Luego de darse el secuestro en combate del periodista francés Roméo Langlois, esa cartera evalúa mecanismos que permitan garantizar la seguridad de los reporteros de guerra en el desempeño de su labor.
 

Con la finalidad de impedir que los periodistas que informan en medio de la guerra no resulten afectados por el conflicto, el Ministerio de Defensa estudia una serie de mecanismos que conformarían un protocolo para este tipo de informadores en el país.
 

Entre otras cosas, se pretende que los periodistas conozcan de primera mano la situación existente y que los medios de comunicación para los que trabajan sepan de las condiciones en las que éstos se desempeñan.
 

La necesidad de establecer dicho protocolo se hizo más evidente luego de que fuera secuestrado en el Caquetá el periodista francés Roméo Langlois, cuando se hallaba filmando un documental sobre la destrucción de laboratorios ilegales en zona rural de ese departamento.
 

Se concibe el derecho que tienen los comunicadores a acceder a la información y a realizar trabajos de campo como los ejes fundamentales del documento.
 

Pese a que el MinDefensa asegura que los 10 puntos que componen el protocolo no serán obstáculos para el desempeño de la labor periodística, en la práctica, en su aplicación, esperan verse los efectos profesionales de dichas consideraciones.