La Constitución Nacional: se obedece, pero no se cumple. El Consejo de Estado, al declarar la nulidad de los decretos por los cuales el presidente Juan Manuel Santos designó como ministro delegatario al titular de la cartera del Interior y de Justicia Germán Vargas Lleras, dejó en vilo todos los actos proferidos por el precitado funcionario durante los distintos encargos que en tal calidad ha recibido a partir del 15 de agosto de 2010, incluidos aquellos mediante los cuales fueron sancionadas diferentes leyes por el ministro en funciones presidenciales.
La validez de los actos. Aunque el comunicado del presidente del Consejo de Estado, magistrado Mauricio Fajardo, advierte que la sentencia que declaró la nulidad de los decretos de investidura del Ministro delegatario, deja incólume la validez de los actos proferidos por este funcionario, no debe olvidarse que esta presunción de legalidad de todos los actos solo se mantiene mientras no sean demandados ante la jurisdicción competente.
Un antecedente histórico. Recuérdese el episodio protagonizado por el Ministro Delegatario Germán Zea Hernández, que dio lugar a declaratoria de inexequibilidad de la ley aprobatoria del Tratado de extradición con los Estados Unidos por haberlo sancionado sin tener las facultades legales para ello.
Una tesis bien insólita. A propósito de todo lo anterior, aparece el insólito comunicado del ministro Vargas Lleras con motivo del pronunciamiento del Consejo de Estado al querer restarle importancia política y jurídica a la decisión judicial, pretendiendo hacer creer que por el hecho de haber conceptuado el Ministerio Público en favor de la insólita tesis del jefe de Cambio Radical, según la cual, los militantes de este partido, con el señor Vargas a la cabeza, al haber ingresado a la mesa de Unidad Nacional para respaldar en la segunda vuelta presidencial al candidato del partido de la U, Juan Manuel Santos, de hecho quedaron matriculados en esa divisa partidista y consecuencialmente su jefe quedó con vocación, en su calidad de ministro, para ser ungido Ministro delegatario del mismo partido del que hace parte el Presidente de la República. Bien vale recordarle el famoso principio olvidado por Vargas Lleras, de acuerdo con el cual, “Roma locuta, causa finita”.
Un salvavidas presidencial. Ante la debacle del candidato Enrique Peñalosa, al recibir el aval por parte del ex presidente Uribe, a los amigos de este proyecto político no les quedó más remedio que “santificarlo”, encomendándoselo al presidente Santos, pues con la uribización de la campaña se atomizó el Partido Verde; se retiró Antanas Mockus; se alejó Sergio Fajardo y dejaron hablando solo a Lucho Garzón, quien paradójicamente se había convertido en el más vehemente enemigo de Peñalosa; ahora, Lucho, como jefe único del Partido Verde, se entiende directamente con Santos; hace su tránsito “santificando” el nombre de Peñalosa y desuribizando esa propuesta: como quien dice, buscando apaciguar a Antanas y alejando a Peñalosa de Uribe. ¿Qué irá a pasar, entonces, con los ex alcaldes Fajardo y Mockus?