Preso. El exdiputado ecuatoriano Fernando Balda Flores ha dirigido desde su prisión en Guayaquil un documento en el que lanza acerbas críticas al presidente colombiano Juan Manuel Santos, a quien acusa de haberlo “secuestrado” y entregado a las autoridades de su país, atendiendo una expresa petición del presidente Rafael Correa. Se duele de que lo haya “traicionado” el inquilino de la Casa de Nariño pese a haberle servido, como abogado, desde cuando fue blanco de persecución por el bombardeo al campamento del jefe terrorista Raúl Reyes, en Sucumbíos. Traidores. Escribe Balda: “De todos los traidores de la historia he buscado alguno con el cual comparar al presidente Santos; revisé la historia de varios de ellos. En otros anales la ambición, la envidia y la venganza motivaron la traición contra el dictador romano Julio César, quien había adoptado un niño de clase baja llamado Brutus; lo educó y trató como su hijo y lo vinculó a la nobleza romana. Los miembros del Senado, celosos del poder del César, lo traicionaron al final de una sesión, mientras todos rodeaban a Julio César los miembros del Senado en gavilla sacaron dagas y lo apuñalaron. César se defendió hasta que reconoció uno de los rostros de sus asesinos y exclamó: ‘¿tú también, Brutus, hijo mío?’ y falleció”.
Sucumbíos. Otro segmento: “Para que no se crea que podría yo estar especulando sobre la reprochable calidad humana del Presidente colombiano, puedo dar fe en primera persona con el siguiente ingrato relato: yo mismo he sido gravemente afectado por su traición y falta de principios: en 2010 defendí a Juan Manuel Santos en la Corte de Sucumbíos (Ecuador). Una orden de prisión pesaba sobre él y varios oficiales que con armamento bélico atacaron un campamento terrorista ubicado en Angostura, donde cayó abatido alias Raúl Reyes, las acciones jurídicas de mi equipo lograron revocar la orden de prisión contra Santos impuesta por la Corte ecuatoriana e impulsada por el presidente Rafael Correa, que concluyó gracias a nuestra defensa con el archivo del caso. Esta acción la asumimos como un acto de defensa al legado del expresidente Uribe suponiendo un gesto propicio para con quienes habían colaborado con él en su lucha contra el terrorismo”.
Diablo. Redondea así su relato el ecuatoriano: Contrariamente al sentimiento de los miembros del Ejército de Colombia y al de la mayoría ciudadana, Santos decidió colaborar con el gobierno de Ecuador. El 10 de octubre de 2012 me detuvieron como a un delincuente en Bogotá, donde me encontraba exiliado; me subieron a un avión militar y me entregaron a la dictadura ecuatoriana que me mantiene encarcelado hasta la fecha. Mi esposa y cuatro hijos quedaron abandonados en Bogotá, sin protección; pasaron días de terror pues pocos días antes yo había sufrido dos secuestros a manos de criminales enviados desde Ecuador para atentar contra mi vida; estos criminales eran agentes de inteligencia de la policía de Ecuador que violaron la soberanía de Colombia para secuestrar a un exiliado demócrata, perseguido por una dictadura.