Inconformismo

No cayó nada bien en varios sectores el viaje de un grupo de congresistas a La Habana para hablar, esencialmente, con las Farc, toda vez que la delegación del equipo negociador del gobierno Santos se encuentra en Colombia desde el pasado fin de semana. Según una alta fuente de una de las asociaciones de víctimas del conflicto armado, desde octubre pasado esa ONG pidió tanto a la Casa de Nariño como a la guerrilla que les autorizaran una ‘audiencia informal’ con la Mesa de Negociación en La Habana, pero la respuesta fue negativa. “… La guerrilla dijo que no tenía problema pero el Gobierno indicó que la Mesa debía dejarse funcionar sin agenda paralela… Ahora vemos que Roy (Barreras, presidente del Congreso) y compañía tienen más peso que las víctimas de la guerra”.

El centrista

Aunque en el Gobierno se considera que no ha sido poco el daño hecho por los ataques opositores del expresidente Uribe, hay quienes en el alto Ejecutivo creen que la postura del exmandatario podría beneficiar a la Casa de Nariño a mediano plazo. Según trascendió, la tesis se basa en que teniendo al Polo radicalizado a la izquierda y a Uribe como claro símbolo de la derecha, Santos se sitúa más fácilmente en el centro del espectro político, que es precisamente en donde se ubica el 80 por ciento de los votos. Según la nueva estrategia política y de imagen gubernamental, el Gobierno tiene que mostrarse como el fiel  de la balanza entre dos extremos opuestos, radicales e inflexibles, pues esa fórmula ha dado resultado en las urnas de países muy polarizados.

Flanco débil

Sin embargo, para que esa estrategia pueda dar resultados el principal flanco débil es la debilidad del Polo y las demás colectividades de la izquierda. Es allí en donde, según se dice en los corrillos políticos, podría tener un papel fundamental el proyecto de Estatuto de la Oposición que busca, en general, darle a los partidos que no hacen parte del Gobierno la posibilidad de ejercer un papel de control político más real y efectiva, por más que la bancada sea minoritaria.

Paros a la vista

En el alto Gobierno hay certeza en torno a que lo que se viene es un alud de paros, protestas y ultimátum por parte de los más diversos gremios de la producción. Las acciones de los cafeteros, cacaoteros y camioneros son apenas la punta del iceberg de una ola de peticiones y exigencias de alto calibre presupuestal al Ejecutivo, aprovechando la caja de resonancia de la época electoral.