Como en la fábula de Esopo, que se preguntaba quién le pone el cascabel al gato, la pregunta que se hacen los colombianos hoy es quién le pedirá la renuncia al vicepresidente Angelino Garzón.
Por ahora la respuesta es un profundo silencio, pues lo que prefieren es que el propio Vicepresidente de un paso al costado.
Ayer Garzón le habló a los medios de comunicación desde el Hospital San Ignacio, de la Universidad de la Sabana, manifestando "que me pidan la renuncia. Les pido al presidente Santos y al presidente del Congreso, Roy Barreras, que me la pidan".
"El país sabe los problemas que he tenido”, recordando cómo su estado de salud ha estado expuesto a escrutinio público. “El país sabe que a mediados de junio yo tuve un accidente cerebro vascular y el país sabe, y lo dije por mi persona, que yo tengo un tumor canceroso en la próstata", precisó.
Antes de la rueda de prensa, al conceder entrevistas a los medios radiales, el vicepresidente Garzón expresó que "si a mi me pidieran hoy la renuncia yo agradecería casi arrodillado, porque eso me ayudaría enormemente al tiempo que yo necesito dedicar a mi recuperación y a la de mi esposa Monserrat Muñoz”, quien también debió ser intervenida a causa de un cáncer.
"¿Por qué ante el presidente del Senado? Porque es el Congreso en pleno el que tiene que decidir sobre el presente y el futuro del vicepresidente en Colombia", dijo al resolver esa inquietud, dando cuenta de que "el presidente necesita tener un vicepresidente y bien fortalecido".
Santos y Barreras
Independientemente de las circunstancias personales y humanitarias de la situación, no cabe duda que las capacidades políticas del Vicepresidente están intactas, lo que se evidencia en la jugada de someter la posibilidad de su renuncia al debate público.
Ayer mismo el presidente Juan Manuel Santos le expresó personalmente a Garzón su total y absoluto respaldo durante una visita que le hizo en compañía de su esposa María Clemencia Rodríguez.
“Por eso hemos venido a reiterarle nuestra amistad y nuestra solidaridad”, señaló Santos, agregando que “cualquier decisión que él tome tendrá mi total y absoluto respaldo. Él es la persona que puede y tiene suficientes elementos de juicio para decir qué tipo de decisión debe tomar. Respetamos eso, y cualquier decisión que tome va a contar con mi total y absoluto respaldo”.
“Hacemos votos para que este tratamiento que está haciendo el Vicepresidente de radioterapia pues sea exitoso. Estoy seguro que así será y que ojalá se mejore pronto. Hacemos votos también por su pronta recuperación”, expresó.
Barreras, por su parte, afirmó que no le va a pedir la renuncia al Vicepresidente, aunque le recomendó tomarse unos días para tomar una decisión que sea la más adecuada para su salud.
“Insisto: él debe tomar la mejor decisión para su salud. No hay afán, él debe tomarse unos días. Una renuncia debe ser una decisión clara y responsable”, declaró Barreras, senador vallecaucano del Partido Social de Unidad Nacional (La U).
Polémica y solidaridad
Desde la víspera, mientras unos observadores consideraban que la decisión estaba en manos del Congreso, en principio el propio Garzón la puso las del presidente Santos. Pero ayer, resolvió no excluir al Legislativo.
Como ya es de público conocimiento, ayer el vicepresidente Garzón, en proceso de recuperación por un accidente cerebrovascular, reveló que le fue encontrado un tumor canceroso no agresivo en la próstata, por lo que se someterá a un tratamiento de radioterapia.
"Uno de los médicos tratantes me ha informado que padezco un tumor microscópico canceroso no agresivo en la próstata, el cual, en ningún momento, sería causa de mi muerte", precisó Garzón en un comunicado divulgado el lunes por la Vicepresidencia.
Según el funcionario, la recomendación de los médicos es someterse a un tratamiento de radioterapia, por lo que, anunció, "he iniciado dicho tratamiento, que abarca 39 sesiones de radioterapia, por lo menos 5 veces a la semana".
En su comunicación, Garzón recordó que está próximo a cumplir 66 años de edad y por ello anotó que es "plenamente consciente que debo dejar en manos de la Constitución y de la ley todo lo relacionado con el presente y futuro del Vicepresidente de Colombia".
Próstatas
Garzón reveló la situación apenas tres semanas después de que el presidente Santos, anunciara también que le había sido encontrado un tumor cancerígeno en la próstata, tumor del que fue operado el pasado 3 de octubre, con resultados satisfactorios, según los especialistas y los exámenes posteriores.
Santos aún se encuentra en recuperación, por lo que ha debido restringir sus desplazamientos y recién el viernes pasado asistió a su primer acto público en Bogotá tras la intervención.
Apoyo total
Como era de esperarse las reacciones se desataron, para satisfacción del Vicepresidente en su mayoría con apoyo y deseos de una pronta recuperación.
Ayer el alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro, se solidarizó con Garzón, manifestando que en dos ocasiones ha podido hablar con el Vicepresidente, quien se recupera satisfactoriamente.
Tras testificar que habló con el vicepresidente Garzón en la noche del lunes, Petro contó que “había hablado con él unos días después de su operación, e indudablemente lo que yo puedo decir del Vicepresidente es que está en franca recuperación”.
“Yo no entiendo que aquí los funcionarios se dividan en dos: unos que se enferman y son aplaudidos; y otros que se enferman y entonces le piden la renuncia”, se quejó el burgomaestre capitalino.
