¿Qué nos va a quedar de Río+20? | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Julio de 2014

Por Álvaro E. Sánchez H. *

Especial para EL NUEVO SIGLO

 

En estos días andamos de plácemes por la designación de Bogotá como sede de la próxima conferencia de Rio+20; muy pocas personas saben realmente lo que esto significa ni lo que realmente se puede lograr para nuestro país. De otra parte se menciona en los medios que esto se logró gracias al desarrollo ambiental de nuestra capital y a los esfuerzos en pro del medio ambiente; nada más alejado de nuestra realidad y de la triste realidad que vive nuestra ciudad.

Es bueno saber que las sedes de ésta y de otras conferencias del mismo tipo no solo se asignan con mucha anticipación sino que, además, ello obedece a complejos manejos de la diplomacia y de la geopolítica y no a los méritos de uno u otro país para alojar las conferencias; si esto fuera así, es muy posible que ni Tokio, Rio o Copenhague hubieran podido ser sedes de conferencias y tratados ambientales.

 

Realidad de la aplicación

 

En la realidad las bondades de las conferencias comienzan a desdibujarse por diversos motivos que hacen cada vez más disperso y difícil el resultado teórico que se propone. Veamos algunos de estos problemas:

·       Las conferencias internacionales sobre el tema se han venido convirtiendo en foros en los cuales cada uno de los participantes pretende imponer sus puntos de vista. Y no siempre con la idea de mejorar el entorno y las condiciones de vida del planeta, sino más bien con la idea de mejorar condiciones propias y de hacer parecer que sus ideologías políticas son las que protegen nuestros ecosistemas. Es por esto que en muchos casos se asocia el pensamiento ambiental con determinadas ideologías, principalmente de izquierda.

·       Los intereses de cada una de las partes son diferentes, no solo por la existencia de diferentes intereses económicos y por distintos planteamientos filosóficos sobre el tema ambiental, que van desde el antropocentrismo absoluto hasta la defensa de la naturaleza como único fin, sino, además, porque las condiciones de los ecosistemas de cada país participante son únicas e irrepetibles.

·       Es también evidente que la mayoría de los países buscan mejorar su imagen internacional pero no hay un interés real en el buen desarrollo de los temas. Algunas veces es por negligencia pero la mayoría por desconocimiento. De otra parte se establecen mecanismos de participación que excluyen a quienes no están de acuerdo con lo establecido o, peor aún, a quienes están participando en mayor medida en el daño o impacto analizado. Estos últimos son, sin lugar a dudas, los que hacen inútiles las reuniones en mayor medida. A modo de ejemplo podríamos mencionar la no firma del Protocolo de Kioto por los Estados Unidos, que es individualmente el país que produce mayor cantidad de gases de efecto invernadero en el planeta. La razón es todavía una suposición pues no hubo explicaciones al respecto pero es claro que la firma del mismo hubiera significado una importante recesión en la industria norteamericana.

·       Las conferencias internacionales hoy por hoy no tienen fuerza vinculante ni generan compromisos de obligatorio cumplimiento a ninguno de los países participantes. Para que ello ocurra el acuerdo suscrito debe ser avalado por el órgano legislativo de cada país y ello suele tardar largos tiempos o en algunos casos no ocurrir jamás. Colombia ha firmado convenios que se convierten en ley hasta 12 años después. De ésta manera no existe más garantía que un manual de buenas intenciones que muy posiblemente acabará siendo lo que comúnmente se llama “un saludo a la bandera”.

 

¿Qué quedará?

 

Ante éste panorama la pregunta obvia es ésta y la respuesta ni es tan fácil ni es tan obvia, de todos modos el simple hecho de que la conferencia se reúna en Bogotá nos posiciona dentro del ámbito de los países que se preocupan por las problemáticas ambientales del planeta y visibiliza nuestra ciudad, generando una imagen positiva que bastante falta nos está haciendo. Además se expondrán ideas y soluciones que podrían conducir a acuerdos regionales que preserven los ecosistemas de los cuales participamos. Algunas cosas habremos de tener en cuenta para participar con éxito en el foro:

·       Cuando nosotros hablamos, y al decir nosotros me refiero a la delegación colombiana, debemos estar conscientes de que habla el segundo país en biodiversidad del planeta y, en ese orden de ideas, cualquier otro país está en inferioridad de condiciones para discutir e imponer puntos de vista sobre éste tema, sin que para ello importe su importancia en el contexto económico mundial o su predominancia en la geopolítica actual.

·       No debemos perder de vista que no sirve de nada tener la razón si no logramos en forma paralela obtener compromisos de las partes que beneficien el planeta y que preserven nuestros ecosistemas y nuestro hábitat; esta no es una discusión sobre supremacías económicas ni sobre productividad, es una discusión sobre la supervivencia de nuestros descendientes.

·       Cualquier acuerdo al que se llegue debe tener un impulso del Gobierno nacional, que le signifique tramitar en forma ágil las leyes y normas que lo soporten pero sobre todo establecer los controles para que estas se cumplan.

 

Una reflexión

 

Colombia es un pequeño país en el contexto mundial en cuanto hace a la contaminación y a la destrucción de los ecosistemas. Por el contrario, un país destacado en cuanto a biodiversidad y a preservación de los recursos naturales; por lo tanto nuestra principal preocupación ha de ser la de promover acuerdos que permitan aprovechar nuestras ventajas y proteger los ecosistemas, pero debemos tratar al máximo de lograr que los países productores de contaminación se involucren en las soluciones propuestas. Por nuestra parte, debemos solicitar a las autoridades que comiencen a hacer cumplir la normatividad ambiental a rajatabla y que se fortalezcan los mecanismos de control.

Quiera Dios que de ésta conferencia salga realmente algo útil para el planeta, o cuando menos para nuestra región.

* Director Maestría en "Gestión y evaluación ambiental". Escuela de Ingenierías. Universidad Sergio Arboleda. alsanchez2006@yahoo.es @alvaro080255