Un muñeco que personifica a Edward Snowden se alista para a recibir un pasaporte de manos de Dilma Rousseff pero Barack Obama intenta impedirlo: con esa puesta en escena se entregó a la cancillería brasileña un pedido de asilo con más de un millón de firmas para el exanalista de inteligencia estadounidense.
La organización Avaaz, especializada en peticiones públicas, reunió por internet 1,1 millones de firmas en todo el mundo para que la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, conceda asilo a Snowden en Brasil.
"El gobierno de Brasil había dicho que necesitaba de un requerimiento formal de Snowden para conceder el asilo. Hoy, más de un millón de personas hicieron lo que Snowden no puede y presentaron este pedido en su nombre", dijo Ricken Patel, director de Avaaz, en un comunicado.
Tres integrantes de la organización, disfrazados con cabezas gigantes representando al presidente estadounidense Obama, a Rousseff y al propio Snowden, llegaron hasta la sede de la cancillería acompañados de jóvenes con cajas que simulaban portar las planillas con las firmas.
"Entregamos el documento al Ministerio de Exteriores", dijo Michael Freitas Mohallem, director de campañas de Avaaz.
En diálogo con la AFP, un portavoz de la Cancillería indicó que el documento será enviado al ministerio de Justicia, ya que no les corresponde a ellos evaluarlo. Añadió, además, que hasta la fecha, no existe un pedido de asilo formal ni informal del propio Snowden.
En una carta abierta a los brasileños publicada en diciembre, Snowden -prófugo de la justicia estadounidense tras haber sido acusado de espionaje por divulgar programas de vigilancia de las comunicaciones, y con refugio hasta agosto en Rusia- consideró a Brasil "una de las más interesantes y vibrantes democracias del mundo".
Basada en documentos filtrados por Snowden, la prensa brasileña reveló que tanto la presidenta Rousseff, sus asesores, la empresa estatal Petrobras y millones de ciudadanos fueron víctimas de espionaje por parte de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA).
Rousseff denunció fuertemente en su país y en la ONU el espionaje estadounidense, y canceló a raíz de ello una visita de Estado que debía hacer en octubre pasado a Washington.