La renuncia de Ordóñez impactó un escenario en el que Ramírez es la única candidata con antecedente electoral sustancial, pero cuyas tesis críticas al santismo la ponen en contravía de una bancada que no renunciará a sus cuotas gubernamentales
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La decisión del exprocurador Alejandro Ordóñez de retirarse del Partido Conservador y lanzar una candidatura presidencial sustentada en firmas, impacta el escenario que se venía configurando para escoger al aspirante único a la Casa de Nariño en la contienda de 2018.
Hasta el momento al lado de Ordóñez venían sonando otros nombres en la baraja de posibles precandidatos de las toldas azules: la ya excandidata en 2014 Marta Lucía Ramírez, el exgobernador valluno Ubeimar Delgado y el exmagistrado Francisco Ricaurte.
El propio presidente del Directorio Nacional, senador Hernán Andrade, había reiterado en las últimas semanas que el Partido estaba ya trabajando en la definición de las reglas del juego para la escogencia del candidato único con el fin de que los precandidatos supieran a qué atenerse.
Es más, el propio Andrade, según lo publicó ayer EL NUEVO SIGLO, fue el primer sorprendido con la decisión de Ordóñez de separarse del partido y lanzarse por firmas.
“No la comparto, tuve una reunión el domingo con el doctor Ordóñez, respeto su decisión y guardó la esperanza de que un hombre tan importante para el país y para el Partido, cuando estén las reglas de juego, entre en las reglas del Partido”, indicó.
Agregó que le había dicho a Ordóñez que “pensara la determinación, que la reconsiderara y que en el curso de recolección (de firmas por su parte) nosotros (el partido) fijaremos las reglas de juego y que si él tiene a bien, jurídica y políticamente, el ánimo de regresar (lo hiciera)… Yo le dije que hiciera esa reflexión”.
Sin embargo por el tono crítico de la carta de renuncia de Ordóñez parece que su decisión de irse del conservatismo y no ser precandidato de este partido como tampoco del uribismo (las dos opciones que tenía) sería irreversible.
“He decidido con profunda tristeza retirarme, desde ya, de mi propio partido y emprender con un Grupo Significativo de Ciudadanos el reto de rescatar nuestra Patria de la mala política, promoviendo con firmeza la defensa de la institucionalidad; la libertad y el orden, pilares de la verdadera paz; la protección de la familia, el derecho a la vida y el bienestar social de todos los colombianos”, recalcó Ordóñez en su misiva de dimisión.
Tras advertir que el conservatismo no se ha apartado del gobierno Santos y tampoco de un acuerdo de paz con las Farc que promueve la impunidad, el exprocurador advierte a Andrade que “… la conducta sumisa de algunos de sus directivos y congresistas a este gobierno, me dan a entender inequívocamente que el actual Partido Conservador Colombiano, representado en usted, no le hará frente a esta realidad y lamentablemente continuará al servicio de quien representa los antivalores que desde muy temprano nos enseñaron a combatir”.
Sin embargo, en la carta también le extiende la invitación al Partido para que, si así lo decide, retome la ideología que defienden las bases conservadoras y respalden en un futuro su aspiración.
“El ideal sería que podamos escoger esa candidatura única por una consulta popular pero esa mecánica se definirá luego”: Ramírez
¿Y ahora qué?
El tono variado de las reacciones en el conservatismo a la ida de Ordóñez deja entrever que, en realidad, todavía esa colectividad no tiene claro su rumbo en la contienda presidencial. Esto porque así como hay algunos dirigentes azules que sostienen que desde ya se debía maniobrar rápidamente para proclamar a Ramírez, que logró dos millones de votos en la primera vuelta de 2014, como la candidata oficial, otros son de la opinión de acudir a una consulta interna o a un escenario convencional para escoger al aspirante único y, sobre todo, autorizarlo para avanzar hacia una alianza multipartidista que, incluso con consulta interna el mismo día de las parlamentarias, permita escoger un candidato de coalición con alto chance de ganar la Casa de Nariño. El problema es que algunos ven esa coalición con La U, liberales y otras facciones adeptas a la defensa cerrada del acuerdo de paz, y otros la prefieren con el uribismo, Cambio Radical y distintos sectores que quieren corregir lo pactado con la subversión.
Ramírez, por ejemplo, reaccionó con mucha cautela. “Siento mucho que el Partido se pierda de tener al exprocurador compitiendo por la candidatura. Yo seguiré defendiendo las bases del Partido porque allí está el pueblo colombiano, por el cual quiero trabajar siempre”.
“El Partido debe tener una candidatura propia y competir por la Presidencia en una coalición con el Centro Democrático y el voto de opinión de los católicos, los cristianos y de todos los que queremos dirigir a Colombia hacia un puerto seguro, manteniendo lo que sirve y haciendo pronto las reformas que necesita nuestra sociedad”, expresó la excandidata.
Agregó que “el ideal sería que podamos escoger esa candidatura única por una consulta popular pero esa mecánica se definirá luego. Lo importante ahora es promover esa coalición propuesta por los expresidentes Pastrana y Uribe. Mientras tanto, seguiré recorriendo el país de la mano de nuestras bases conservadoras y empoderando a todas las mujeres y los jóvenes de Colombia para transformar este país”.
Entre tanto Ubeimar Delgado, uno de los precandidatos, manifestó que “Ordóñez es un precandidato muy importante para el país, y muy importante para el Partido. Lamento que renuncie al Partido y se vaya por firmas. La verdad me habría gustado que hubiera continuado en el proyecto de un nuevo país”.
Pero agregó que la colectividad debe tener candidato propio que enarbole sus banderas del imperio de la ley y que la doctrina conservadora vuelva a gobernar. Puntualizó que el proceso de elección de este es el ya señalado por los estatutos.
Por último, para el vocero del conservatismo en el Senado, Juan Diego Gómez, el exprocurador “hace falta como precandidato, porque es el que mejor encarna a los conservadores, pero por supuesto que se trata de ir marcando una línea y que los candidatos del Partido entiendan que están pensando en una gran coalición”.
Riesgos y dilemas
Así las cosas, lo evidente es que el conservatismo, por el momento, no tiene clara la ruta que piensa seguir en materia de precandidaturas y candidatura. La alternativa de una proclamación ya de Ramírez o de que ella se presente a una consulta interna y la gane fácilmente, dado su antecedente electoral, se estrella con la realidad de que es muy crítica de un gobierno al que la mayoría de la bancada azul y el propio Directorio han respaldado, no sólo en cuanto al proceso de paz con las Farc, sino con una participación ministerial y burocrática muy alta, a la que difícilmente va a renunciar en plena campaña electoral para Congreso.
Pero también es consciente el conservatismo que no apartarse de las toldas gubernamentales le puede salir muy caro a la hora de las urnas, ya que es claro que muchos sectores poblacionales inconformes con la gestión de Santos van a buscar alternativas de cambio drástico en la Casa de Nariño y el propio acuerdo de paz con las Farc. Y allí es evidente que el uribismo, Cambio Radical y el propio Ordóñez, como puntales de la centro derecha y la derecha, apuntan a quitarle muchos votos al conservatismo.
Ese es, pues, el dilema de un partido sin brújula aún que oriente su precampaña presidencial.
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