En percepción, los parqueaderos, finca raíz, transporte y alimentos, entre otros factores se han disparado
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Aunque el más reciente informe del Observatorio de Desarrollo Económico, Bogotá fue la octava ciudad con menor inflación con 0,11% en mayo, entre las 24 objeto de estudio del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la percepción que tienen los bogotanos es totalmente contraria, ya que consideran que la capital se ha vuelto muy costosa.
Según los habitantes de la capital en su percepción, arriendos, parqueaderos, finca raíz, transporte, alimentos y combustible, entre otros factores, han elevado sus costos, por lo que EL NUEVO SIGLO consultó con expertos y representantes de algunos sectores al respecto.
El director de Fenalco Bogotá y Cundinamarca, Juan Esteban Orrego, afirmó que “el poder adquisitivo de las personas se ha visto menguado, se ha visto dividido por temas tributarios básicamente, obviamente como es una ciudad con tantísima gente, esto hace que la demanda sea mayor y obviamente la curva de oferta y demanda se vea afectada, en la medida que hay más demanda los precios terminan subiendo porque los productos se terminan nivelando con incrementos de precios”.
Por otra parte, Camilo Herrera, presidente de la firma Radar, aseguró que “comparando las ciudades de América Latina, inevitablemente Bogotá se tuvo que haber puesto barata, pero ante la devaluación del 2014 hasta la fecha, cualquier cosa que se compare en términos de capacidad de compra, Bogotá es más barata que Rio, que Ciudad de México y que Santiago sin ningún problema”.
“En tiempo, Bogotá se ha vuelto costosa en función de los mismos cambios que ha tenido la inflación, no es un tema propiamente de Bogotá, como de las estructuras de cambio de precio que tiene Colombia. Entonces el aumento de los servicios públicos, el aumento predial, de catastro y demás se hace en función de las dinámicas de inflación, entonces considerando que la inflación del 2016 fue una inflación históricamente alta de los últimos años, sí es posible que Bogotá se haya convertido en una ciudad relativamente costosa frente a su proceso histórico, pero lo mismo le pasó a otras ciudades de Colombia”, adicionó Herrera.
Finalmente, el presidente de Radar concluyó que “técnicamente pensaría que no porque en devaluación nos volvimos más baratos para los turistas y de inflación, sí nos volvimos relativamente más costosos para los bogotanos, pero no solamente Bogotá, sino todas las ciudades tienen los mismos comportamientos. Tal vez en ciertas zonas lo sea, pero es inevitablemente peligroso decir que Bogotá sea cara”.
Por encima del promedio nacional
El director del Departamento de Economía de la Universidad Sergio Arboleda, Javier Enrique Delgado, analizó que “realmente lo que nos muestran los datos de inflación y de índice de precios es que a pesar de que hemos logrado tener un control de la inflación desde el banco central, Bogotá siempre está por encima de la media del promedio nacional, entonces si la inflación en lo que va corrido del año todavía sigue en un dígito, pero Bogotá sigue de dos dígitos, el 10%, 11% y se debe a que Bogotá es el gran consumidor de alimentos. Es una metrópoli donde habitan muchas personas, de una población flotante muy alta y el tema de los alimentos ha sido crítico, como sabemos en las regiones nos venden, prácticamente nosotros como ciudad capital importamos o compramos alimentos de las regiones y por temas del fenómeno de El Niño, del fenómeno de la Niña, el cambio climático, también los paros que hemos tenido en los últimos años; eso ha afectado los precios de los alimentos y es un punto importante”.
El experto señala que otro punto importante son los combustibles, “entonces somos también una ciudad industrial y de servicios en el tema de los combustibles, pero el tema más crítico y tal vez donde se puede percibir una burbuja especulativa en el crecimiento de los precios es en la finca raíz y hay muchas razones, pero la principal ha sido que tuvimos una llegada de inversión extranjera en algún momento entre 2010 y 2012, pero también la crisis venezolana”.
Señala que “hemos sido la ciudad que ha recibido la mayor cantidad de ciudadanos venezolanos en las dos o tres grandes diásporas que se han dado, una se dio antes, una diáspora pequeña de venezolanos se dio en avanzada antes del golpe de Chávez, luego vino la gran diáspora que se dio entre el 2006 y el 2012 y la siguiente ya con el Gobierno de Maduro que se ha venido dando y que todavía estamos recibiendo, pero la segunda gran diáspora fue de personas de muy altos recursos; familias que vinieron a desarrollar empresa aquí en Bogotá y eso le golpeó muchísimo a los precios de las viviendas porque ellos venían con disponibilidad y capacidad de pago y de negociación, y se generó una especulación en la finca raíz sobre todo y se elevaron los precios que supuestamente ya se estabilizaron, pero sí, el precio de la finca raíz empezó a crecer de manera acelerada, más del crecimiento normal o del crecimiento proyectado”.
“Entonces son tres grandes aspectos, el tema de combustible, de alimentos y de finca raíz. Estuve haciendo recientemente un análisis de los precios de la finca raíz en la Sabana Centro y en Bogotá y todavía Bogotá está por encima 1.5 o 2 veces más de la oferta en la Sabana Centro”, sostiene.
Indica Delgado que “con respecto a los impuestos, en temas económicos están las afectaciones reales y luego la percepción genera un impacto en ese cambio económico que se da de manera real, entonces si tenemos un crecimiento de los precios y encima de esto a nivel nacional con la Reforma Tributaria tenemos un aumento en los impuestos que pasa, hay una percepción y es que Bogotá es una ciudad de altos ingresos, entonces cuando las empresas tienen información de que van a tener que aumentar su precio por impuestos, aprovechan y aumentan un poco más el precio no solamente de impuestos, sino también de utilidad, entonces el IVA ya no es del 12% sino del 16%, yo al precio final de mis bienes le tengo que aumentar el precio del IVA, pero aprovecho y le aumento un poco más al precio para ganar algo más de utilidad en ingreso y aumentar el margen de utilidad”.
“A pesar de que muchas empresas lo hacen, no todas lo efectúan y lo realizan por porciones casi imperceptibles, por unidad, porque a gran escala ya se empieza a ver un aumento de los precios en ese sentido, pero vamos a ver qué pasa porque el Banco de la República tiene la tendencia de bajar las tasas de interés, se va a promover el consumo, se quiere facilitar el crédito para estimular el consumo de los agentes económicos, pero las perspectivas económicas no son claras, entonces no creo que el consumo se vaya a normalizar con esas medidas, todavía es incierto”, concluyó el experto.
EL NUEVO SIGLO quiso indagar con Camacol el comportamiento de dicho factor en el sector de finca raíz, pero no obtuvo respuesta.
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