Reducción de áreas cocaleras, inefectiva | El Nuevo Siglo
Miércoles, 21 de Agosto de 2013

La reducción de las áreas de cultivo de coca, que cayó 25% entre 2011 y 2012, es un logro en la lucha antidrogas menos impactante de lo que se esperaba, según expertos, que destacan una importante mejora en el rendimiento de la hoja.

 

El más reciente informe de la oficina de la ONU para el combate a las drogas y el delito (UNODC) destacó que entre 2011 y 2012 los cultivos de hoja de coca bajaron de 64.000 a 48.000 hectáreas, mientras que la producción de cocaína cayó solamente de 345 a 309 toneladas.

Pero el investigador Ricardo Vargas, director del centro de análisis Acción Andina, señala que "el estudio del problema basado en la cantidad de hectáreas sembradas se queda un poco corto ante la complejidad del fenómeno, pues obvia, por ejemplo, un aumento constante en el rendimiento de los cultivos".

"El eje del asunto es el seguimiento de las nuevas tecnologías y de las nuevas variedades. Nuestros reportes indican que el rendimiento por cada hectárea cultivada podría llegar al doble de hace diez años", dijo a la AFP Vargas, autor del libro "Drogas, conflicto armado y desarrollo alternativo".

En los años recientes se han desarrollado injertos y "en muchos casos, la coca que fue resistente a la fumigación se aparta para lograr cultivos más fuertes", refirió.

Paralelamente, la UNODC reporta una caída sostenida de las áreas de cultivo en Colombia: desde 140.000 en 2001 a 62.000 en 2010 y 48.000 en 2012.

Un negocio que se traslada

Daniel Mejía, académico de la Universidad de los Andes y director del Centro de estudios sobre seguridad y drogas, explica que desde 2008 comenzó un descenso en el negocio de las drogas en Colombia, ante una nueva política que se centra en atacar el eslabón de la producción y tráfico de cocaína, con un aumento en la cantidad de laboratorios destruidos y las incautaciones de cocaína y precursores químicos.

"La base de operaciones del narcotráfico se trasladó a México y Centroamérica. A la vez, en los últimos cinco años Perú ha tenido un fuerte aumento en sus cultivos y Bolivia también incrementa levemente", dijo Mejía a la AFP.

"Esto indicaría entonces que estamos siendo exitosos a nivel local, pero el problema persiste a nivel regional", indicó.

Además, este experto señala que el consumo de cocaína ha caído de manera importante en Estados Unidos y ha aumentado el de las drogas sintéticas, la heroína y la marihuana.

Colombia y Perú son hasta ahora los principales productores de cocaína en el mundo.

Para Vargas, es un error analizar desde el punto de vista nacional el tema de la coca, "pues no siempre un país depende del suministro de materia prima desde su interior".

Este analista recordó que hasta los años 1990 Colombia procesaba cocaína pero importaba la hoja de Perú, fenómeno que comenzaría a repetirse ahora.

"Los organismos de seguridad han encontrado nuevamente coca procedente de Perú. Parte de la pasta base de Perú se está procesando en Colombia. Las fronteras son muy activas", indicó.

Sin impacto en las comunidades

Un tema preocupante también para el representante de la UNODC en Colombia, Bo Mathiasen, es el reducido beneficio que han obtenido las comunidades de la lucha antidrogas en Colombia.

"El impacto de los esfuerzos del gobierno para erradicar los cultivos ilícitos son notorios. Sin embargo, los análisis muestran que después de la erradicación, la siembra de coca vuelve a aparecer en nuevas áreas", advirtió Mathiasen.

"Por ello, pese a los buenos resultados, es necesario complementar con alternativas de mejora en la calidad de vida de los campesinos para lograr una reducción sostenida", apuntó.

Vargas explica que "la economía de la coca en Colombia se convirtió en una economía de guerra. No hay sembradío en este país que no tenga como beneficiario y prestador de seguridad a un grupo armado".

Según este analista, en el bajón en los cultivos colombianos de coca ha influido también la migración hacia la minería ilegal de parte de la guerrilla FARC y otros grupos que participan en el conflicto armado que azota al país desde hace medio siglo.

"En el Bajo Cauca (noroeste), en Cauca, Amazonía y Caquetá (sur) esos grupos se han movido hacia la extracción de recursos minerales, usando la mano de obra que antes emplearon para la coca", señaló.

"Hay un boom de aprovechamiento de la minería que está jugando a favor de la disminución de las áreas de coca. Pero no hay de parte del Estado una política sólida de sustitución de cultivos y las condiciones de vida de las personas sumidas en esa economía de guerra no han cambiado", aseguró.