Presidente debe sacar llave de la paz: Leyva | El Nuevo Siglo
Domingo, 25 de Marzo de 2012

QUE EL presidente Juan Manuel Santos meta la mano al bolsillo, donde dice tener la llave de la paz, es el primer paso de un proceso.

Así lo propuso el exministro conservador Álvaro Leyva, para quien ese gesto es la metáfora que corresponde, en la vida diaria de Colombia, con que el Estado comience a aplicar el Derecho Internacional Humanitario.

Leyva les envió una carta con este planteamiento a Santos y al expresidente Andrés Pastrana, recordándoles su trabajo común en el malogrado y estigmatizado proceso con las Farc en El Caguán.

La opinión pública sabe cómo Pastrana expuso su reconocimiento político a favor de la paz; pues Leyva recordó cómo también en ese empeño tomó parte el hoy mandatario, también a costa de ser tildado de conspirador. Por eso se sorprendió, en diálogo con este Diario, de que “si el señor Santos hizo todo lo que hizo desde la calle, teniendo el poder cómo es que dice que tiene la llave de la paz, pero que la tiene en el bolsillo”.

Claramente, Leyva expone que meter la mano en el bolsillo es que el Estado comience a dar el ejemplo, dando muestras de transparencia, aún con sus propias tropas y con mayor razón con la ciudadanía.

EL NUEVO SIGLO: ¿Qué pretende con su propuesta?

ALVARO LEYVA:Yo aspiro a que la gente se vaya convenciendo de que la gente se puede parar. Eso es distinto a solucionar el conflicto. Tenemos es que parar.

ENS: ¿Qué hay que hacer primero?

AL:Hay varios pasos.

ENS: El primero…

AL:Si el Estado colombiano no aplica el Derecho Internacional Humanitario, así el Presidente haya declarado el conflicto interno, no es un conflicto interno, sino una matanza.

Entonces se vuelve una conspiración del Estado contra el Estado, porque subvierte el orden. ¿Por qué? Porque no aplica un derecho que es fundamental y al que no puede sacarle el cuerpo.

ENS: Eso suena a aquello de “humanizar la guerra”…

AL:Es que eso no es un derecho para las monjas ni para las entidades de beneficencia; eso es para la guerra o para el conflicto interno.

ENS: ¿Y por qué eso es lo primero?

AL:Estamos en Colombia, en el siglo XXI, en la civilización occidental cristiana y parecemos que estuviéramos estudiando si el guerrillero tiene alma o no tiene alma; lo mismo que se decía de las negritudes, cuando en la esclavitud se preguntaba si tenían alma, y de los indígenas cuando vino el descubrimiento de América.

¡Esto es vergonzoso, lo que está sucediendo!

ENS: ¿Y por qué le toca poner ejemplo al Estado, si lo ilegales hacen atrocidades?

AL:En el derecho público internacional eso se llama la responsabilidad del Estado.

Pero principio tienen las cosas. Entonces yo digo: si el Estado no sabe aplicar el Derecho Internacional Humanitario cuando se trata de los vivos, hágalo con los muertos. Devuelva los cadáveres a los parientes.

ENS: ¿Eso no beneficia solo a los guerrilleros?

AL:Esto no es solo para los guerrilleros. Por ejemplo, las víctimas de las minas. Se hable de los soldados lisiados. ¿Cuántos son? Se habla de 3.500. Otros de 4.000. 5.000, dicen otros. ¿Quiénes son? ¿Cómo se llaman?

Usted entra a la página web que hablan des bajas en la guerra de Irak, de la guerra de Afganistán y están los nombres de todos: fulano de tal, herido; fue recogido tal día, lo llevaron a la clínica tal, hoy está en tal sitio.

ENS: Aquí no…

AL:Aquí hay un misterio con relación a la guerra. Entonces bombardean Sucumbíos, traen el cadáver del señor Reyes, perfecto, me parece muy bien. ¿Y los demás quiénes son?

¿Había algún negociador allá en ese momento? ¿Son nacionales todos? ¿Son extranjeros? ¿Cómo murieron? ¿Qué dicen las autopsias?

¿Por qué todavía se mantiene ese problema penal? Aquí, ¿qué se dice? Que se desconoce la jurisdicción ecuatoriana. Pero es que hay una jurisdicción universal, que no tiene fronteras. Y hay unos acuerdos interamericanos firmados por Colombia, aceptados por el Congreso de la República, firmados por Ecuador, aceptados por su órgano legislativo, de tal manera que hay unos mecanismos para establecer qué fue lo que ocurrió y que vengan y se los entreguen a sus familiares.

