En el alto Gobierno se hizo un análisis de lo que el Estado se juega con la forma en que solucione el paro campesino en el Catatumbo, Norte de Santander. Los organismos de Inteligencia oficiales informaron a la Casa de Nariño -como lo reveló hace varias semanas EL NUEVO SIGLO en esta Sección- que había información que evidenciaba que las Farc no sólo estaban infiltrando y presionando la movilización en el Catatumbo, sino que su principal intención era obligar al Gobierno para que se creara allí la zona de reserva campesina que por tantos años se ha venido pidiendo en la región.
La mecha…
Como lo revelara esta Sección, la información de Inteligencia permite concluir que si el Gobierno llega a ceder en la creación -bajo presión- de la zona de reserva campesina en Catatumbo, en el corto plazo se producirían paros en muchas otras zonas del país en donde también la guerrilla está interesada en que se creen más de esas instancias regionales en las que la actividad productiva es únicamente la agrícola.
Ojo a La Habana
Como se sabe, una de las principales exigencias de la guerrilla en la negociación del primer punto de la agenda en La Habana fue el de la creación de no sólo de más reservas campesinas sino de que éstas tuvieran una amplia autonomía, a lo que se opuso de manera férrea el Gobierno. Incluso el entonces ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, no dudó en advertir que el Estado no iba a permitir que las reservas campesinas, cuya creación está autorizada por ley, terminaran convertidas en una especie de “republiquetas”. Aunque el primer punto en la agenda de negociación ya se superó y, se supone, hay un preacuerdo Gobierno-Farc al respecto, la misma guerrilla dijo que algunos temas quedaron “pendientes” y los críticos del proceso de paz sostienen que uno de esos asuntos aún no concretados es, precisamente, el de las reservas campesinas.
Se sabía…
El Gobierno era consciente desde hace varias semanas de la maniobra de las Farc al infiltrar el paro en Catatumbo, lo que en modo alguno puede interpretar como que los campesinos están al servicio de la guerrilla. Todo lo contrario, las autoridades tienen en su poder información en torno de que muchos están siendo presionados por la subversión para mantener la protesta, amenazándolos con tomar represalias si se devuelven a sus parcelas antes de tiempo.
Posición más dura
Sin embargo, lo que más alertó al Ejecutivo fue que, en cuestión de una semana, empezaron a multiplicarse las amenazas de paros agrícolas en otras regiones del país e incluso ya se habla de un paro agrario nacional para la próxima semana. Aunque en algunas instancias políticas y sociales se dice que las protestas no se pueden satanizar y que tienen que ver con problemas reales y puntuales de algunos rubros de cultivos, e incluso con el pataleo de nichos del agro a los que el Gobierno no les ha dado ayuda extraordinaria (como sí pasó tras los paros cafeteros, cacaoteros, lecheros y otros), en las altas esferas de la Casa de Nariño se piensa que si el tema de las reservas campesinas asoma en estas movilizaciones, quedaría evidente la estrategia de la guerrilla. De allí, entonces, que el Gobierno haya endurecido su posición en Catatumbo, pues de lo que allí pase pueden derivarse muchas situaciones.