Duque no se movió
A menos de 10 días para los comicios regionales y locales, ya está claro que una de las principales características diferenciales de esta campaña es que el gobierno de turno no se involucró para nada en la contienda proselitista. Muy distinto a lo que pasó en las dos elecciones de mitaca que les correspondieron tanto a los mandatos de Álvaro Uribe como a los de Juan Manuel Santos. Como se recuerda, en su momento ambos gobiernos fueron señalados de hacer guiños directos a algunos candidatos e incluso de hacer maniobras burocráticas y presupuestales para apoyar directa o indirectamente a determinados partidos y colectividades de las coaliciones oficialistas de entonces. El presidente Duque, por el contrario, tomó la decisión de no intervenir en las elecciones departamentales y municipales, aunque en el Centro Democrático hubo algunas voces que, en privado, consideraron que esa neutralidad era excesiva y que el Gobierno sí debía maniobrar para que la oposición no se hiciera al poder local y regional.
Remember Bogotá
Un caso muy concreto es el de Bogotá. Por ejemplo, se recuerda que tanto Uribe como Santos trataron de inclinar la balanza política en la capital del país pero perdieron en seguidilla, ya que contrario al espectro geopolítico de centro-derecha que primaba en el país fue la izquierda la que hizo de la ciudad su principal bastión, con los mandatos consecutivos de Luis Eduardo Garzón, Samuel Moreno y Gustavo Petro. Es más, cuando Uribe apoyó a Peñalosa (en los comicios de 2011) el que ganó fue Petro. Y cuando Santos respaldó a Rafael Pardo y Uribe a Francisco Santos (en 2015), Peñalosa resultó finalmente el triunfador. En esta ocasión es claro que Uribe respalda a Miguel Uribe Turbay, en tanto que Santos ni siquiera ha asomado en la campaña, ni siquiera para apoyar la lista al Concejo Distrital de Colombia Renaciente, a donde fueron recalar varios de sus exministros, como Juan Fernando Cristo, Rodrigo Rivera y Clara López, está última incluso encabeza la plancha para el Cabildo capitalino.
Lupa lista
La Procuraduría y la Contraloría generales ya están alistando la estrategia para supervigilar el remate de las administraciones de gobernadores y alcaldes que terminan sus periodos el próximo 31 de diciembre. Lo que se busca es evitar la ola de firmas de contratos de última hora, en donde es posible que se cuelen casos de corrupción, desgreño administrativo y detrimento patrimonial. Según trascendió, se tendrá especial atención en lo relativo al compromiso de las vigencias futuras presupuestales. Ya en el pasado ha ocurrido que tiempo después de entregar los cargos muchos gobernadores y alcaldes terminan empapelados por cuenta de los contratos y decisiones administrativas que tomaron en los últimos días de su gestión, incluso faltando apenas unas pocas horas para expirar sus mandatos.
¿Capitales camuflados?
Las autoridades colombianas están investigando algunas versiones de la oposición venezolana según las cuales algunos empresarios de ese país que han trabajado muy de la mano con el régimen dictatorial de Nicolás Maduro estarían tratando de camuflar sus capitales en nuestra nación, atraídos por el repunte de la economía y el buen clima de negocios, muy superior al de otros países de la región. Según se afirma en algunas instancias de los partidos antichavistas, para tratar de encubrir el origen de los capitales esos empresarios ‘boliburgueses’ estarían dándole la vuelta a los dineros por algunos paraísos fiscales del Caribe e incluso por el sistema financiero de México y Panamá, plazas que tienen una interacción de negocios muy activa con Colombia. Igual se afirma que al hacer el tránsito por nuestro país muchos de esos dineros, pese a su relación inicial con la corrupción del gobierno chavista, tienen mayores posibilidades de poder entrar al mercado estadounidense, que es el destino final que sus dueños están buscando.