Volvió a ponerse sobre el tapete el tema de la reelección para alcaldes y gobernadores, un eterno anhelo de ellos al que el Congreso, tras veinte veces en que ha hundido la iniciativa, ha dejado claro que le tiene mucha pereza.
Y es que ese es uno de los temas más delicados de la democracia colombiana. Como se verá, cada vez que los argumentos generales de sus defensores son aterrizados por sus detractores a las complejas realidades de los municipios y departamentos, la sola idea de la reelección de esos mandatarios espanta en lugar de entusiasmar.
Pero es claro que a los dirigentes locales y regionales no les pueden dar un portazo en la cara con un “no” rotundo a su propuesta. Lo que pasa es que no pocas veces el tema se ha prestado para, como se plantea en el título de este artículo, “caramelear” a las regiones.
Promesa
No por posar de gobiernistas, pero se salva la actitud del presidente Juan Manuel Santos que no solo comulga con la idea de que los alcaldes y gobernadores sean reelegidos, sino que en cumplimiento de una promesa de campaña ya presentó al Congreso un proyecto de reforma constitucional que, como las 19 anteriores, también se hundió.
El 29 de septiembre de 2010, un par de meses antes de que se hundiera, Santos reiteró su apoyo a la reelección de alcaldes y gobernadores, por una sola vez.
“Yo me comprometí en la campaña, porque ha sido para mí un motivo de satisfacción apoyar ese proyecto, como un paso de elemental justicia y de conveniencia para el Estado colombiano”, expresó durante la instalación de un congreso de autoridades municipales.
Santos declaró que ha apoyado la idea convencido de que “es lo justo” y porque considera que debe ser el pueblo el que determine quién es bueno y quién es malo, para así reelegirlo o no.
“Hay en el Congreso, dentro de los propios Partidos, dentro de mi Partido, unos a los que les gusta y otros a los que no. Y por eso quiero que el proyecto pase. Yo lo voy a empujar, pero necesito la ayuda de ustedes”, les dijo a los entonces alcaldes.
Nombre propio
Pero precisamente algo que jugó en contra de ese propósito de Santos fue la cercanía de las elecciones del 30 de octubre del año siguiente.
Aunque en ese caso no se trataba de una reelección indefinida y se estipulaba claramente que quienes resultaran elegidos en 2011 no podrían postularse a la reelección, es inevitable pensar, para bien o para mal, en la reelección de alcaldes y gobernadores con nombre propio.
Y los congresistas, que saben por donde va el agua al molino en sus propias regiones, prefieren no exponer el status quo de sus comarcas.
Paralelamente al proyecto del Gobierno se tramitó otro de origen legislativo. Ambos se hundieron.
Así, en noviembre de 2010 se hundió el intento 19 en la Comisión Primera de la Cámara.
En aquel entonces, el representante vallecaucano Heriberto Sanabria, del Partido Conservador, no se detuvo en ambigüedades para declarar el ambiente de los congresistas en la Cámara sobre el tema.
“La verdad es que hay un sentimiento generalizado en la Comisión Primera, y en la Cámara en general, de que no debe permitirse la reelección de alcaldes y de gobernadores”, le dijo en ese momento a EL NUEVO SIGLO.
“Si la teoría que” entonces “se esgrimió en la Comisión Primera se sostiene cuando llegue el proyecto del Senado, aquí el resultado va a ser el mismo, indudablemente, va a ser la misma suerte: se va a archivar ese proyecto del Senado, salvo que las posiciones se modifiquen o cambien de aquí a ese momento”, expresó Sanabria.
Al comentar el hundimiento de la iniciativa presentada por el Gobierno, el ministro del Interior y de Justicia Germán Vargas señaló que “la otra me da la impresión que, por términos, tampoco tendrá buen suceso”.
Efectivamente, así ocurrió.
Indefinida
En marzo de 2009, tras meses de que el entonces presidente Álvaro Uribe se rehusara a hablar a favor de la reelección en público, su ministro de Interior y Justicia Fabio Valencia dijo: “Creo que es lógico que si hay reelección presidencial, debe haber reelección de alcaldes y gobernadores”.
Ya Uribe, durante una cumbre de alcaldes en Barranquilla, había propuesto que los mandatarios locales deberían quedarse por lo menos 12 años, porque “las buenas políticas y los buenos gobernantes necesitan continuidad, y si el gobernante es malo, pues el pueblo lo castigará en las urnas”.
Ese mismo marzo, el Gobierno decidió presentarle al Congreso una reforma constitucional que les habría permitido a los mandatarios locales perpetuarse en el poder. Según Valencia, “en Europa hay alcaldes que duran hasta 25 y 30 años porque la gente ve que hay un plan de desarrollo que se está ejecutando y eso evita la politización de la administración”.
Para todo el mundo era claro que se trataba de una medida para abrirle campo a la segunda reelección de Uribe, garantizando de paso el activo apoyo de los mandatarios locales al referendo en el día de la elección.
Campaña
El actual ministro del Interior Germán Vargas recordó por estos días que en su época de Senador fracasó seis veces en establecer la reelección de alcaldes y gobernadores.
Por hacer esa cuenta personal fue que se quedó corto al afirmar que esa reelección se había hundido siete veces, pues ya completa veinte fracasos, desde 1991.
En fin, una de esas veces en las que Vargas fue protagonista ocurrió en abril de 2006. No sobra indicar que apenas unos meses antes, el 16 de noviembre de 2005, la Comisión Primera del Senado había hundido uno de los tantos proyectos.
