¿Qué está pasando en las primarias en E.U? | El Nuevo Siglo
Jueves, 11 de Febrero de 2016

Clinton, Bush y Rubio, permanecen por debajo de Sanders y Trump, quienes jalonan el voto inconforme de la clase media

 

¿QUÉ está pasando en las primarias 2016 en Estados Unidos? Esta pregunta obliga hacer un  análisis del momento electoral  y  a explicar este largo y complejo proceso de las primarias. La gente ve que cada semana se celebra una elección, como si fueran unas presidenciales en Colombia. Y en realidad es como si  lo fueran.

 

 


Cada caucus o primaria exige un despliegue de enormes proporciones  de dinero en pequeños, medianos o grandes estados. Sólo basta ver el presupuesto de Jeb Bush o Hillary Clinton (los que más financiación tienen). El exgobernador por Florida recibió 155.6 millones de dólares y los donantes han sido aún más generosos con la ex secretaria de Estado: 163.5 millones de dólares, según el periódico The New York Times (1 de febrero).

 

 

Sería un despropósito y un sinsentido comparar semejantes cifras con las que cuentan los candidatos acá. Lo que sí vale la pena es mirar de dónde proceden semejantes donaciones. No con el ánimo de señalar a los donantes, sino con el interés de encontrar lazos en común entre Bush y Clinton.

 

 

Bush y Clinton son disimiles, pertenecen a distintos partidos y proclaman, en cierta medida, diferentes ideas; ambos son de centro derecha, pero se distancian en varios temas: impuestos, política exterior, aborto. De hecho, lo único que comparten es que, de diferentes maneras, pertenecen a clanes de la política norteamericana y, por ende, son proclives a que el “establecimiento” de sus partidos, republicano y demócrata, los apoye con maquinaria y dinero.

 

 

El punto común entre ambos candidatos, entonces,  es  el “establecimiento”. Pero en Estados Unidos como en Colombia hacer uso de ese término trae confusiones ontológicas ¿Qué significa ese término? ¿Ser parte de los ricos, del poder o de qué?. Vale la pena aclarar su procedencia.

 

 

Jack Shafer, de la revista El Político, se lo atribuye al extinto Henry Fairlie, periodista y político norteamericano, quien fue el precursor en llamar de esta manera a ese sistema de relaciones. En un artículo publicado en The New Yoker en 1968, Fairlie dijo que el establecimiento es: “los centros de poder oficial y la matriz de relaciones oficiales y sociales dentro de los cuales se ejerce el poder”:

 

 

¿Por qué insistir tanto con el término? Porque en las primarias de 2016 los candidatos que pertenecen a ese círculo han sido los mayores daminificados. Bush y Clinton son los mayores exponentes del establecimiento. Y también sus tristes víctimas. Sus contrincantes apelan ese sentir generalizado “anti establecimiento”. Manifiestan su repudio poniendo en evidencia el origen de los donantes, estrategia de Sanders contra Clinton, o atacan a las tradicionales maquinarias, Trump y Cruz contra Bush.

 

 

El mensaje que no llega, Clinton

 

 

Pero la realidad política de las primarias no sólo se entiende desde la debacle, momentánea, del establecimiento. También es cierto que se están viendo dos fenómenos de la comunicación política: Bernie Sanders y  Donald Trump. Ambos dicen lo que quiere oír la gente, sin pelos en la lengua. Descalifican, si es necesario, a personas o grupos económicos. Y así obtienen el primer puesto en las  votaciones.  Algo con lo que Bush sueña, vuelve a soñar y, finalmente, se le convierte en pesadilla.

 

 

Como un óbice para sus aspiraciones, a Clinton se le está agrandando un socialista que le roba votos, la enfrenta y, sobre todo, la pone en evidencia. Sanders es el lado opuesto  a Clinton. Es la manifestación más pura de su oposición.  Aquel hombre de 74 años, casca rabias y quejetas, tiene una base de donantes individuales, crítica a Wall Street sin tapujo y dice ser el verdadero candidato de la clase media.

 

 

Pero no sólo eso. Además, Sanders cuenta con una base de donantes que le proporciona una fuente de financiación envidiable. Ayer Ted Vine, uno de sus jefes de campaña, aseguró que tras el triunfo en New Hampshire el número de donaciones incrementó exponencialmente  y concluyó: "Creo que estamos ahora en una posición de superioridad de recursos con la campaña de Clinton".

 

 

Con dinero y discurso, Sanders es más que una amenaza para Clinton. A ella no le falta lo primero, pero tal vez lo segundo  le escasea. Tampoco se trata de descalificar su capacidad,  oratoria y experiencia, que  están más que comprobadas. Pero sí es válido sostener que algo falla en el mensaje de su campaña. No es tan creíble como el de Sanders o también puede ser que se le esté castigando por pertenecer al “establecimiento”. Ninguna de estas dos explicaciones debe ser descartada por el momento.

 

 

Clinton tiene que reconquistar grupos de votantes que en teoría le pertenecían, por ejemplo, los blancos de clase media. En Iowa y New Hampshire, estos se inclinaron por Sanders abismalmente: el 83% votó por él en el segundo estado. La ex secretaria de Estado anunció que recuperará esas almas perdidas con políticas de licencia familiar pagada y medicamentos ¿Lo logrará? En ocho días veremos. 

 

Trump y Cruz ríen: Establecimiento fraccionado

No cabe ninguna duda que Trump está vivo, coleando y ganando. Los expertos hace seis no le daban un tiempo de vida en la campaña de no más de dos meses. Y ahí está, dominando el Partido Republicano.  Como un total “outsider”, es capaz de hacer su propia carrera sin maquinaria y  decir lo que quiera.

 

El magnate tiene dos puntos a su favor. En primer lugar, salió victorioso de dos estados que implicaban mucho tiempo en terreno (dos meses) y varios debates. En segundo lugar, la próxima cita es en Carolina del Sur, en menos de siete días, y no representan tanto desgaste como las anteriores.

 

El factor que explica el ascenso de Trump y el equilibrio de Ted Cruz es el fraccionamiento del establecimiento. Como se vio la noche del martes, Kasich, Bush, Rubio y Chrisitie vivieron un mano a mano por llevarse el segundo lugar, que al final quedó en manos del exgobernador de Ohio, John Kasich.

Kasich no parece el candidato del establecimiento, en parte, porque cuenta con una financiación baja y un perfil muy desconocido. Rubio es probable, aunque tal vez es muy joven e inexperto. Y Bush no despega, pese al esfuerzo inhumano de su familia por ayudarlo. La pelea parece que va ser entre los dos últimos.

 

 

El punto es que ninguno de estos tres candidatos está dispuesto a dar un paso al costado. Perennes en esta campaña por la nominación, no se ve cuál de los tres cederá su espacio. Por tanto, el establecimiento permanece dividido y aguanta los ataques de Trump y Cruz, quienes resultan los grandes beneficiados de este fraccionamiento.