A pocos días de las elecciones en Estados Unidos, todavía en Colombia hay analistas e incluso altos funcionarios gubernamentales y dirigentes del sector privado que se interrogan sobre qué le conviene más al país: un triunfo de Donald Trump o de Hillary Clinton. Como se publicara en esta Sección semanas atrás, algunos dirigente gremiales colombianos se mostraron preocupados porque nuestro país era de los pocos que no había contratado oficinas y lobistas de EU especializados en hacer acercamiento con los equipos de campaña de los candidatos. Sin embargo una alta fuente de la Casa de Nariño le dijo a un periodista de EL NUEVO SIGLO que el gobierno Santos se cuidó en todo momento de mostrarse cercano o con cierta empatía a Trump o a Clinton, pues hacerlo sería un riesgo en medio de un escenario electoral tan cerrado.
Dividido el equipo de negociación
En el equipo de negociación gubernamental con las Farc hay diferencias de criterio en torno a si un nuevo acuerdo de paz con esa guerrilla, que empieza mañana a ser renegociado en La Habana, debe someterse o no a un nuevo plebiscito u otro mecanismo de citación a las urnas. Según conoció EL NUEVO SIGLO algunos de los negociadores y asesores consideran que la refrendación popular directa, mediante el ejercicio del voto, es imprescindible no solo porque es una de las líneas rojas establecidas por el presidente Santos desde hace cuatro años, sino porque el blindaje que da un respaldo en las urnas al acuerdo de paz va más allá de lo meramente político y establece un nivel de seguridad jurídica y legitimidad nacional e internacional que no ofrece ninguna otra alternativa, ni siquiera el Congreso.
Peros a propuesta de cabildos abiertos
Un exmagistrado de la Corte Constitucional se mostró “extrañado” por la posibilidad de que se acuda a la figura de los cabildos abiertos como mecanismo de refrendación de un nuevo acuerdo de paz con las Farc. Según el jurista, en conversación off the record con periodistas de varios medios, los mandatos constitucionales y legales así como la amplia jurisprudencia madurada por la Corte en más de 25 años sobre los mecanismos de participación popular ponen en evidencia incontrastable que los cabildos abiertos, al tenor del artículo 103 de la Carta y de las leyes que regulan estas figuras, no tiene efectos jurídicos obligatorios y formales, sino que son instancias de consulta e iniciativa políticas.
Una puerta de decisión peligrosa
Agregó el exmagistrado que hay mucha “idea creativa” alrededor de fórmulas para buscarle una salida viable al acuerdo de paz con las Farc, pero que se está haciendo una inédita “alquimia normativa” que, en este caso en particular, parte de la “dudosa” tesis de que se puede sumar la decisión de más de 1.100 cabildos abiertos municipales en todo el país para concluir que hay un mandato nacional alrededor de determinado tema. Precisó el exmagistrado que el espíritu de los cabildos abiertos es, por naturaleza histórica y hermenéutica jurídica, una instancia de decisión de asuntos locales y tratar de desconocer esa realidad puede que funcione, en el papel, para salvar el proceso de paz, pero abriría una compuerta muy peligrosa para la seguridad jurídica nacional. “Hoy el tema es la paz, con el que todos estamos de acuerdo, pero mañana puede ser una fórmula para tratar de impulsar una medida populista de cualquier especie o alcance”, advirtió.