En la decisión ayer del presidente Juan Manuel Santos en torno de que no asistirá a las cumbres partidistas de este fin de semana, llamó la atención el énfasis que hizo cuando se refirió a La U, pues utilizó la expresión “mi partido”. Para algunos observadores la precaución de Santos es entendible, pues cada vez son más fuertes los rumores en los corrillos políticos acerca de que la cúpula liberal tiene toda una estrategia a mediano plazo para que el hoy Jefe de Estado sea quien termine liderando en algún tiempo el proceso de reunificación de las toldas rojas.

Prioridad invernal (II)

Sin embargo, en los corrillos parlamentarios se leyó la expresión “mi partido” de otra forma. Según un senador de La U en las últimas reuniones de la bancada con el Presidente en la Casa de Nariño, éste ha sido insistente respecto de que como “partido de gobierno” le corresponde a la colectividad jalonar la aprobación de los proyectos clave de la agenda legislativa y ser los escuderos principales de las posturas del Ejecutivo en Senado y Cámara. Según el congresista consultado, el propio Santos se ha encargado de neutralizar los brotes de rebelión en La U.

Prioridad invernal (III)

De otra parte, la determinación de Santos de abstenerse de asistir a los cónclaves liberal y de La U, así como de viajar a Buenos Aires para participar en la posesión, para segundo mandato, de la reelegida presidenta argentina, Cristina Kirchner, y concentrarse mejor en la atención de la emergencia invernal, fue entendida por observadores políticos como una reacción obvia del Gobierno a las últimas encuestas en las que queda claro que la tragedia producida por la inclemencia climática está afectando la imagen y calificación del Ejecutivo.

Prioridad invernal (IV)

Los mismos observadores coinciden en que “lo que las encuestas evidencian es que la gente quiere ver al Presidente de botas pantaneras y camisa remangada, recorriendo el país, hablando con los damnificados, entregando mercados y otras ayudas en especie… No es tiempo que ir a viajes al exterior o de encerrarse en Bogotá… El Gobierno debe saber leer las encuestas y entender que si bien el invierno no es culpa suya, la percepción pública en torno de la eficiencia o demora en la atención de la emergencia, recae directamente sobre Santos y compañía”.