El inesperado cese “al fuego verbal” unilateral expresado por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con España llevó a una inmediata distensión en la relación bilateral y a la expresión pública de ambos gobiernos de normalizar la situación que deberá tener como inamovible el respeto.
Rebajando el tono, al igual que sus amenazas, el preside Maduro dijo el sábado (refiriéndose al gobierno español) que “si quieren mi mano, la tiendo también aquí está….Pronto nos vamos a ver en la cumbre de la UE y América Latina. Espero que no tener que llegar con las lanzas”.
El mandatario venezolano es consciente de que está perdiendo figuración y peso en el escenario internacional. Ejemplo de ello fue la reciente cumbre de las Américas, en Panamá, donde el histórico acercamiento EU-Cuba copó el panorama y su pretendida exigencia al gobierno Obama de que levantara las sanciones que éste impuso a funcionarios de su administración por considerarlos violadores de los derechos humanos, se la “llevó el viento”.
La nueva era en la relación Washington-La Habana, este último tradicional socio del gobierno chavista, llevó a Maduro a enfilar su guerra verbal ya no hacia EU sino hacia España. El país ibérico se convirtió en su “chivo expiatorio” y de allí que el malestar porque en Madrid fueran recibidas los esposas de los líderes opositores detenidos, decisiones parlamentarias a favor de ellos y el anuncio de que expresidente Felipe González (quien fue declarado persona non grata) se sumaría a la defensa de los mismos fue contestada por el mandatario venezolano con descalificativos para el presidente Rajoy (que fueron desde tildarlo de racista hasta patrocinador de terrorismo) y señalamientos de conspiración a su gobierno.
Ahora, con la cumbre Europa-América Latina en ciernes (10 y 11 de junio en Bruselas) y para evitar que el asilamiento a su gobierno siga en aumento, el presidente Maduro cambia su táctica y “tiende la mano” a España, que responde ese gesto con el anuncio de que su embajador Antonio Pérez Hernández, quien fue llamado a consultas por las circunstancias antes mencionadas, retornará a Caracas a más tardar hoy.
"Cuando las circunstancias son normales se actúa con normalidad y, por tanto, con toda probabilidad, el embajador volverá en las próximas horas", confirmó ayer el minist4ro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.
El ministro español dijo que después de que el presidente Maduro dijera que las relaciones entre ambos países van a conducirse "desde el respeto mutuo", su país está más que encantado de "recoger ese guante".
Cabe destacar que en esta distensión bilateral el primer paso lo dio el gobierno español a través de su vicepresidenta, quien el viernes declaró que el Ejecutivo de Rajoy está dispuesto a dialogar con Venezuela "más allá de las diferencias", pero sobre "la base del respeto recíproco".
Fue ello lo que dio pie a que Maduro bajara el tono y cambiara de posición pero, como siempre, sin dejar de lado las amenazas.
Hubo una declaración del Gobierno español que dice que está dispuesto a tener buenas relaciones con el Gobierno legítimo, constitucional, bolivariano, revolucionario que yo presido y le digo: bienvenido, tengamos buenas relaciones, pero en base al respeto…Usted me respeta, yo le respeto, señor Rajoy. Usted irrespeta a Venezuela y yo la defiendo, señor Rajoy", dijo Maduro en su alocución del sábado, en la que también insistió que “hemos sido agredidos una y otra vez por el Gobierno actual de España”.
A renglón seguido agregó “Con toda España queremos la mejor relación (...); vamos a respetarnos. ¿Por qué tenemos que volver a épocas de irrespeto, verdad? ¿Por qué la élite de España no hace una reflexión a fondo y rectifica? Nosotros no vamos aceptar que se metan en nuestra patria sagrada. Seríamos unos cobardes si dejáramos que así fuera”.
La pública declaración de Maduro recibió casi de inmediato el beneplácito español. "Siempre dije que en ningún momento era partidario de continuar una escalada que no beneficiaba ni a Venezuela ni a España, pero que tampoco estábamos dispuestos a tolerar afrentas serias que atentasen a nuestra dignidad nacional", sostuvo el canciller García-Margallo, al tiempo que agregó que se tomaran todas las decisiones para normalizar las relaciones “a toda velocidad”.
Así las cosas el embajador alista su retorno a Caracas tras ser llamado a consultas, lo que nunca había ocurrido en el actual gobierno conservador español y el presidente Maduro adopta una política de “zanahoria” que no es garantía de que guardará el “garrote”. La relación entre Venezuela y España vuelve a la normalidad. La pregunta que flota en el ambiente es ¿hasta cuándo?