Martes, 8 de Noviembre de 2011
Después de la derechización vivida por el país durante los últimos ocho años, a partir de la elección de Uribe y la consolidación de la política de Seguridad Democrática, se dio origen a la más grande ofensiva militar, lográndose un cambio sustancial en la correlación de fuerzas del Estado frente a la subversión.
Inventario. Uribe recibe una guerrilla fortalecida, envalentonada, con presencia nacional e internacional, con 26.000 efectivos en 40 frentes, con la columna móvil “Teófilo Forero” en permanente operación, con unos políticos de renombre secuestrados y más de 4.000 plagiados en la selva. Muchos pueblos tomados y las autoridades presas de pánico, desplazando sus sedes a las capitales. La Policía y el Ejército en acuartelamiento permanente, siempre a la defensiva y la población atemorizada.
Péndulo. El talante confrontacional del Gobierno le permitió al país la recuperación de la moral de la tropa; la seguridad y tranquilidad de la ciudadanía y la recuperación del tejido social y la economía. Paradójicamente, los hechos que le dieron la gloria al régimen uribista, hoy tienen de regreso al péndulo político del país.
Los dos últimos grandes hechos que confirman lo anterior son la elección de Petro y la muerte de ‘Cano’. La elección, porque significa el triunfo de quien lideró la oposición al gobierno Uribe desde el Senado, y la baja en combate del número uno de las Farc.
Ambos hechos demuestran que las armas no son la vía para llegar al poder y que la democracia colombiana ofrece las garantías para abandonarlas.
Piñata. En una piñata de altos Consejeros Presidenciales terminó la repartición del nuevo sector social que acaba de crear el gobierno Santos.
La pugna entre Diego Molano (ex Director de Acción Social) y Samuel Azout (Alto Consejero para la Prosperidad) por quedarse con el control del nuevo Departamento Administrativo para la Prosperidad Social, fue zanjada por el Presidente nombrando al frente de la entidad al viceministro de Hacienda Bruce Mac Master. Empate, pues cada uno recibió su tajada. Azout manejará los programas de pobreza y Molano irá al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
Más sorpresas. También recibió su parte Sergio Jaramillo, Alto Consejero para la Seguridad, pues en la tarea de acabar con Acción Social logró que se creara la Unidad Especial para la Consolidación. Falta aún por conocerse quién la dirigirá, pues todo parece indicar que el ex viceministro de Defensa continuará con oficina en Palacio.
La Unidad Especial de Víctimas quedó en manos de Paula Gaviria, nieta del ex presidente Belisario Betancur, muy cercana al senador liberal Juan Fernando Cristo, ponente de la Ley de Víctimas, cuya ejecución estará a cargo de esta nueva entidad.
Todos ganaron y el gran perdedor el sector social que se queda sin una entidad que había alcanzado reconocimiento de los colombianos, posicionado una imagen positiva en sólo seis años y cuyo gran pecado fue haber nacido en el gobierno de Uribe, pues la consigna era sepultar todo lo que fuera referente suyo.