por Andrew BEATTY
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama instó a Kenia a renunciar a la corrupción y al tribalismo, durante un discurso al término de su visita al país africano en el que nació su padre.
"Kenia está en una encrucijada, un momento lleno de enormes peligros pero también de enormes promesas", declaró Obama ante una muchedumbre entusiasta en el estadio Kasarani de Nairobi.
"El futuro de África depende de los africanos (...) Creo que durante demasiado tiempo muchos miraron afuera en busca de salvación y culparon a los demás de los problemas del continente", dijo.
Obama opinó que Kenia deberá tomar decisiones difíciles para acabar con "malas tradiciones" como los sobornos, la violencia doméstica y la discriminación sexual, durante un discurso que fue televisado en todo el país
"La corrupción no es exclusiva de Kenia, pero la realidad es que la corrupción se tolera demasiado a menudo porque así es cómo siempre se hicieron las cosas", lamentó. "El hecho de que algo forme parte de tu pasado no significa que esté bien".
El presidente estadounidense también denunció el tribalismo, considerando que "una política basada solamente en los clanes y en la etnia es una política condenada a dividir un país".
Obama también insistió la necesidad de modificar el papel de las mujeres en la sociedad. "Tratar a las mujeres como ciudadanas de segunda clase es una mala tradición, os retrasa", lamentó.
Durante gran parte de su discurso, intentó congraciarse con los jóvenes kenianos, una población crucial en un país en el que el 60% de los habitantes tienen menos de 24 años.
Obama recordó detalles de sus anteriores viajes a Kenia, cuando aún no era presidente: los coches averiados, la comida tradicional y las maletas extraviadas. "Eso no ocurre en el Air Force One" , el avión presidencial, bromeó.
- 'Igualdad de derechos' -
En su visita de dos días, Obama ha intentado lograr dos objetivos: conseguir que los estadounidenses olviden los estereotipos sobre África y que los africanos confíen en un futuro mejor.
El mensaje de optimismo sobre el porvenir de Kenia no puede, sin embargo, ocultar la amenaza yihadista que afronta el país y las duras medidas de seguridad que implica.
Una población joven y empobrecida puede ser un terreno fértil para la inestabilidad y el ascenso de grupos yihadistas como los shebabs somalíes, que han atacado al país en varias ocasiones.
Ante esos peligros, Obama recalcó la necesidad de lograr crecimiento económico, reducir los niveles de corrupción y conseguir un sentimiento de unidad nacional que deje a un lado las diferencias étnicas.
En 2007 y 2008, las elecciones provocaron enfrentamientos entre etnias rivales que dejaron más de 1.000 muertos y obligaron a cientos de miles de personas a abandonar sus casas.
La imputación del presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, por la Corte Penal Internacional (CPI) en relación con esos disturbios postelectorales retrasó la visita de Obama al país.
Pero la CPI abandonó sus acciones judiciales contra Kenyatta en diciembre porque, según el fiscal del tribunal, el gobierno keniano impedía su labor.
Obama también recordó su apego a "la igualdad de derechos" para los homosexuales africanos que, según él, son víctimas de una discriminación similar a la que sufren los negros en Estados Unidos.
La homosexualidad es ilegal en la mayoría de los países africanos, incluida Kenia, donde la legislación se aplica, sin embargo, con poca frecuencia.
Tras su discurso, el presidente estadounidense iba a reunirse con representantes de la sociedad civil del país, que critica las crecientes restricciones de las libertades en Kenia en virtud de la "guerra contra el terrorismo".
A finales de la tarde, Obama viajará a Adís Abeba donde pronunciará el martes el primer discurso de un presidente estadounidense ante la Unión Africana/AFP.