Tras un trámite que tomó casi dos años y al final de la legislatura el Congreso de la República aprobó esta semana el nuevo Código Nacional de Policía y Convivencia, lo que era reclamado desde hace bastante tiempo, pues la norma actual tenía 46 años y como es natural resultaba obsoleta frente a los cambios que se han dado en la sociedad colombiana. Ahora el principal reto será implementarlo y aplicarlo para que no se quede en letra muerta, como ha sucedido con muchas leyes.
Las disposiciones previstas en este Código son de carácter preventivo y buscan establecer las condiciones para la convivencia en el territorio nacional al propiciar el cumplimiento de los deberes y obligaciones de las personas naturales y jurídicas, así como determinar el ejercicio del poder, la función y la actividad de policía, de conformidad con la Constitución Política y el ordenamiento jurídico vigente.
Con el fin de mantener las condiciones necesarias para la convivencia en el territorio nacional este Código está orientado a propiciar en la comunidad comportamientos que favorezcan la convivencia en el espacio público, áreas comunes, lugares abiertos al público o que siendo privados trasciendan a lo público.
Además pretende promover el respeto, el ejercicio responsable de la libertad, la dignidad, los deberes y los derechos correlativos de la personalidad humana; así como promover el uso de mecanismos alternativos, o comunitarios, para la conciliación y solución pacífica de desacuerdos entre particulares.
El Código Nacional de Policía y Convivencia también define comportamientos, medidas, medios y procedimientos de policía. Establece la competencia de las autoridades de policía en el orden nacional, departamental, distrital y municipal, con observancia del principio de autonomía territorial.
Sin embargo, el Código de Policía fue aprobado con varios artículos que durante su trámite en el Congreso de la República no dejaron de ser polémicos, como la posibilidad que se le da a la Policía para el registro de domicilios o de sitios abiertos al público en situaciones como inspeccionar por motivo de salubridad pública; para obtener pruebas sobre la existencia de casas de juego o establecimiento que funcione contra la ley o reglamento; cuando sea necesario indagar sobre maniobras fraudulentas en las instalaciones de acueducto, energía eléctrica, teléfonos y otros servicios públicos; para practicar inspección ocular ordenada en procedimiento de policía.
También la Policía quedó facultada para conducir como medida de protección a un ciudadano ebrio o fuera de conciencia cuando su vida o la vida de terceros corran peligro.
La norma contempla multas para los colados en el transporte público, así como a quienes pinten grafitis en propiedad privada, entre otros.
Un espejo del país
El reto más grande que tiene el nuevo Código Nacional de Policía y Convivencia es educar a la ciudadanía, le dijo a EL NUEVO SIGLO el experto en seguridad,John Marulanda.
“Lo que se ve en el nuevo Código de Policía es una sociedad tremendamente mal educada, unas familias en crisis y un aumento de la represión por parte de la Policía a la violación de las normas básicas de convivencia. En realidad el Código es una radiografía muy desagradable de cómo está la sociedad colombiana”, dijo Marulanda.
Añadió “que sí creo que estamos derivando hacia un Estado policial, no al estilo de un Estado absoluto, pero sí hacia un Estado en donde la convivencia ciudadana está garantizada no por la condición de que seamos una comunidad que tenemos que vivir en armonía sino por la presencia de la policía”.
No obstante, Marulanda previó que no será nada fácil que los ciudadanos se acostumbren a cumplir las normas dispuestas en el Código, en casos como los colados en Transmilenio en donde muchos prefieren ingresar de forma fraudulenta a pesar de que se han puesto puertas de seguridad y la misma presencia de la policía.
“Espere a que empiecen a colocar los primeros comparendos para ver el problema. Eso tiene de contera varias consecuencias”, como es que se van a incrementar los enfrentamientos entre la policía y la comunidad, previó Marulanda.
Conocer la norma
El país no aguantaba más sin tener un nuevo Código de Policía, le dijo a este Diario el general (e) Luis Ernesto Gilibert, exdirector General de la Policía. “El Código pasado, el del 70, era un gran Código, desafortunadamente se quedó una buena parte entre los papeles porque no se aplicó en su dimensión. Sin embargo ya estaba obsoleto y había que cambiarlo”.
Mirando al posconflicto Gilibert dijo que es muy importante “que la policía ya tenga totalmente implementado el Código de Policía”.
Amerita también, dijo, que “muchas ciudades basadas y direccionadas en el Código nacional, hagan su código regional y lo adapten”.
Empero, Gilibert dijo que uno de los principales retos que se tiene con el nuevo Código es que “así como lo conocen los policías, lo tienen que conocer los ciudadanos porque es que en él se fijan normas y también derechos. Entonces los ciudadanos tienen obligaciones ahí que cumplir, y el Código se las fija, como también derechos que el Código los contempla. Y así con esa implementación del Código y ese conocimiento nacional, pues los ciudadanos y los policías van a poder aplicarlo en buena forma y va a haber un entendimiento, y el tejido social ciudadanos-policías puede funcionar mejor”.
El general (e) Luis Ernesto Gilibert consideró que por el lado de la Policía tiene total capacidad para hacer que los uniformados conozcan el nuevo Código, “en eso no va a tener ningún problema porque eso es piramidal. Los jefes lo aprenden e inmediatamente lo van a diseminar, y hasta el último rincón va a llegar el Código. Es decir, por el lado de la Policía no nos preocupemos. Me gustaría más que se pudiera implementar en la ciudadanía”.
