Huyen con lo que llevan puesto y muchos llegan con hambre. Cada mes, un millar de colombianos cruza la frontera con Ecuador para refugiarse de la violencia que azota su país, un éxodo que el proceso de paz que adelanta Colombia todavía no logra contener.
"De 900 a 1.000 personas por mes están llegando desde Colombia. Vienen en una situación bastante grave, apenas con la ropa que llevan puesta y algunos de ellos con sus familias desmembradas", dijo a la AFP Kyungnan Park, representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU en Ecuador.
La cifra revela un descenso de un 30% con respecto a los 1.300 colombianos que mensualmente buscaban protección en Ecuador hace dos años, cuando el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, la principal guerrilla de Colombia, iniciaron negociaciones en La Habana para terminar con medio siglo de conflicto armado.
El enfrentamiento, que continúa sin tregua a pesar de los diálogos en Cuba, convirtió a Ecuador en el mayor receptor de refugiados en América Latina, el 98% de ellos colombianos, según datos de Acnur, la oficina de la ONU que se ocupa del tema.
Carmenza, una colombiana que omite su apellido por seguridad, llegó en junio a Ecuador con seis hijos de entre cinco y 17 años. Un amigo de su familia fue sacado a la fuerza de la vivienda que habitaba en el departamento del Huila, en el suroeste de Colombia. "No volvió, fue muerto", aseguró.
Esta mujer menuda de 47 años temió por su vida y la de su familia ante las represalias que pudieran tomar los "armados" por lo que ella sabía, y emprendió un viaje en autobús de miles de kilómetros hasta Lago Agrio, una localidad amazónica ecuatoriana.
"Nos vinimos porque todavía hay mucha violencia. Aquí vivimos tranquilos, estamos muy contentos", dijo a la AFP. Hoy, Carmenza integra el grupo de 175.000 colombianos que pidieron refugio en Ecuador desde 1999, de los cuales 60.500 ya adquirieron ese estatus.
- "Están matando todavía" -
Además de la nacionalidad, los desplazados comparten otros rasgos: son pobres y sin ninguna protección social, con familias rotas por la violencia y con un miedo latente por los "grupos armados", la forma genérica con la que llaman a sus verdugos.
En Colombia, además de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) operan los rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), bandas dedicadas al contrabando, principalmente de drogas, y remanentes de los grupos antiguerrilleros de ultraderecha.
Carmenza realiza oficios varios y alquila por 65 dólares mensuales un cuarto de 20 m2 en Lago Agrio. Desde su llegada a Ecuador, sobrevive gracias a la ayuda que le ofrece cada mes el PMA, que otorga a cada miembro de las familias recién llegadas un bono electrónico de 20 dólares para comprar alimentos.
El programa es financiado principalmente con aportes de Estados Unidos y de la oficina de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO) de la Comunidad Europea.
Una tarde, Carmenza llega junto a otras dos refugiadas a tiendas de esta localidad petrolera con el "cupón" del PMA. De los 20 dólares, el 30% debe destinarse a frutas y verduras y el 70% a otros víveres.
Mientras reciben sus provisiones, los colombianos recuerdan sus historias de horror.
"En 2005 hubo una matanza en el pueblo y salimos corriendo con mis dos hijos. Si en realidad hicieran esa paz que tanto anhelamos, es posible que regrese porque ahí están mis raíces, pero si eso nunca va a pasar es mejor quedarse acá, donde se está más seguro", señaló Emma, de 57 años.
"Están matando todavía", agrega por lo bajo.
Los expertos saben que el flujo de colombianos hacia Ecuador dependerá mucho de lo que se pacte en La Habana.
"Eso va a influir en el número de colombianos que entre, habrá que ver cuál es el impacto que tendrá en la gente que vive en comunidades conflictivas", expresó la representante del PMA.
Esta agencia de la ONU ha invertido hasta diez millones de dólares en el último bienio en asistencia humanitaria en Ecuador y prevé destinar unos 19,1 millones para el período 2015-2017.