Volviendo a 2006, estando el entonces senador Vargas en Arauca le pidió al presidente Uribe que liderara un acuerdo con las bancadas y, así, evitar el forcejeo individual de cada congresista.
“El deber del Ejecutivo es impulsar el proyecto de reelección de alcaldes y gobernadores, y el del Congreso hacerle esa venia a la democracia, para que sea el pueblo el que decida si reelige o no a un gobernante”, manifestó Uribe, que ya era presidente-candidato a la primera reelección y por lo tanto en realidad esas palabras fueron un discurso de campaña proselitista.
Por supuesto, acto seguido expresó que en el tema de la reelección inmediata de alcaldes y gobernadores el Congreso no podía tener cálculo político, sino democrático, y darle esa oportunidad al pueblo colombiano: “La democracia colombiana construye un bello gradual, que no puede interrumpirse, de reconocimiento de derechos de la representación a la participación”.
Referendo
En mayo de 2009, tras uno de los tantos hundimientos, el director Ejecutivo de la Federación Nacional de Municipios Gilberto Toro dijo que era necesario aprobar “la facultad y el derecho de evaluar la gestión de un alcalde y un gobernador” a través de la reelección y que “si el Congreso decide que no fortalece la democracia local debemos a través de un referendo permitir que se faculte la reelección de los alcaldes”.
En ese momento, Toro anunció que en menos de dos semanas iniciarían la recolección de las primeras 140.000 firmas que se necesitan para un proyecto de referendo en tal sentido.
“La reelección es buena cuando se trata de que los ciudadanos puedan definir que sus mandatarios puedan permanecer en los cargos”, anotó; y agregó: “Los países más desarrollados y democráticos del mundo han tenido reelección inmediata de sus autoridades locales, lo cual les ha permitido nutrirse de un verdadero desarrollo”.
Para bien o para mal este propósito nunca se concretó.
Vuelve
El hoy ministro Vargas aclaró que el Gobierno “no lo ha propuesto ni tiene listo un proyecto” y que ahora, como en otras oportunidades, la idea de revivir el tema fue de los actuales alcaldes y pidieron que la Mesa de Unidad Nacional, conformada por cinco partidos políticos, lo evalúe.
“Me comprometí a llevar ese mensaje”, dijo el Ministro a sabiendas de que el tema “fracciona a las bancadas”. Para que el proyecto se presente debe ser por consenso. Si no lo hay, dijo Vargas, no someteré al Congreso a “un nuevo desgaste” porque la agenda que el Gobierno piensa impulsar es amplia y tiene otras prioridades.
Según el senador Luis Carlos Avellaneda, del Polo Democrático, los alcaldes le tramitaron dos peticiones al ministro Vargas: mejor trato salarial y la reelección. Entonces, “a manera de contentillo”, según lo ve Avellaneda, el Gobierno accedió con la reelección y descartó el incremento de sueldos.
Contrario a lo que cree que piensa el Gobierno, Avellaneda sostuvo que “es preferible que el Gobierno se ocupe de mejorar las condiciones de los alcaldes, pues muchos tienen salarios precarios que abren las puertas a que le metan la mano a los dineros públicos”.
Al analizar la posibilidad de que la Unidad Nacional respalde la versión 21 del proyecto de reelección de alcaldes y gobernadores, a Avellaneda le parece que con un mapa político nuevo, los Partidos que se oponían a la figura en el pasado ahora están abiertos a discutirla a la luz de los resultados electorales de octubre, donde conquistaron un mayor número de alcaldías y gobernaciones.
Y fue más allá al sostener que puede estarse buscando legitimar la reelección de Santos.
Otro fracaso
Pero todo parece indicar que la historia se repetirá por vigésima primera ocasión.
Anticipándose al debate en la Mesa de Unidad sobre la posibilidad de reeditar el proyecto de reelección inmediata de gobernadores y alcaldes, algunos legisladores se manifestaron, aunque aclararon que es su posición personal, pues aún las respectivas bancadas no se han reunido para estudiar este tema.
El senador Jesús Ignacio García, del Partido Liberal, dijo que “yo personalmente no he sido partidario de las reelecciones porque eso se presta para que pongan los recursos del Estado al servicio de las candidaturas, y por consiguiente eso crea desigualdad con quienes desde fuera de la administración quieran aspirar”.
Por su parte el senador Eduardo Enríquez, del Partido Conservador, considera que esta iniciativa no tiene futuro en el Congreso, y de antemano propuso llevarla a referendo.
“Yo estoy de acuerdo con la reelección de alcaldes y de gobernadores. ¿Cuál debe ser el procedimiento? Un referendo, la experiencia me enseña que cerca de una veintena de proyectos de acto legislativo que han presentado en 20 años para lograr la reelección de alcaldes y de gobernadores, a través de un acto legislativo empiezan a aparecer los intereses regionales, y eso no ha tenido éxito. Por eso propongo hacerle la consulta al pueblo, y nada mejor que proponer un referendo”.
Mientras que el senador Juan Carlos Restrepo, de Cambio Radical, dijo que un debate sobre este tema es bienvenido, pero es necesario aclarar de antemano si beneficiaría a los actuales mandatarios: “Yo por principio soy amigo de que se debata el tema, de que lo miremos, no sé si para la totalidad de municipios, porque creo que hay algunos que no ameritarían la reelección”.