Reelección: 4 escenarios para una ‘papa caliente’ | El Nuevo Siglo
Martes, 26 de Julio de 2011

 

El Polo quiere proscribirla, el liberalismo reformarla y los uribistas ampliarla, pero, al final, todo dependerá de lo que decida e instruya Santos.
 
1.    ¿ELIMINAR LA FIGURA? 
Es la tesis que defiende el proyecto que impulsa el senador del Polo, Alexander López, según la cual hay que acabar esta figura, restablecida constitucionalmente por el Acto Legislativo 02 de 2004, “y tomar medidas para su protección y la protección de los principios que dan cuerpo y son esencia de la Carta". Así las cosas, el encabezado del artículo 197 de la Constitución quedaría: “No podrá ser elegido Presidente de la República el ciudadano que a cualquier título hubiere ejercido la Presidencia…”. La iniciativa, incluso, plantea que las reformas a los derechos políticos y de participación política (como la reelección presidencial) no sean tramitadas vía legislativa sino sometidas a referendo. 
Desde el punto de vista de matemática política, la viabilidad de este proyecto de ley no parece mayor, toda vez que el Polo es hoy el único partido en la oposición a una coalición que, bajo las banderas de la Unidad Nacional, domina casi 90 por ciento de las curules en Senado y Cámara de Representantes. Y el gobierno Santos, hasta el momento, no ha indicado que apoye una derogatoria de la reelección presidencial y lo máximo dicho por el propio Mandatario es que no tiene en la agenda aspirar a un segundo mandato.
Tampoco se puede dejar de lado que tres de las principales facciones de esa bancada gobiernista, La U, conservadores y Cambio Radical, apoyaron en 2004 la derogatoria de la prohibición de la reelección inmediata de un Jefe de Estado. Incluso, las dos primeras colectividades siguieron firmes en un apoyo al proyecto que aprobó el Congreso para un convocar un referendo reeleccionista que abriera paso a un tercer mandato de Uribe Vélez, intentona que fracasó por cuenta de un fallo de inexequibilidad de la Corte Constitucional.
Como se ve, la iniciativa del Polo difícilmente sería aprobada pero, sin duda alguna, abrirá el debate latente sobre qué hacer con la reelección presidencial.
 
 
2.    ¿DEJARLA PERO RESTABLECER CONTRAPRESOS?
Una segunda opción que se ha puesto sobre la mesa gira en torno a una propuesta del Partido Liberal que, en su estrategia de oposición al uribismo, no apoyó el restablecimiento de la reelección en 2004, ni mucho menos el referendo reeleccionista aprobado en diciembre de 2009. Según explicó días atrás el presidente del Partido Liberal, Rafael Pardo, su colectividad presentará durante esta legislatura un acto legislativo destinado a reducir los poderes del Presidente de la República en caso de que sea reelegido. La idea, explicó, es evitar que se produzca un desequilibrio en el sistema de pesos y contrapesos institucionales que establece la Carta. De esta forma, por ejemplo, se le quitaría al Jefe de Estado que repita en el cargo la facultad para proyectar ternas o nombrar magistrados de las altas Cortes judiciales, miembros de la Junta Directiva del Banco de la República o el Fiscal General. Pardo aclaró puntualmente que las limitaciones se aplicarían si hubiere una eventual reelección y para “que no quede todo en manos del Ejecutivo”.
¿Pasaría una reforma así? Hay tres puntos a considerar. Primero, que superada la polarización con relación al uribismo en el poder, objetivamente hay muchos dirigentes y congresistas que sí consideran que la reelección concentra mucho poder en el Ejecutivo y debilita el sistema de pesos y contrapesos, el equilibrio entre los poderes y, sobre todo, la capacidad de vigilancia y control intraestatal. La escalada de escándalos de corrupción en el gobierno Uribe pesará mucho en este debate. Segundo, que para aprobar una reforma así, se requiere el apoyo de la Unidad Nacional y, por ende, del guiño de Santos al respecto. Y tercero, que es necesario encajar estos cambios en la capacidad nominadora y electora de los tres poderes, en las reformas en curso, como la judicial, por ejemplo.
 
 
3.    ¿SOMETER TEMA A CONSTITUYENTE?
Hay algunos sectores políticos que consideran que este tema de la reelección presidencial es una ‘papa caliente’ que todo el que lo toque, sin importar cuál sea su intención, termina quemándose. Por lo mismo, piensan que al Gobierno y su coalición les convendría no meterse con este asunto y, en caso extremo, someter cualquier decisión a las urnas, es decir al constituyente primario, ya sea vía referendo, plebiscito o consulta popular, o incluso llamando a una asamblea constituyente. El problema aquí es que el santismo puede controlar todo en el Congreso, pero no afuera. Voto a voto es seguro que los uribistas se lanzarían a impulsar mecanismos que le permitieran al ex presidente volver a postularse. Senadores como Juan Carlos Vélez han puesto sobre la mesa esta posibilidad en reiteradas ocasiones y Uribe continúa siendo un dirigente con alta popularidad y quiere acrecentarla capitalizando las actuales falencias en materia de seguridad y orden público.
 
 
4.    ¿NO TOCARLA? 
Al final de cuentas, y siendo todavía muy prematuro para que Santos empiece a contemplar seriamente si quiere o no un segundo periodo, pese a que sus niveles de popularidad y calificación gubernamental son muy altos, la sana lógica política indicaría que lo mejor sería no torear la situación y dejar que pase el tiempo hasta que el panorama se vaya aclarando. Total, dejar abierta la rendija de la reelección puede significarle a Santos mantener un margen alto de gobernabilidad, la misma que perdería si desde ya se sabe que no buscaría o podría repetir y entonces tendríamos una tempranera puja presidencial en la que obviamente figuraría la hoy cohesionada Unidad Nacional, incluso ahora con los verdes a bordo. Además, los conservadores y liberales aún ven en sus respectivos ex presidentes cartas a jugar en un eventual forcejeo por la Presidencia, y cualquier acción en contrario sería vista como una maniobra de la Casa de Nariño o de quienes están en la ‘fila india’ de presidenciables para cerrarle el paso a los demás.