Los tunecinos están llamados a elegir el domingo entre el presidente saliente Moncef Marzuki y el jefe del partido antiislamista Beji Caid Essebsi en la segunda vuelta de una elección presidencial que busca cerrar cuatro años de transición política.
Caid Essebsi, quien llegó en cabeza en la primera vuelta con el 39,46% de los votos, aparece como favorito en estas elecciones históricas. Los tunecinos eligen por primera vez libremente a su jefe de Estado, desde su independencia de Francia en 1956.
Tras la victoria de su partido Nidá Tunis en las legislativas de octubre, por delante de los islamistas de Ennahda, Caid Essebsi espera iniciar a los 88 años el mandato de cinco años de presidencia, mientras sus compañeros de partido asumen las responsabilidades gubernamentales.
La campaña electoral, desarrollada sin incidentes, ha estado marcada por el cruce de reproches entre los candidatos, quienes no esconden su desprecio mutuo.
Marzuki, un médico de 64 años y militante de derechos humanos exiliado durante mucho tiempo en Francia, no ha dejado de presentar a su rival como un político del antiguo régimen. Caid Essebsi ejerció como ministro bajo el régimen autoritario del presidente Habib Burguiba antes de presidir el Parlamento a principios de 1990 durante la presidencia de Zine el Abidin Ben Alí, derrocado por la revolución de 2011.
El presidente saliente le acusó incluso de organizar fraudes, lo que le valió a Marzuki una llamada al orden de la junta electoral.
Por su parte, Beji Caid Essebsi se presentó como el candidato de la vuelta del "prestigio" del Estado, que la presidencia de Marzuki, a su juicio, ha dañado. El actual jefe de Estado, al que el líder de Nidá Tunis calificó de "extremista", fue elegido en 2011 por la Constituyente con el apoyo de los islamistas de Ennahda.
En este contexto, Ennahda, segunda formación política del país, rechazó apoyar a uno u otro candidato y dijo estar dispuesta a trabajar con Nidá Tunis tras las elecciones. No obstante, algunos dirigentes importantes del partido islamista llamaron a votar por Marzuki.
- "Otro período de transición" -
Independientemente del resultado de los comicios, que se conocerá entre el 22 y el 24 de diciembre, los tunecinos esperan cerrar cuatro años de transición posrevolucionaria sin caer en la guerra civil, como en Libia, o en la represión, como en Egipto.
"Esperamos terminar la transición, que las elecciones sean transparentes y espero que todo el mundo vaya a votar y todo vaya bien", señala Anissa Yayaoui, una estudiante de 29 años.
Tras la revolución de 2011, Túnez ha conocido de hecho una multitud de crisis políticas y ha hecho frente al auge de un movimiento yihadista armado, acusado por las autoridades de matar a decenas de militares y a dos opositores a los islamistas.
A pesar de todo, el país se mantiene como una referencia para la comunidad internacional, máxime cuando el resto de Estados de la denominada 'Primavera Árabe' se sumieron en la violencia.
No obstante, el analista político tunecino Ahmed Manai recuerda que las causas estructurales de la revuelta de 2011 continúan allí: pobreza y desempleo, entre otras.
Según Manai, tras la presidencia se inicia "otro período de transición" con el objetivo de devolver la confianza a los inversores, reformar y reactivar una economía anémica y con los mismos males del régimen derrocado.
El presidente, que vio sus competencias reducidas en la nueva Constitución para evitar una deriva autoritaria, tendrá en este sentido poco poder. Su elección por sufragio universal le otorga, no obstante, un peso político importante con un papel central en materia de diplomacia y defensa.