Frustración 1
Una de las grandes frustraciones del Gobierno en el año que termina es, sin duda, que no se pudo debilitar en forma sustancial a la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, que era una de las principales metas que se había planteado la Casa de Nariño a comienzos de 2019. La idea del presidente Iván Duque y del entonces canciller Carlos Holmes Trujillo (hoy en la cartera de Defensa) era que con la llegada de Juan Guaidó a la presidencia de la Asamblea Nacional el 5 de enero y su designación días después como presidente interino de ese país, en pocos meses el régimen chavista entraría en crisis generalizada y tanto la presión interna como la externa (más de 60 países reconocieron a Guiadó), hubiera llevado a que a mediados de año cayera la dictadura y se instalara un gobierno de transición que terminara este 2019 ya con una fecha aprobada para comicios presidenciales en 2020, bajo un régimen ya democrático y con Maduro y compañía enjuiciados por la justicia local o la propia Corte Penal Internacional. Sin embargo, nada de ello ocurrió y la dictadura termina este año incluso más fuerte que en enero pasado.
Frustración 2 (I)
Otra de las grandes frustraciones de la Casa de Nariño tiene que ver con la posibilidad de haberse asestado un fuerte golpe a la cúpula de la guerrilla del Eln, sobre todo después del atentado perpetrado por esa facción subversiva contra las instalaciones de la Escuela de Cadetes de la Policía en la capital del país, que a mediados de enero pasado dejó más de 20 estudiantes muertos. Si bien de forma inmediata el presidente Iván Duque acabó con el entonces congelado proceso de paz, heredado el gobierno Santos, la meta de Duque era poder capturar o abatir alguno de los integrantes del “Comando Central” del Eln. Sin embargo, nada de ello fue posible porque toda la línea de comandancia del grupo subversivo permanece en el exterior, tanto en Cuba como en Venezuela.
Frustración 2 (II)
Aunque a La Habana se pidió la deportación o extradición de los cabecillas negociadores, el gobierno cubano no dio respuesta alguna, lo que llevó a que Colombia, por primera vez, se abstuviera de votar en la ONU en contra del embargo económico de Estados Unidos a la isla. En tanto, frente a la dictadura venezolana se sabe que el gobierno Maduro es cómplice de la permanencia en ese país de la mayoría de la cúpula elena, e incluso ahora hace lo propio con los cabecillas de las disidencias de las Farc, en cabeza de alias ‘Iván Márquez’ -ex jefe negociador en La Habana- y de ‘Jesús Santrich’. El gobierno Duque ha denunciado ante la ONU, OEA y otras instancias internacionales que desde Venezuela la jefatura del Eln ordena acciones terroristas a cometer en Colombia, con la anuencia de la dictadura chavista.
Frustración 3
La otra gran frustración del gobierno Duque tiene relación con la posibilidad de poder ajustar o reformar la Jurisdicción Especial de Paz (JEP), que es el marco jurídico flexible para el acuerdo de paz con las Farc. Ni a través de las objeciones presidenciales a la ley estatutaria de la JEP (que el Congreso no aprobó) como tampoco en otros proyectos de ley y actos legislativos impulsados por la bancada del Centro Democrático para reformar ese marco jurídico, se pudo aplicar un ajuste a lo aprobado en La Habana. Los cambios en torno a que los delitos sexuales contra menores de edad no pueden ser conocidos por la justicia transicional, solo funcionan hacia futuro, sin afectar lo pactado con las Farc.