¿Quiénes acceden a las universidades públicas? | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Universidad Nacional
Sábado, 5 de Agosto de 2017
Mario F. Hurtado
Cuando aparecen  debates sobre financiamiento de la educación superior para los jóvenes de menos recursos, se afirma que desestimulan el ingreso a la educación pública. Sin embargo, parece que sin esas ayudas tampoco llegarían.

________________

En el año 2010 se publicó el último gran estudio sobre la planta docente de la Universidad Nacional de Colombia, llamado Arañas y Telarañas escrito por Nelson Lammoglia y Natalia Ruiz. En el libro se hace un diagnóstico completo de cómo se deben construir las redes de la universidad, hacia donde debe orientarse, y se hace una revisión de planta docente, cupos y actividades; además, se hace un comparativo con otras intuiciones del ranking QS de la región como la Universidad Río de Janeiro, Chile, Autónoma de México y la Universidad de Antioquia. Al compararlas el documento plantea la necesidad de mejorar en el ranking y por lo mismo trabajar más en investigación, publicaciones y revisar la carga académica docente.

 

En uno de los apartados se afirma lo siguiente, “si la UN decide orientar su estrategia institucional hacia un mayor reconocimiento internacional: 1. No parece haber razones para que incremente su población de pregrado (salvo que haya un crecimiento proporcional en la planta docente”. Y esta recomendación parece ser lo que se aplica al pie de la letra. En los largos debates sobre programas de financiamiento de la educación superior como Ser Pilo Paga, uno de los argumentos es que se están alejando a los más pobres del acceso a la educación pública y por ende, se están perdiendo recursos para la misma. Pero analicemos el caso de Bogotá, la ciudad que más pilos ha ingresado al sistema y donde más jóvenes están interesados en acceder a la educación superior. A continuación, una revisión de las opciones para estudiar en las universidades públicas de capital del país.

 

En el papel, Bogotá cuenta con siete universidades públicas, de las cuáles algunas tienen sistemas de cobro elevados porque no están subsidiadas y de entrada impiden que las personas de menos recursos puedan acceder a ellas, esas universidades son: la Militar Nueva Granada, El Colegio Mayor del Rosario, La Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) y la UNAD. Por lo tanto, a las personas que no pueden pagar su educación en estas y las demás universidades privadas les quedan tres universidades: Nacional, Pedagógica y Distrital. ¿Están estas universidades en capacidad de recibir a las personas de menos recursos?

 

La Universidad Nacional como se desprende de su estudio de planta docente es la que más se aleja a esa posibilidad, porque tiene un examen de ingreso, donde solo el formulario cuesta 98.000 pesos y el 92% de los aspirantes no podrán ingresar, según fuente de la misma agencia de la universidad, que afirma que para el examen de 2016 se presentaron 70.729 jóvenes para 5.500 cupos, es decir, se han dedicado a ser una universidad de élite académica, lo que ya exige de entrada un alto nivel educativo de sus estudiantes, y aleja a los jóvenes que recibieron educación pública, rural, o sin conocimientos de inglés. Tan alejado de los más pobres es el ingreso a la Universidad Nacional que en los alrededores de las instalaciones en Bogotá han surgido negocios que juegan con las ilusiones de los que quieren ingresar, solo rodeando el campus hay seis institutos que ofrecen el programa llamado Ingrese a la Universidad Nacional: Ceinfes, Ingrese a la U, Formarte, Atys, Creared e Idea; en promedio cobran entre un millón y millón y medio de pesos por un curso, así que este tipo de actividades ya aleja más a los de menores ingresos.

 

Por último, hasta hace unos años la Pedagógica y la Distrital eran opciones para quienes no podían ingresar a la Nacional, pero la demanda de cupos ha crecido tanto que hoy también se dan el “lujo” de rechazar en algunos casos al 50% de sus aspirantes. Solo el costo de los formularios 65.300 y 78.000 pesos respectivamente, es el inicio de limitantes para poder ingresar y sostenerse en la universidad. Además, al ofrecer solo programas diurnos, muchos de los que tienen que trabajar para poder estudiar tienen que descartar de entrada las universidades públicas.

 

Es por eso, que no se puede bajar la guardia con programas que faciliten el acceso a las personas de menos recursos, bajo este panorama atacar Ser Pilo Paga es un gran error, pues el financiamiento de la educación pública no está atado a esos créditos, y sin ellos, las personas beneficiadas jamás llegarían si quiera a las universidades públicas como se ha visto por recursos, procesos de selección y cupos. Por otra parte, es necesario pensar en otro tipo de financiamiento que permita que los que se beneficien de créditos o ayudas estatales para estudiar, puedan con sus ingresos profesionales a futuro aportar un pequeño porcentaje para crear un fondo de financiamiento que beneficie a otros y así, aportar a la calidad de la educación y al sostenimiento de la universidades públicas.

(*)@hurtadobeltran

 

Síganos en nuestras redes sociales:

@Elnuevosiglo en Twitter

@diarionuevosiglo en Facebook

Periódico El Nuevo Siglo en Linkedin