Proponen acueducto regional en la Sabana | El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Junio de 2015

Una oportunidad para la provincia cundinamarquesa de Sabana Centro “es crear un acueducto entre varios municipios, para dejar de depender de la venta de agua por bloque de Bogotá”, sostuvo Juana Leal, coordinadora de un proyecto ejecutado por la Universidad de La Sabana y la Financiera de Desarrollo Territorial (Findeter), que produjo un diagnóstico sobre la competitividad de Cundinamarca que será presentado hoy al gobernador Álvaro Cruz y a los alcaldes.

De acuerdo con el estudio, agua, planeación y movilidad son las tres claves para el futuro sostenible de los 11 municipios de la Sabana Centro, la provincia de Cundinamarca y vecina de Bogotá, que genera el 28 por ciento de todo el Producto Interno Bruto (PIB) del departamento, aunque alberga a menos del uno por ciento de la población nacional.

Las tres líneas son parte del estudio que contiene el primer plan de acción regional a partir del análisis de la información de los 11 municipios (Cajicá, Chía, Cogua, Cota, Gachancipá, Nemocón, Sopó, Tabio, Tenjo, Tocancipá y Zipaquirá).

Utilizando la metodología de ‘ciudades sostenibles’, que ya se ha aplicado en  Barranquilla, Montería y Manizales, la Universidad de La Sabana ajustó el modelo a 130 indicadores municipales y 20 en el ámbito de provincia, enfocados en los aspectos de ambiente, economía y desarrollo social, y gestión fiscal y de gobernanza.

“Además incluimos otro eje transversal de sostenibilidad regional, que permite identificar cómo es la gestión conjunta de proyectos clave como el aprovechamiento de agua y la competitividad”, aseguró Enrique Bayer, gerente de Proyectos Corporativos de la universidad.

La idea con la investigación, primer documento que compila los indicadores de una de las regiones más importantes de Colombia, por las rutas de conexión con el norte del país, es que se pueda incorporar a los planes de desarrollo y ordenamiento territorial de los municipios.

También, que en una fase posterior, se convierta en la base para que periódicamente se pueda evaluar cómo va la provincia, en un ejercicio similar al que realiza la organización Cómo Vamos en siete ciudades del país, incluida Bogotá.

 

Focos

 

Para los investigadores, tres son los focos para trabajar en el desarrollo económico de los municipios: la logística para industria, la relación con Bogotá en cuanto a servicios de vivienda, y el desarrollo turístico a partir del paisaje y la cultura.

“La Sabana Centro tiene que ser la puerta de la industria que viene del norte del país con mayores plataformas logísticas”, explicó Leal, quien agregó que esta estrategia se debe complementar con la oportunidad de formación de capital humano, debido a que solo entre Chía, Cajicá y Zipaquirá se encuentran 11 instituciones de educación superior, que podrían suplir la falta de formación para los puestos que requieren las empresas.

Pero también el reto está en que los recursos de la industria lleguen a los habitantes de la región. Aunque los 11 municipios logran un producto interno bruto cercano a los 11.335 dólares, se conoce que el 54 por ciento de la población devenga entre uno y dos salarios mínimos vigentes, que equivalen a cerca de 1’200.000 pesos, lo que hace urgente que se planteen mecanismos de retribución.

De otro lado, la relación con Bogotá, “el gran dinamizador de la región”, tiene que aprovecharse más por algunos municipios, los cuales no han explotado los beneficios de su cercanía con la capital y las vías nacionales.

 

Así está la provincia

 

La Sabana Centro, junto con Soacha y Sabana Occidente concentran el 54 por ciento de la población de Cundinamarca.

En un 32 por ciento, sus habitantes son de origen rural, aunque varía de un municipio a otro. Por ejemplo Chía y Zipaquirá, los más urbanos, con solo un 22 y un 12 por ciento de población rural, respectivamente, suman más de la mitad de todas las personas que viven en esta región, conectada principalmente por el río Bogotá, que se extiende por los municipios en un 18 por ciento de toda su longitud.

“Hoy los territorios de Tenjo y Nemocón son los que presentan mayor crecimiento de su huella urbana, porque han ido agregando más áreas al perímetro urbano”, dijo Bayer.

Eso también explica por qué la densidad urbana (el número de habitantes por kilómetro cuadrado) de Cota, Cajicá, Tenjo y Nemocón ha disminuido con respecto a los índices de hace 14 años, a pesar de que han recibido muchas más familias que migran de Bogotá hacia las afueras de la ciudad. Según el estudio habrá un cambio demográfico de 69.963 personas en siete años.

“Los municipios les apuestan a modelos dispersos y van creciendo sin orden. Solo encontramos a Zipaquirá y a Tenjo como ejemplos de modelos de ciudad compacta”, asegura Juana Leal, coordinadora de Sabana Centro Sostenible, como se denominó el proyecto en curso.

Otro aspecto que llamó la atención del equipo de investigadores es que la mayoría de los municipios ha clasificado gran parte de sus suelos como “suburbanos”, lo que permite que se construyan de manera poco ordenada las unidades de vivienda, así como la ubicación de industrias.

Esta situación es causa de problemas de movilidad, entre los que está la dependencia al carro en municipios como Chía, o que estos suelos, clasificados como los segundos en todo el territorio colombiano con mayor calidad para la agricultura, se hayan terminado utilizando para la edificación de viviendas y no en la producción de alimentos. Esta actividad solo se mantiene en Tabio, sostiene el informe.

El crecimiento de la población también afecta la infraestructura de servicios públicos. En el caso de la recolección de basuras, se estima que una persona produce al día 0,6 kilogramos y, aunque a hoy no hay alerta por el relleno sanitario Nuevo Mondoñedo (que tiene una vida útil de 17 años), todavía el reciclaje en los municipios no asciende al 17 por ciento (siendo este el porcentaje más alto, que se presenta en Cajicá).

Del lado de la movilidad, los retos están en la descongestión de los corredores hacia Bogotá, pero también en la creación de ciclovías para el tránsito intermunicipal, donde se ha visto un incremento en el uso del automóvil, y no de soluciones más ecológicas y de transporte público.