a Rajoy frente a la apuesta independentista, se reunió en Bruselas con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
El apoyo de las instituciones europeas "hoy es más fuerte que nunca", dijeron tras la reunión fuentes del partido socialista.
En el debate también entró el presidente ruso Vladimir Putin, cuyo país sufre sanciones de la UE por haberse anexionado la península ucraniana de Crimea en marzo de 2014.
Refiriéndose a Cataluña, Putin criticó el "doble rasero" de la diplomacia europea frente al fenómeno del secesionismo, e incidió en que si bien los europeos aplaudieron la independencia unilateral de Kosovo, no hicieron otro tanto con Crimea.
Objetivo: ganar tiempo
El artículo 155 requiere una adopción en el Consejo de Ministros y la subsiguiente aprobación del Senado, que podría reunirse en los últimos días de octubre.
El trámite prolongado "permite que los actores tengan más margen de maniobra para una eventual negociación", dijo a AFPTV el politólogo Pablo Simón, mientras el gobierno central gana tiempo para "ver si se resquebraja la unidad dentro del bloque independentista y finalmente van a elecciones" regionales.
El 155, nunca usado a fondo en España, podría dar lugar a que el gobierno central asuma la dirección y gestión de Cataluña, la destitución de dirigentes y la toma de control por ejemplo de su policía, los "Mossos d'Esquadra".
Los independentistas catalanes alegan que están legitimados para proclamar la secesión por el referéndum del 1 de octubre, declarado inconstitucional, en el que el sí ganó con 90% de los votos pero con una baja participación (43%), según cifras del Ejecutivo catalán.
En las calles de Barcelona, las personas mostraban hartazgo ante la prolongada crisis que ha causado una profunda división en la sociedad.
"Estoy saturado de toda esta historia. Todos los días es 'un plazo importante, una fecha muy importante'", dijo a AFP Albert Puig, un informático de 35 años.
Diálogo de sordos
En su carta a Rajoy, Puigdemont lamentó que el gobierno no sea "consciente del problema" y "que no se quiere hablar".
El Ejecutivo catalán busca "deliberada y sistemáticamente, el enfrentamiento institucional", respondió el gobierno de Rajoy, que ha negado la posibilidad de un diálogo mientras Puigdemont no vuelva a la legalidad.
Lo que sí ofreció el miércoles fue la posibilidad de no invocar el artículo 155 si Puigdemont convoca elecciones regionales, una opción descartada por el momento.
"El gobierno catalán no convocará elecciones", afirmó el portavoz de ERC (izquierda republicana) en el Congreso en Madrid, Joan Tardà.
El clima se mantenía tenso desde que el lunes fueran encarcelados a la espera de un eventual juicio por sedición dos líderes independentistas, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, una decisión judicial que fue contestada con movilizaciones en toda Cataluña
UE respalda a Rajoy
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, descartó una intervención internacional para resolver la crisis política en España, cuyo gobierno se enfrenta a un desafío independentista de Cataluña.
"No vamos a negar que la situación es preocupante", declaró Tusk en una conferencia de prensa en una cumbre en Bruselas, pero "no hay lugar para ningún tipo de mediación o iniciativa internacional".
"Tenemos todos nuestros propios sentimientos, opiniones, evaluaciones, pero desde un punto vista formal no hay lugar para una intervención de la UE" en esta crisis, añadió el polaco.
Las instituciones europeas han reiterado desde el anuncio por parte del gobierno catalán de la celebración de un referéndum de independencia, suspendido por la justicia española, que esta crisis es un "asunto interno" de España, así como su respeto al marco legal de este país miembro del bloque.
Sin embargo, la respuesta del gobierno español para impedir la celebración del referéndum el pasado 1 de octubre, con cargas policiales contra los votantes y la incautación de urnas, provocó una brecha en la posición europea y varios líderes condenaron la violencia.
Pese a no figurar en la agenda de la cumbre, la crisis política en España acaparaba la atención de la prensa internacional y estaba en boca de los líderes europeos, quienes se debatían entre un apoyo firme a Madrid y llamados al "diálogo".
Este hecho contrastó con el silencio de Rajoy, quien no habló a la prensa a su llegada ni se expresó sobre Cataluña durante la cumbre, según fuentes coincidentes.
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