Para evitar que existan estudiantes fantasmas en los colegios públicos, entre otros objetivos, la Registraduría lanzó el sistema de identificación biométrica para niños entre 7 y 14 años.
El registrador Carlos Ariel Sánchez manifestó que gracias a ese sistema, al estar los nombres de los niños en la base de datos se pueden hacer los cruces y establecer si el documento está vigente y si el pequeño está en el Archivo Nacional del Identificación.
Sánchez recordó que el robo a través de los niños fantasmas ocasionó un desfalco de 116.000 millones de pesos, según un informe del Ministerio de Educación presentado en febrero. Eran 97.000 los niños que no existían pero por los cuales se cobraba.
Los funcionarios de la entidad revelaron que, en promedio, cada documento le cuesta a la Registraduría 30.000 pesos, valor que es asumido por la entidad y no por los padres de familia.
“A los niños les sale gratis porque es del presupuesto de la Registraduría” de donde sale el valor “y sólo valdría en caso de pérdida del documento”, explicó Sánchez.
De acuerdo con la información oficial, en el país hay actualmente un aproximado de seis millones de niños entre 7 y 14 años.
“El niño que vaya llegando a los 7 años debe sacar el documento nuevo”, recalcó Sánchez.
Otro de los beneficios, según el Registrador, es la seguridad que a los niños y las niñas del país dará este sistema.
“Un niño que se puede identificar biométricamente no puede salir de las fronteras porque así lo establecen los lectores de huellas”, indicó.
La tarjeta de identidad que ahora reciben los niños al cumplir los siete años de edad empezó a ser expedida a partir del 24 de julio gradualmente, primero en las ciudades capitales, luego en municipios zonificados y paulatinamente la extenderán a las demás zonas para beneficiar a todos los menores de edad.