El presidente de Ecuador, Rafael Correa, denunció un doble discurso en el debate sobre la despenalización de la droga en el que miden poderosos intereses privados de Estados Unidos, según dijo en una entrevista televisiva.
"Hay poderosos intereses corporativos, económicos y hábitos de hacedores de políticas de Estados Unidos que hacen que bombardeen a los productores, pero no hagan nada con respecto al consumo", dijo Correa en el reportaje difundido la noche del miércoles.
El mandatario reiteró que "por eso hay que cambiar la estrategia frente al consumo y la total ilegalización de las drogas" y cuestionó en particular el flujo de armas de Estados Unidos hacia los carteles mexicanos del narcotráfico.
"¿Quiénes les venden las armas a las bandas narcotraficantes mexicanas?: los Estados Unidos ¿Por qué no prohíben, como parte de la lucha contra el narcotráfico, la venta de armas?", planteó el gobernante.
Correa añadió que el tráfico de estupefacientes es un flagelo mundial con grave impacto en países como México y Colombia a pesar de los "miles de millones que anualmente les dan los Estados Unidos", y se alegró de la posición de su homólogo de Guatemala, Otto Pérez Molina, de despenalizar las drogas.
"Me alegro que haya presidentes y ex presidentes de la región que empiecen a hablar frontal, valientemente de este problema", afirmó el mandatario, citando la derogatoria de la enmienda que prohibía el alcohol en Estados Unidos en la década de 1920.
"El problema de la droga es exactamente análogo, con una diferencia: los productores de alcohol eran también norteamericanos y se mataban entre ellos. Acá los productores de droga son latinoamericanos, entonces hay que bombardearlos", sostuvo.
Tras asumir en enero, Pérez Molina propuso la legalización de la producción, el transporte y la distribución de drogas como la forma más eficaz de acabar con los carteles que desangran a Centroamérica y amenazan sus economías e instituciones.
En la reciente cumbre de las Américas de Cartagena (Colombia), el gobernante guatemalteco planteó un diálogo entre jefes de Estado a nivel continental y mundial para buscar nuevas estrategias contra las drogas, que en su opinión deberían conducir a la despenalización del consumo y a la regulación del mercado de narcóticos.