El primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, anunció este viernes una serie de severos recortes en el gasto público para permitir que el país, que recibe ayuda financiera externa, respete sus compromisos presupuestarios en un momento en que las políticas de austeridad generan descontento y dudas en Europa.
En un discurso a la nación, Passos Coelho anunció que la edad para la jubilación plena pasa a 66 años y aumentan de 35 a 40 las horas de trabajo semanales de los empleados estatales, para los que prevé reducir 30.000 puestos de un total de 700.000.
Con la docena de medidas anunciadas, el primer ministro espera lograr respetar los objetivos, ya aligerados dos veces, que la troika de acreedores (Unión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo) le fijaron: un déficit público del 5,5% del PIB este año, del 4% en 2014 y del 2,5% en 2015, para quedar por debajo del límite del 3% exigido por Bruselas.
La aprobación de estas medidas por la "troika" es la clave para que Portugal obtenga un segundo tramo de ayuda de 2.000 millones de euros en el marco de un plan de rescate de 78.000 millones acordado por la UE y el FMI en mayo de 2011.
También deben conceder a Portugal una prórroga de los plazos de devolución de los préstamos que le fueron concedidos, lo que debería facilitar su vuelta a los mercados financieros antes de que finalice el plan de rescate, hasta el verano de 2014.
Conservar la confianza de los inversores siempre fue el principal objetivo del primer ministro, que defendió las medidas anunciadas.
"Dudar ahora supondría un golpe a la credibilidad que reconquistamos", declaró. Renunciar a estas medidas habría conducido a "un segundo plan de rescate" sinónimo de una austeridad "más dura y más larga".
Las severas medidas de austeridad enumeradas por Passos Coelho suponen un ahorro de 4.800 millones de euros de aquí a 2015, de los que 1.300 millones de ahorro son necesarios por la decisión del Tribunal Constitucional que a principios de abril invalidó varias disposiciones del presupuesto estatal para 2013, caracterizado por una subidas de impuestos sin precedentes.
En sus previsiones económicas publicadas el viernes, la Comisión Europea se mostró de nuevo preocupada por la "incertidumbre" que el veredicto del Tribunal Constitucional creó.
Llamada al diálogo
El primer ministro aseguró que no aumentaría más los impuestos para no "comprometer las perspectivas de recuperación económica, del empleo y de inversión", en un momento en que la economía del país debe retroceder este año un 2,3% y el paro superar el nivel récord del 18%.
A finales de abril, el Gobierno presentó un plan de reactivación económica, en base a la ayuda a las Pymes y al desarrollo de las exportaciones, pero pero los interlocutores sociales lo consideraron en general un simple catálogo de buenas intenciones.
Acuciado por sus acreedores, que ven el consenso como uno de los elementos clave del éxito del plan de rescate de Portugal, el primer ministro apeló al diálogo con los agentes sociales y los partidos políticos, en especial el Partido Socialista, principal formación de la oposición.
Las medidas propuestas podrían ser "reemplazadas por alternativas creíbles", dijo Passos Coelho.
Pero la tarea parece más ardua si cabe porque ninguna de las medidas contempladas hasta ahora por el Gobierno ha sido bien recibida por el PS, que reclama no solo un cese de la política de rigor sino también una renegociación del plan de rescate que sin embargo negoció a principios de 2011 cuando estaba en el poder.
"El primer ministro no hace más que repetirse: más austeridad, más sacrificios, insiste en una receta que no ha funcionado estos dos últimos años y no funcionará en el futuro", reaccionó el portavoz socialista, Joao Ribeiro.