Antes, Petro había tuiteado "mi solidaridad con Angelino. Defensor de las aspiraciones de los trabajadores en la Constituyente de 1991".
"A un amigo se le deben decir las cosas que uno siente por dolorosas que sean, Angelino debería renunciar para evitar que lo manoseen más", expresó León Valencia, director de la Corporación Nuevo Arco Iris, quien luego agregó "Angelino concentrado en su salud y su familia, lejos de las agudas presiones políticas, puede recuperarse, es lo que deseamos sus amigos".
El presidente de la Cámara, el representante antioqueño Augusto Posada, también de La U, dijo que “lo que deseamos desde el Congreso es que el Vicepresidente se recupere de manera definitiva de sus quebrantos de salud”.
Dado que el propio Garzón expresó que está dispuesto a someterse a la Constitución y la ley para definir su futuro en el cargo, Posada lo invitó para que abra su historial médica y así los colombianos tengan una idea clara sobre su verdadero estado de salud: “Si se comprueba con dictámenes médicos su incapacidad mental y física para desempeñar el cargo de Vicepresidente, el Congreso tomará la decisión y nombrará un reemplazo, pero desde luego está en sus manos decidir el paso a tomar”.
“Estaremos esperando” por la decisión que tome el Vicepresidente, “pero desde luego el propósito y el espíritu que tenemos en el Congreso es la de una pronta recuperación”, puntualizó Posada.
Una de las más valiosas declaraciones fue que entregó su predecesor, el exvicepresidente Francisco Santos, considerando que Garzón no debe renunciar: "No veo razón alguna para que lo haga. Ese cáncer es muy común y la radioterapia arroja excelentes resultados. Toda mi solidaridad para con él y su familia que atraviesa momentos muy difíciles".
¿Realpolitik o realitie político?
Las implicaciones institucionales, políticas y partidistas alrededor de la salud del vicepresidente Angelino Garzón terminaron convertidas en un episodio propio del país que vio nacer e inspiró el pensamiento macondiano del nobel García Márquez.
La situación es cada día más compleja. Hace tres semanas el debate giraba en torno a si, estando el presidente Santos convaleciente por una exitosa operación de cáncer de próstata, convenía que Garzón siguiera como segundo a bordo, toda vez que meses atrás había sufrido un accidente cerebro-vascular que le dejó secuelas motrices y algunas limitaciones para hablar con fluidez. No sólo quedó en evidencia el conocido debate en torno a la validez de la figura vicepresidencial y el vacío legal para establecer cuándo los percances físicos y mentales de un alto funcionario lo imposibilitan para seguir ejerciendo, sino que en el trasfondo fue fácil de percibir que había un sector de La U que quería remover a Garzón, ya fuera por la empatía de este con una parte del uribismo; sus continuos roces con ministros y altos cargos del Gobierno; o, incluso, la necesidad de algunas facciones de su partido por proyectar a uno de los suyos como posible fórmula vicepresidencial de Santos en 2014 en caso de que busque repetir en la Casa de Nariño…
En medio de semejante escenario confuso y lleno de sospechas sobre segundas intenciones y tácticas políticas oportunistas, el Vicepresidente terminó negándose a un examen médico ordenado por el Senado (y más precisamente por su presidente, Roy Barreras, antiguo rival político de Garzón en la política valluna), bajo la tesis sui generis de que hacérselo sería participar de una especie de “golpe de Estado” contra el presidente Santos.
Cuando se creía que las aguas volvían a su cauce (sobre todo porque el Senado ni algún ente de control abrieron investigación para sancionar a Garzón por no practicarse el examen médico), el Vicepresidente -tras consultarlo con el Presidente y por recomendación de éste- decidió hacer público este lunes que padece un cáncer de próstata que si bien no amenaza su vida sí lo obliga a someterse a sesiones de radioterapia.
Se prendió el debate otra vez, pero no tanto por el estado de salud del Vice, sino porque trascendió que el cáncer le había sido diagnosticado a Garzón en junio pero sólo hasta lo daba a conocer a la opinión pública, en contravía de lo hecho por Santos que tan pronto como fue notificado por los galenos le informó al país.
Y cuando ese debate iba por la mitad y parecía claro que esta vez no se presionaría al Vicepresidente -que ahora se muestra como discapacitado y exige no ser discriminado por ello- para que diera un paso al costado (incluso Barreras descartó ordenar otro examen médico), Garzón volvió a ir más lejos. Mientras que el lunes había indicado que dejaba su cargo en manos de la ley y el Senado (pero nunca habló directamente de estar dispuesto a renunciar), ayer sí abrió la posibilidad de dimitir, pero bajo la condición de que se lo pida el presidente Santos o el Senado. Pero ayer, tanto la Casa de Nariño como el Legislativo -por intermedio de un Barreras blanco de muchas críticas por su presunta ‘ojeriza’ al Vice- descartaron pedir tal renuncia. Pero aún pese a ello, La U no dudó en pedir que si se elige a un nuevo segundo a bordo, esa colectividad sea la que presente la ‘terna’ al Senado, previo guiño de Santos…
Anoche al cierre de esta edición el realitie político sobre el caso Garzón iba en esa instancia y hoy es posible que haya nuevos capítulos alrededor de una situación que, en un Estado de derecho, y aplicando los criterios pragmáticos e institucionales que recomienda la Realpolitik debería tramitarse sin trauma ni novelones desgastantes…