Dilema azul (I)
Son varias las grandes dudas del Partido Conservador de cara a lo que será el 2013 en materia política. En primer lugar, obviamente, está el tema de la reelección del presidente Santos. Hasta el momento de las colectividades que hacen parte de la coalición de Unidad Nacional, los conservadores han sido los más cautos en materia de jugársela de manera anticipada a anunciar un apoyo a la continuidad del Jefe de Estado en la Casa de Nariño en 2014. Ya lo han hecho directamente los liberales, algún vocero de los verdes y varios de La U, mientras que el conservatismo ha preferido mantenerse a prudente distancia de esa puja, quizá impulsado por una lógica política que recomienda no moverse sin tener nada real que perder o ganar.
Dilema azul (II)
Sin embargo, es claro que buena parte de la dirigencia azul considera que la causa reeleccionista debería ser la primera opción del partido, no sólo porque Santos, a hoy, conserva un buen margen de popularidad para acceder a un segundo mandato, sino porque cualquier decisión de emprender una campaña presidencial para escoger a uno de los suyos que trate de llegar a la Casa de Nariño en los comicios de mayo de 2014, estará sujeta a la fecha en que el Mandatario decida poner sobre la mesa si buscará a no repetir en el poder. Es obvio que el 2013 empieza con una antesala electoral marcada por una especie de stand by, pues mientras el Presidente no muestre sus cartas, todo lo que se haga antes termina teniendo poco impacto real en la carrera por el solio de Bolívar.
Dilema azul (III)
Según lo admitió hace dos semanas un veterano senador conservador, el partido debería “separar el deseo de la realidad política”. De acuerdo con el congresista, que habló en tono informal con varios periodistas en medio de una celebración pre-navideña, es claro que tras haber pasado dos campañas sin candidato propio (se apoyó a Uribe en 2002 y 2006), lo mejor que le pudo pasar a la colectividad fue haber vuelto a competir en 2010, cuando no sólo hubo una aguerrida campaña para escoger candidato único entre Noemí Sanín y Andrés Felipe Arias, sino que el haber participado en la primera vuelta con la primera, devolvió al Partido la calidad de una colectividad con vocación de poder. Además, siempre es evidente que tener un candidato propio es recomendable para arrastrar votación de las listas a Senado y Cámara.
Dilema azul (IV)
El senador dijo que el deseo más lógico sería repetir la misma estrategia, de ir con tiquete azul a primera vuelta y luego, si no se clasifica, buscar una coalición para la segunda vuelta. No obstante el congresista precisó que el reiterado mutismo del presidente Santos sobre el tema de la reelección debe ser entendido claramente como un “silencio positivo”, y en ese marco la mejor estrategia es alargar lo más posible la confirmación oficial de la aspiración a un segundo mandato. En ese escenario real, la praxis política -según el senador- lleva a que mientras el conservatismo no tenga un candidato lo suficientemente fuerte para buscar la Casa de Nariño, no debe apresurarse a lanzar una precampaña presidencial propia, a menos que el propio Santos confirme directa o indirectamente que no irá por otros cuatrienio.