Por Michelle Gracia (*)
EL fin de la Guerra Fría se proclamó con la caída del muro de Berlín en 1989. Para algunos, el capitalismo había vencido al comunismo. Para otros, esta situación no era tan cierta. Cuba siguió en pie a pesar de este fuerte golpe para los regímenes socialistas y casi 25 años después aún nos encontramos viviendo el desenlace de Guerra Fría. Después de medio siglo de enfrentamientos y hostilidades, el pasado lunes 20 de julio de 2015, Estados Unidos y Cuba restablecieron relaciones diplomáticas.
En el año 1959 la revolución cubana triunfa y desde entonces las relaciones políticas entre estos dos países fueron bastante hostiles. En 1961 Washington rompe completamente relaciones diplomáticas con la isla y un año después Estados Unidos impone un embargo de comercio total sobre Cuba. 20 años más tarde, Cuba es incorporada por Estados Unidos a la lista de países patrocinadores del terrorismo por su apoyo a movimientos rebeldes en América Latina. Solo hasta 2001 una enmienda al embargo realizada durante el mandato de George W. Bush, a pesar del carácter represivo de este gobierno contra la isla, permite a Cuba comprar productos agrícolas a Estados Unidos. Cinco años más tarde, el gobierno de Raúl Castro anuncia estar dispuesto a negociar con Estados Unidos con la condición de no intervenir sobre su soberanía.
Con la llegada del presidente Barak Obama a la presidencia el panorama de las negociaciones fue completamente distinto al record histórico de sus predecesores. En 2008 Obama gana la presidencia y asegura estar abierto a dialogar con La Habana, levantar restricciones a los viajes y al envío de remesas de los cubanos estadounidenses. Finalmente, el 17 de diciembre de 2014 Barack Obama y Raúl Castro anuncian el inicio de un proceso para restablecer lazos diplomáticos y normalizar las relaciones binacionales entre las dos partes. A pesar del ambiente cordial entre las dos partes, las dos reconocen que si bien existen buenas intenciones de mejorar las relaciones bilaterales entre los dos, 54 años de ruptura y desconfianza no serán fáciles de solucionar.
El lunes pasado se formalizaron nuevamente las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados. Por tanto las “Secciones de Intereses” tanto de Washington como de La Habana volverán a ser Embajadas. Sin embargo, esto no implica la normalización plena de todas las relaciones entre los dos países. De hecho esta nueva etapa requerirá de meses, sino años, de negociaciones para dar solución a problemas que se han ido acumulando durante 50 años. La normalización de las relaciones entre los dos países está vinculada con dos temas principalmente: el terrorismo y la economía.
Por un lado, Cuba debe ser retirada de la lista estadounidense de países que patrocinan el terrorismo, lo cual imposibilita a la isla para pedir créditos internacionales. Por su parte Washington afirmó que la revisión de la lista “está en proceso”. El presidente Obama ya tiene un informe de las recomendaciones realizadas por el secretario de Estado John Kerry acerca de la pertinencia de excluir a Cuba de esta lista, donde también se encuentran Sudán, Irán y Siria. El grupo terrorista que justificaba la permanencia de Cuba eran las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Sin embargo, el papel que ha jugado Cuba en las negociaciones de paz entre el Estado colombiano y el grupo guerrillero ha sido fundamental para el cambio de concepto.
Por el otro, el presidente Obama le pedirá el Congreso que se derogue la ley del embargo vigente desde 1962. No obstante, el tema del embargo no depende de la voluntad del presidente, sino del congreso, que en la actualidad está dominado por los republicanos y podría complicar la decisión de eliminar por completo el embargo. Igualmente, Cuba ha aceptado recibir mayor inversión estadounidense. Desde la década de 1990 Cuba ya había empezado a realizar paulatinamente reformas para incentivar la llegada de capital extranjero a tal punto de generar la apertura de todos los sectores de su economía. La normalización de las relaciones si bien fue producto de las aperturas paulatinas del mercado, también muestra una preocupación por parte de Cuba de recibir inversión extranjera y realizar una apertura al comercio internacional.
Para concluir el abandono de una política de represalias y sanciones a Cuba por parte de Estados Unidos y el reconocimiento por parte de Cuba de las realidades económicas del Siglo XXI han cambiado los últimos rezagos de la Guerra Fría. Sin embargo, después de 25 años este capítulo aún no tiene final. La salida de la lista estadounidense de países patrocinadores el terrorismo permitirá a Cuba ingresar a las lógicas de la democracia liberal.
De la mano con lo anterior, Cuba debe realizar una serie de reformas para estabilizar la economía, a pesar de que ello implique arriesgar su soberanía. Mientras Estados Unidos debe superar las dificultades partidistas para llegar a un acuerdo respecto a la eliminación del embargo.
(*) Joven Investigadora del Centro de Estudios Políticos e Internacionales (CEPI) de las Facultades de Ciencia Política y Gobierno y de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.