Gilibert también se refirió a algunos puntos polémicos de la norma, como es que habilita a los uniformados para que ingresen a los domicilios en casos que lo ameriten, como que se presente una emergencia o la presencia de un delincuente. “Eso no es nuevo y en muchos códigos se contempla que el ladrón en fuga que se mete a residencia particular, le deben permitir al policía continuar con la persecución. Lo que pasa es que nos hemos vuelto muy susceptibles en los derechos de la gente y no queremos permitir ese tipo de actuaciones. Pero es necesario, una persona que está pidiendo auxilio en su domicilio, hay que entrar, no hay nada que hacer”.
Finalmente, el exdirector general de la Policía mencionó que otro de los grandes retos en la implementación del Código es que “todas estas normas necesitan un respaldo administrativo y un respaldo operativo. Si los policías no tienen a dónde llevar a los ciudadanos, pues cómo los van a conducir. La Policía es la única institución que captura al enemigo y se lo lleva para su casa. Entonces hay que buscar que los elementos que hacen parte y dan apoyo a la aplicación del Código de Policía existan. Y ahí está el compromiso de las administraciones para implementar los apoyos a la aplicación del Código Nacional de Policía”.
Más zanahoria
A pesar de que el Código de Policía contiene varias disposiciones que eran necesarias para frenar comportamientos ciudadanos no deseados como los colados en Transmilenio o quienes hacen grafitis en sitios no permitidos, el concejal de Bogotá Antonio Sanguino, dijo que uno de los mayores retos frente a esta norma es que hay que educar más antes que sancionar.
“Preferiría que hagamos mayores esfuerzos en materia de cultura ciudadana y de normas de convivencia. Creo que en estos casos es más aconsejable la zanahoria que el garrote”, dijo.
No obstante dijo que “hay una preocupación de varios sectores del país y del Congreso por lo que puede significar ese Código de Policía en materia de libertades públicas y violación de libertades individuales porque allí prácticamente se le da autorización a la Policía para que pueda ingresar, sin orden judicial, a las residencias cuando a juicio de alguien, de un quejoso o de la propia Policía, se está alterando la convivencia ciudadana. Eso por supuesto puede constituir una violación al domicilio y una violación a las libertades y la intimidad de los ciudadanos”.
Añadió el Concejal de Bogotá que un instrumento de este tipo en manos “de policías que a veces son algunos proclives a violar los derechos humanos, pues eso genera una preocupación muy grande”.
Sanciones
“Este país se ha transformado y su Código de Policía se había quedado atrás. El Código que nos regía se creó –hace más de 40 años– cuando aún no existía el celular, ni la tecnología que hoy día tenemos”, señaló el ministro de la Defensa Nacional, Luis Carlos Villegas.
Villegas anotó que este Nuevo Código de Policía y Convivencia le dará un nuevo aire de responsabilidad cívica a los ciudadanos y nuevas herramientas a la institución para mejorar la seguridad.
“Con esto la Policía aumenta sus compromisos y esperamos que la implementación del Código de Policía cambie la cultura ciudadana. No solamente la fuerza policial, sino también los deberes de los ciudadanos frente a los derechos colectivos y frente al Estado”, puntualizó.
La votación de la conciliación del Nuevo Código de Policía y Convivencia será el próximo lunes entre las bancadas de Senado y Cámara. Posteriormente pasará a sanción del presidente Juan Manuel Santos.
El Nuevo Código de Policía y Convivencia reemplaza al que estuvo vigente desde 1970 y que no estaba acorde con los cambios sociales y de comportamiento. La evolución del Código era necesaria debido a la evidente transformación de realidades sociales, comportamiento y sanciones a infractores, según indicó el Ministerio de Defensa.
Añadió esta cartera que el manual permite enfrentar con rapidez y precisión, el robo de celulares, la invasión de espacio público, a quienes botan basura, hacen grafitis en sitios no autorizados o le dan mal uso a la Línea 123.
De igual manera aprueba la intervención en casos de mascotas ruidosas o de música a todo volumen en un vecindario, conjunto o edificio.
En casos de fiestas ruidosas, el actual Código autoriza la desactivación de equipos de sonido o parlantes que generan altos niveles de ruido y que interrumpen la tranquilidad de un vecindario. Los invasores de terrenos, distribuidores de licores adulterados o quienes participen en actividades de minería criminal, serán combatidos con mayor eficacia, legal y jurídica.
En materia de protección de mascotas y/o animales se podrá corregir o sancionar a los dueños que incumplan normas de convivencia o tenencia de los mismos. Habrá multas para quienes no recojan las necesidades que hacen sus mascotas en espacios o sitios públicos, inclusive, por pasearlas sin collar o bozal (en caso de razas peligrosas).
El ingreso de la Policía a una casa sin orden judicial, se hará únicamente en casos de urgencia o de peligro inminente para la vida de una persona. Casos puntuales: violencia o abusos contra una mujer, menores de edad o cualquier persona que esté dentro de un domicilio.
Tendrá que pagar $91.927 la persona que ingrese, o que intente ingresar a un niño o menor de edad a un evento en el que la vida o integridad –física y moral– del mismo pueda estar en riesgo.
Los conductores que no respeten señales de tránsito o que realicen maniobras peligrosas o de alto riesgo, también serán multados con cuatro salarios mínimos diarios, es decir, $91.927.
Habrá multas de $183.854 (8 salarios mínimos diarios) para quienes compren, alquilen o usen celulares reportados por robo, pérdida o que tengan el número de identificación físico reprogramado, remarcado o borrado.
Habrá multas de $367.709 (16 salarios mínimos diarios) a quien destruya, manipule, altere o fuerce las puertas o sistemas de acceso en un sistema de transporte masivo (estaciones, buses articulados, Metro, tranvía, vehículo férreo, cable aéreo) o vehículos de servicio público o urbano de pasajeros. Impedir el uso y funcionamiento normal de los sistemas de transporte mencionados anteriormente, salvo momentos de emergencia, también implica multas.