El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lanzó es un reimpulso a la aprobación de una reforma migratoria en el Congreso, tras el fin de la pugna política que dejó al gobierno parcialmente cerrado por más de dos semanas.
"Deberíamos terminar el trabajo de arreglar nuestro quebrado sistema migratorio", dijo Obama, enumerando su lista de prioridades para el resto del año, entre las que también figuran las negociaciones para aprobar el presupuesto el año fiscal 2014 y una ley agrícola.
"Son tres cosas específicas que harían una gran diferencia en nuestra economía ahora mismo, y podríamos terminarlas para el fin de este año", señaló en un discurso en la Casa Blanca.
Pasando la página al forcejeo entre sus aliados demócratas y la oposición republicana en el Congreso, que mantuvo durante casi tres semanas en jaque al país por el presupuesto y la deuda estadounidense, Obama se concentró nuevamente en una de los caballos de batalla de su segundo gobierno.
"La mayoría de los estadounidenses piensa que (la reforma migratoria) es lo correcto", afirmó.
Obama, quien ganó las elecciones de 2012 con un abrumador apoyo de los latinos, ha llamado en repetidas veces a los legisladores a aprobar una ley que abriría una vía a la legalización de los 11 millones de indocumentados en el país.
El Senado, dominado por los demócratas, adoptó en junio un proyecto de reforma migratoria en un texto que prevé fortalecer la frontera con México, y acordar, bajo condiciones estrictas y al fin de no menos de 13 años, la nacionalidad estadounidense a personas que vivan ilegalmente en el país, muchos de ellos de origen latinoamericano.
Sin embargo, la reforma quedó estancada en la Cámara de Representantes, dominada por republicanos, hostiles a cualquier medida que represente una "amnistía" a los indocumentados.
"Si la Cámara tiene ideas de cómo mejorar el proyecto del Senado, escuchémoslas. Empecemos las negociaciones. Pero no dejemos este problema enconarse por otro año o dos o tres años. Esto puede y debe hacerse para el fin de este año", subrayó Obama.
Los grupos a favor de los inmigrantes retomaron este mes las movilizaciones para intentar romper el bloqueo de la reforma en el Congreso.
Tras manifestaciones en 160 ciudades el 5 de octubre, miles de personas se congregaron en Washington el 8 para una marcha que terminó con decenas de detenidos, incluyendo ochos legisladores.
Crisis alientan a enemigos
En un discurso a la Nación congratula al Congreso por el acuerdo alcanzado para evitar el default pero les insta a mantener diálogo para encontrar una solución definitiva.
Manifiesta que las crisis políticas en este país “alientan a enemigos y desilusionan a aliados”
Obama lanzó un llamado a los combativos políticos del Congreso a unirse para aprobar un proyecto de ley de presupuesto de largo plazo y dejar de lado sus diferencias que amenazan la economía y su credibilidad ante los estadounidenses.
Once horas después de aprobar el texto que permitió a EEUU evitar el riesgo de un default y reabrir servicios públicos luego de 16 días de parálisis, Obama urgió al Congreso y específicamente a sus rivales republicanos a avanzar en leyes estancadas sobre agricultura y la reforma migratoria.
"Hubo muchas discusiones sobre el costado político de este cierre" de servicios, dijo Obama en una audiencia en la Casa Blanca. "Pero seamos claros. No hay ganadores aquí. Estas últimas semanas han infligido un daño completamente innecesario a nuestra economía", añadió.
"Probablemente nada dañó más la credibilidad de EEUU en el mundo, nuestro prestigio ante otros países, que el espectáculo que vimos en las últimas semanas", dijo Obama.
"Eso alentó a nuestros enemigos, fortaleció a nuestros competidores y desilusionó a nuestros amigos que nos demandan un firme liderazgo", concluyó.
El cierre de servicios públicos terminó en EEUU hoy tras el acuerdo logrado en el Congreso que también alejó el riesgo de un default, pero la solución provisoria alcanzada podría ser el preámbulo de nuevos conflictos en el Congreso.
Unos 900.000 empleados públicos federales volvieron al trabajo el jueves por la mañana luego de 16 días de vacaciones forzadas sin goce de sueldo por la incapacidad del Congreso, dividido entre demócratas y republicanos, de acordar una ley de presupuesto en plazo.
La situación se desbloqueó el miércoles por la presión que ejercía sobre los legisladores de la oposición el plazo límite para que Estados Unidos entrara en zona de riesgo de default por primera vez en su historia.
Los jefes de bancada del Senado, controlado por los demócratas de Barack Obama, alcanzaron un acuerdo sobre los dos temas: el presupuesto y el aumento del límite legal de endeudamiento sin el cual este país altamente dependiente de la emisión de deuda para financiarse, no habría podido afrontar sus obligaciones.
Luego de exigir durante dos semanas concesiones y recortes sobre los gastos en programas sociales, los republicanos con su presidente John Boehner a la cabeza, aceptaron que habían perdido y no bloquearon el acuerdo, que fue promulgado en ley por Obama en la noche del miércoles a jueves.
Se trata sin embargo de una salida provisoria: el techo de la deuda fue subido hasta el 7 de febrero de 2014 y la ley de presupuesto estará vigente hasta el 15 de enero.
Antes de esas fechas, los dos bandos deberán buscar nuevos acuerdos sobre los mismos temas.
Una comisión bicameral será convocada, según la ley aprobada, para elaborar antes del 13 de diciembre un presupuesto para el resto del año fiscal 2014.
Un mecanismo similar de "supercomisión" no logró acordar en 2011 y el resultado fueron recortes de gasto público que todavía están vigentes.
Un pobre balance legislativo
Se trata de otro problema que se suma a la lentitud de la recuperación económica tras la crisis de 2008.
Dos semanas de parálisis de servicios públicos empeoraron levemente las cosas: según la agencia calificadora Standard and Poor's el cierre de servicios costará 0,6 puntos porcentuales al crecimiento de Estados Unidos en el cuarto trimestre, o unos 24.000 millones de dólares.
Casi un año después de su reelección, el balance legislativo para el segundo mandato de Obama es mínimo, en medio de su choque frontal con los republicanos.
La oposición se opone a todo aumento de impuestos, algo que Obama prometió durante su campaña. Para ellos, la reducción del déficit público pasa por un recorte de gastos, en particular sociales.
El miércoles por la noche Obama dijo que la clase política tiene por delante el desafío de "recuperar" la confianza de los estadounidenses.
También se mostró dispuesto a trabajar con ambas bancadas, pero alertó que "es necesario cesar de gobernar de crisis en crisis".
Los republicanos bloquearon en los últimos meses todos los grandes proyectos de Obama, desde una reforma fiscal hasta un proyecto de ley de control de armas, en un país en donde las masacres por armas de fuego en lugares públicos son cosa frecuente.