Los arzobispos de Bogotá, Cardenal Rubén Salazar Gómez; Villavicencio, Monseñor Óscar Urbina Ortega; Medellín, Monseñor Ricardo Tobón Restrepo, y Cartagena, Monseñor Enrique Jiménez Carvajal, Arzobispo, hicieron mención a realidades como pobreza, corrupción y desigualdad social.
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Corrupción, pobreza y desigualdad social, fueron algunas de las fuertes críticas a la situación colombiana que los obispos de las ciudades visitadas por el papa Francisco en Colombia, mencionaron en cada uno de sus discursos al finalizar la eucaristía. Dicha realidad, se expuso ante el Sumo Pontífice como esperanza de cambiar este contexto en nuestro país.
Al respecto, EL NUEVO SIGLO resalta los apartes de estos discursos, expuestos en Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena:
Injusticia y violencia producen víctimas: Salazar
En la eucaristía celebrada el 7 de septiembre en el parque Simón Bolívar en Bogotá, el Cardenal de Bogotá, Monseñor Rubén Salazar Gómez dijo, “Colombia sufre los embates de la muerte en múltiples maneras. La injusticia y la violencia han producido millones de víctimas que hoy buscan ansiosamente reparación e inserción plena en la vida eclesial y social. La pobreza y la miseria de amplios sectores de la población, frutos en gran parte de la injusticia y de la violencia, impiden el acceso de millones de colombianos a los derechos humanos fundamentales como la nutrición, la salud, el techo, el trabajo, la tierra y todo aquello que hace la vida digna y plenamente humana.
En ese contexto el evangelio de la vida que hemos escuchado y celebrado en esta eucaristía es bálsamo que trae consuelo y paz, es luz que trae caminos de fraternidad y solidaridad, es fuerza que nos empuja a dar testimonio con nuestra vida de servicio, es esperanza que nos abre la seguridad de que con Cristo muerto y resucitado, la muerte ha sido definitivamente vencida y la vida ha irrumpido para siempre en nuestro mundo”.
“Seguiremos cuidando especialmente a todos los que han sido víctimas de la pobreza, la injusticia y la violencia, seguiremos estando al lado de los enfermos, las personas en discapacidad, los débiles, los vulnerables, seguiremos luchando con tesón para implantar la justicia y la paz”.
Demos el primer paso hacia la reconciliación y la paz: Urbina
Posteriormente, el 8 de septiembre en Villavicencio, Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia indicó que “el Señor nos permita recibir de su corazón una antorcha luminosa que guíe nuestros pasos para que todos seamos artesanos comprometidos y valientes del perdón, la reconciliación y la paz.
Hoy ha sido un tiempo de reflexión para nuestra Nación. Hemos sido invitados a reconciliarnos con Dios, con los colombios y con la creación. Esto nos ha hecho comprender esta mañana que la verdadera conversión del corazón produce resonancias sociales y políticas. Por eso la reconciliación se ofrece a todos”, dijo monseñor Urbina, luego de agradecer la presencia del papa Francisco en Colombia y sus mensajes de perdón, de esperanza y de reconciliación, así como su invitación a volar alto y soñar en grande.
Monseñor Urbina, también destacó la importancia de “descubrir que la reconciliación entre los colombianos es un proceso” así como “anhelo y el empeño del pueblo colombiano para superar las divisiones y las luchas que permitan consolidar una nueva nación”, y retomando las palabras del papa Francisco, precisó que “lo que cuenta es dar el primer paso que ahora es posible realizar”, y esto incluye “estar unidos, dialogar, escucharnos, perdonarnos, intentar una y otra vez comprendernos y aceptar a los demás, como hermanos, para poder colocar las bases de la comprensión mutua entre todos nosotros y generar una auténtica cultura del encuentro”.
No logramos superar la estructura del mal: Tobón
El 9 de septiembre, en la eucaristía oficiada en el aeropuerto Olaya Herrera, Monseñor Ricardo Tobón Restrepo – arzobispo de Medellín, dijo:
“Querido Santo Padre nos alegra de verdad que haya querido venir a compartir nuestra realidad y a animarnos en nuestro camino, Dios nos ha bendecido con tantos dones y nos ha ayudado a tejer un proceso histórico lleno de grandes realizaciones, sin embargo, no logramos superar completamente la estructura del mal que pervierte las conciencias, trabaja con la mentira, genera diversas formas de corrupción, mantiene la inequidad social, arruina la vida con el egoísmo y no deja de promover la falsa solución de la violencia; consuela por otra parte ver tantas personas dedicadas al servicio del bien común y muchas otras que se entregan con entusiasmo a anunciar la alegría del evangelio…
...Necesitamos en efecto una espiritualidad más profunda y un compromiso social más fuerte para no despilfarrar en la superficialidad y el hedonismo nuestras mejores posibilidades…
…Nuestro propósito de seguir aportando el testimonio, los valores y la propuesta cristiana para construir un país reconciliado y con horizontes de esperanza, hoy algo nuevo debe comenzar entre nosotros.
Querido papa Francisco, imploramos su bendición sobre nuestras comunidades diocesanas y especialmente sobre los que más sufren: los enfermos, los pobres, los encarcelados y las victimas de diversos atropellos, muchos aquí presentes, todos ellos quisieran abrazarlo en este momento y por mi medio le hacen llegar su filial afecto y la seguridad de su oración por su servicio en favor de la iglesia y de toda la humanidad”.
Cartagena, la ciudad más desigual del país: Jiménez
Monseñor Enrique Jiménez Carvajal, Arzobispo de Cartagena, dijo en la misa celebrada en el área Portuaria de Contecar, “querido papa Francisco, lo esperábamos con alegría, qué bueno que haya sacado un domingo para vivirlo con nosotros aquí en Cartagena, donde vivimos ansiosos de su enseñanza y de sus propuestas para seguir a Jesús y para vivir de una manera más digna y más humana…
Como usted nos lo señalaba en la homilía, en Cartagena, en Bolívar y en la Costa Caribe, sigue habiendo un número muy grande de pobres y de excluidos de la sociedad. Cartagena la consideran la ciudad más desigual del país, y la corrupción ha ido penetrando de manera atroz nuestra sociedad, por eso desde el evangelio y en el encuentro comunitario con Jesucristo vivo, hemos puesto a los pobres en el centro de nuestra mirada y de nuestro corazón en nuestro plan de pastoral, y deseamos construir una sociedad justa, solidaria, honrada, donde todos los hombres y mujeres podamos vivir dignamente como personas humanas e hijos del mismo padre”.
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