Pulso por desempleo (I)
Las cábalas siempre están a la orden del día al comienzo de todos los años. Por esta época en el sector económico hay varios pronósticos contradictorios. Por ejemplo, para algunos analistas y centros de estudios especializados la tendencia del desempleo, que se ubicó en 9,2 por ciento al cierre de noviembre, seguirá bajando, por lo que podría pensarse que a mediados del año ya el indicador debería ponerse muy cerca al piso del 8,5 por ciento. La tesis en que se sustenta el pronóstico es que el ritmo de creación de nuevas plazas laborales es muy positivo y no está impulsado sólo por el hecho coyuntural de las festividades decembrinas y de fin de año, que siempre generan un mayor dinamismo productivo, en ventas y consumo de hogares.
Pulso por desempleo (II)
Sin embargo, hay otros gremios y analistas para los que la prioridad en materia de desempleo este año debe estar dirigida a evitar que el indicador vuelva a ponerse cerca a una cifra de dos dígitos. Las razones de ese postura pesimista se basan en que la economía local se está desacelerando de manera lenta pero sostenida, como lo prueba el último reporte del DANE sobre el Producto Interno Bruto, que se ubicó en un sorprendentemente bajo 2,1 por ciento para el tercer trimestre. Los informes sectoriales sobre lo que pasó en el cierre del año no son los más prometedores, por lo que tanto en el Banco de la República como en el propio Gobierno y los gremios hay cautela en torno de cómo terminó el PIB a diciembre. No en vano ya el propio Emisor decidió reconsiderar a la baja la meta de crecimiento anual y alertó acerca de los efectos que la crisis europea y la incertidumbre fiscal en Estados Unidos pueda tener sobre todo el continente en este primer semestre.
Lo perdido
Aunque la minería e hidrocarburos, que tuvieron un período de desaceleración en materia de rentabilidad, todavía siguen jalonando el PIB, sobre todo por la tendencia a la estabilización de precios (ahora que el petróleo sigue por encima de los 92 dólares y algunos pronósticos no descartan que se acerque a corto plazo a los 100 dólares el barril), el resto de los indicadores sigue preocupando. Por ejemplo, pese a que el desempeño del agro sacó la cara al cierre de septiembre (4 por ciento), el industrial (-0,1) y de la construcción (-12,3) difícilmente pudieron haber recuperado en el cuarto trimestre todo lo perdido en el lapso anterior.
¿El salvavidas?
No obstante confiarse ciegamente en que el sector minero-energético volverá, como lo ha hecho en los últimos tres años, a jalonar todo el tren económico, al decir de los analistas, resulta arriesgado. En el tercer trimestre apenas creció un 0,5 por ciento, aunque, según el DANE, al comparar enero-septiembre de 2012 con el mismo período de 2011, el sector minero tuvo un incremento “del valor agregado en 7,2%”, jalonado por el aumento en el valor agregado de petróleo crudo, gas natural y uranio y torio en 6,0%, de carbón en 6,1%, de minerales metálicos en 24,6% y de minerales no metálicos en 1,8%. ¿En cuánto pudo haber cerrado el sector a 31 de diciembre? Algunos pronósticos sostienen que el cuarto trimestre fue mejor que el tercero y, bajo esa tesis, entonces la minería continuaría como la principal tabla de salvación, incluso para 2013.