El Congreso de Estados Unidos se mantiene como estaba antes de las elecciones legislativas de este martes, con los republicanos al mando de la cámara de representantes y los demócratas con el control del Senado, resultados que auguran un nuevo periodo de estancamiento en el legislativo.
Los republicanos habían ganado el control de la Cámara de representantes en las elecciones de 2010, con una ventaja de 25 escaños sobre un total de 435. Según las cadenas de televisión estadounidenses, mantendrán la mayoría.
Por su parte, los demócratas conservarán su mayoría en el Senado, según Fox y CNN, un alivio para el reelegido presidente Barack Obama, cuya tarea se hubiera vuelto más difícil con un Congreso totalmente adverso.
Los republicanos tenían que lograr cuatro escaños adicionales para hacerse con más de la mitad de los 100 escaños de la cámara alta y no perder ninguno, pero perdieron al menos tres en los Estados: Massachusetts, Virginia e Indiana.
Cada dos años los electores estadounidenses renuevan la totalidad de los diputados (representantes) y dos tercios de los senadores.
En la jornada de este martes los dos candidatos republicanos que habían hecho declaraciones polémicas sobre las violaciones y el aborto perdieron los comicios.
El conservador Richard Mourdock perdió ante el demócrata Joe Donnelly la opción de ocupar un escaño de senador por Indiana, después de sostener que los embarazos resultado de una violación son "un regalo de Dios".
En Missouri, Todd Alin no logró arrebatarle el escaño a la senadora demócrata Claire McCaskill, tras afirmar que una mujer que es de verdad violada no queda embarazada.
"Por lo que entiendo de parte de los médicos, el embarazo después de una violación es muy raro (...) Si se trata de una violación real el cuerpo de la mujer tratará por todos los medios de bloquearlo", había dicho Alin.
Toda nueva legislación debe ser aprobada por el Senado y la Cámara de Representantes antes de que sea firmada por el presidente, un hecho del que Obama conoce su costo, y al que ha culpado de haber quebrantado la segunda mitad de su mandato.
Otro estado clave, Virginia, también fue perdido por el republicano George Allen, y obtenido por el demócrata Tim Kaine.
Ambos candidatos libraron una carrera feroz en los últimos meses centrando los temas en el gasto de defensa -Virginia es el hogar del Pentágno y de las grandes compañías de defensa- y en el aborto.
Tanto Allen como Kain habían sido gobernadores de ese Estado.
Sin embargo, el verdadero tema central que dominará las discusiones en el Congreso, desde ahora y hasta diciembre, es la fijación del techo fiscal, una amenaza para la economía y una meta imprudente comprometida por un acuerdo entre demócratas y republicanos.
Si el Congreso no consigue un acuerdo sobre la manera de reducir el gasto en el mediano plazo, el país se vería forzado a hacer recortes inmediatos del gasto en el gobierno a partir del 1 de enero, al tiempo que se deberían aumentar los impuestos.
Los economistas han previsto que incrementos en los impuestos van a afectar directamente los gastos de los hogares, un riesgo para que Estados Unidos vuelva a caer en recesión, y a recibir otra rebaja en la calificación crediticia por las agencias internacionales como Standard & Poor's.
Los legisladores están bajo presión para sacar adelante un plan alternativo fiscal antes de que termine el año.
De implementarse el plan existente, podría recortarse hasta en un cuatro por ciento el Producto Interno Bruto, según el Fondo Monetario Internacional