ENS: Ahí estamos hablando otra vez de cadáveres de guerrilleros…

AL:Lo mismo ocurre en el otro lado. Ayer no más, me encontré con una persona relacionada con el Directorio Nacional Conservador y me dijo: “Leí lo suyo. A mí la guerrilla me mató a mi papá y a mi hermano mayor”. Le dije: “¡Hay que buscarlos!”. Y hay mecanismo para hacerlo. Entonces esto se distensiona; se distensiona en la medida en que haya voluntad política.

Y el que tiene que dar ejemplo es el Estado, porque el Estado es el que suscribe los tratados internacionales.

La diferencia entre el Derecho Internacional Humanitario y los demás tratados es que el DIH no necesita reglamentación. Tiene que ser de aplicación inmediata. Frente al mundo Colombia no puede decir “denme 15 días y comienzo”. No. Es para todo el mundo. Y tiene otra connotación: no es renunciable. No cumplir el DIH es un delito internacional.

ENS: ¿Qué hacemos, entonces?

AL:Lo que hay es que llamar al orden, tener sensibilidad, entender que la complejidad es alta; pero sobre todo, si el señor Santos hizo todo lo que hizo desde la calle, teniendo el poder cómo es que dice que tiene la llave de la paz, pero que la tiene en el bolsillo.

A ese propósito, yo quiero ponerle un ejemplo. Es como si yo si yo soy el dueño del carro de bomberos, lo tengo perfectamente bien: el motor perfecto, el tanque de agua lleno, la bomba funcionando, las mangueras listas y hay un incendio al lado, pero yo digo: “pues no presto el carro de bomberos, porque es que el que prendió la casa de al lado es un pirómano”. Entonces, eso no puede ser así.

ENS: ¿Que saque la llave?

AL:Sobre todo que ha dicho públicamente que tiene la llave, pero que la tiene en el bolsillo. Salvo que se le haya desfondado. O que le hayan cambiado la chapa.

Pero la verdad es que sacar la llave y usarla es un proceso. Hay que meterse la mano en el bolsillo. Distensionar. Hay que sacar la llave. Un segundo paso. Hasta que finalmente se encuentra la chapa y se abre.

Lo que uno no puede decir es “soy el dueño de la paz, pero ¡mamola!”.

ENS: Ya esta semana que entra deben comenzar las anunciadas liberaciones…

AL:A propósito de los secuestrados. Ahora se ha dicho que hay otros secuestrados. Los que dicen que hay otros secuestrados tienen que saber su eso es cierto o no. Entonces tiene que hacerse como en todas partes del mundo: fulano de tal, secuestrado tal día en tal sitio; perencejo, secuestrado tal día en tal sitio.

Hablan de 700. Yo le pregunto a usted: déme un nombre de los 700. Y eso que usted es periodista, debiera estar informado.

Entonces uno no sabe si esa es una variable política de distracción.

La gente lo único que necesita es que le digan la verdad.

Y Colombia lo que requiere es entrar en una cultura del derecho a estar informado, porque nos están manipulando. A uno lo manipulan desde arriba. Lo manipulan los guerrilleros. Lo manipula el Estado.

ENS: ¿Insinúa que esos secuestrados no existen?

AL:No. Hay medio país que ha tenido problemas con una tía, con su papá, con un compadre, con un novio a los que ha tenido que llorar por el secuestro.

ENS: Entonces…

AL:Yo a lo que estoy convocando es a que se diga la verdad. Es elemental.

Y que se trabaje para que aprenda el Estado a aplicar el DIH.

Si el DIH lo supiera aplicar el Estado no manejaría las recompensas como las maneja ni prometería gabelas a nivel de las comandancias, que es lo que lleva por ejemplo a los falsos positivos. No pondría a la sociedad civil como carne de cañón, porque cuando usted la utiliza, se convierte en blanco militar, deja de ser civil.

ENS: Todo este asunto, ¿no llevará a desmoralizar la tropa?

AL:Es uno no puede so pretexto de que se desmoraliza la tropa, romper las normas internacionales, porque se deslegitima el Estado.

Entonces, so pretexto de que alguien se va a desmoralizar, sigamos haciendo cosas macabras, sigamos deslegitimando el Estado.

Yo creo que lo hay que hacer es más bien solucionar esto y regresar a la Fuerza Pública a donde le indica su naturaleza, su razón de ser, que es la defensa de las fronteras, de la soberanía.