El presidente izquierdista salvadoreño Mauricio Funes, prometió centrar sus dos últimos años de gestión en luchar contra la inseguridad y reactivar la economía de este país con un tercio de desocupados y una de las tasas de homicidio más altas del mundo.
"La agenda gubernamental para los próximos dos años contempla el desarrollo de una apuesta por la seguridad y la paz y avanza sobre otros temas de igual importancia estratégica", aseguró Funes, electo con el apoyo de la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí, en su informe anual ante el Congreso, controlado por la derecha.
En la lucha contra la inseguridad, Funes destacó la tregua --propiciada por la Iglesia católica-- que acordaron las temibles pandillas Mara Salvatrucha y Mara 18, lo que abre"una oportunidad histórica de recuperar una sociedad lesionada por la violencia".
Esa tregua, vigente desde marzo, ha permitido la baja en la cifra de homicidios a una tercera parte, al pasar de un promedio de 14 a cinco asesinatos diarios.
El gobierno de Funes --que cumpliò tres de sus cinco años de mandato-- inició en mayo un diálogo con distintos sectores sociales, empresariales, medios de comunicación, académicos, políticos y diplomáticos, en busca de una estrategia que cree oportunidades laborales y de capacitación para los jóvenes.
El fin es evitar que los jóvenes se vuelquen a la violencia o que emigren, otro drama de El Salvador, país en el cual un tercio de la población vive en el exterior, principalmente en Estados Unidos.
Frente al nuevo Congreso que acaba de asumir, controlado por la derecha y en el cual el gobierno centroizquierdista es la segunda minorìa con 31 curules sobre 84, Funes dijo que en esa estrategía se contempla además una ley de prevención de la violencia.
"Estamos, francamente, ante una gran oportunidad y es por ello que convoqué a un diálogo para generar un amplio consenso, una fuerte unidad nacional para la seguridad y la generación de oportunidades para nuestra juventud", insistió Funes.
Una encuesta del matutino La Prensa Gráfica señaló que un 50,8% de los salvadoreños considera que la violencia es su mayor inquietud, mientras que un 35,5% apuntó al "mal estado de la economía" del país, donde la pobreza alcanza un 38% y el desempleo y subempleo un 36%.
El crimen organizado, sobre todo los narcotraficantes y las pandillas juveniles, convirtieron al Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador) en una de las regiones más violentas del mundo.
Al evaluar el aspecto económico, el mandatario recordó que la crisis financiera internacional de 2009 y la posterior recesión económica que enfrentó Estados Unidos, fueron aspectos que golpearon a la economía salvadoreña y de cuyos efectos aún no se repone. Una de las principales fuentes de divisas del país son las remesas que recibe de sus residentes en el exterior.
Para tratar de reactivar la economía, el gobernante apuesta en sus dos últimos años de gestión al sector agrícola y a los exportadores, mediante un Banco Nacional de Desarrollo que con un fondo de 30 millones de dólares ofrece ya líneas de crédito productivo para agricultores y a micro, pequeños y medianos empresarios.
Además, en las próximas semanas presentará varias reformas a leyes con el fin de crear "un nuevo sistema de incentivos económicos a la inversión privada nacional y extranjera".
Sabedor que ahora necesitará negociar más dentro del Congreso para llevar a cabo sus propuestas, Funes pidió a los partidos políticos un "juego limpio".
En el nuevo Congreso la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) es la fuerza mayoritaria con 33 escaños, seguido del oficialista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) con 31.
Funes hasta ahora ha gobernado mediante alianzas puntuales con otros grupos legislativos de centro y de derecha