La reforma a la educación superior que tiene prevista el Gobierno debe considerar las opiniones de todo el sector y tener en cuenta que no puede medir por el mismo rasero la universidad pública y la privada.
Así lo señaló Ramsés Vargas Lamadrid, rector de la Universidad Autónoma del Caribe, quien avanza en un proceso de reorganización administrativa del alma máter tras el paso de Silvia Gette por ese cargo, pero que ahora ella afronta un proceso por presuntamente haber pagado a paramilitares para asesinar al esposo de su hijastra.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué tan urgente es la reforma a la educación superior que tiene en mente el Gobierno?
RAMSÉS VARGAS LAMADRID: Indudablemente es necesaria pero para que sea útil hay que incluir y considerar las distintas opiniones y la diversidad, que implica todo el mapa de instituciones de educación superior en el país. No es lo mismo hablar de una institución de educación superior pública con un alto contenido y esfuerzo en investigación financiada por el Estado, frente a los requerimientos de una institución privada con mayores énfasis en docencia y con otro tipo de financiamiento, particularmente privado. Esas distintas realidades deben ser incorporadas en la política nacional de educación. Pienso que el actual Gobierno está considerando todas las perspectivas del debate e incorporando todas las voluntades, porque lo que sí está claro es que por el mismo rasero no se puede medir a todas las instituciones cuando tenemos una educación financiada 100% por el Estado o son financiadas por grupos corporativos o son financiados simplemente por matrículas, no se las puede medir por el mismo rasero.
Lo importante es que haya un sistema de educación superior que sea creíble y que ante todo que garantice unas condiciones mínimas de calidad en beneficio de toda la comunidad estudiantil.
ENS: ¿En qué va la reorganización administrativa de la Universidad?
RVL: Completamos hace unos días el primer año de mi elección como rector de la Universidad Autónoma del Caribe, ha sido lógicamente un proceso súper complicado porque encontramos una institución profundamente fracturada por lo que fue su anterior administración. Sabemos quién estuvo en frente de la Universidad, es de público conocimiento las cosas que ocurrieron y que no habían hecho tanto eco en el país, y afectaron y fracturaron mucho de la comunidad académica, y el espíritu de la expectativa de lo que la gente podía tener de lo que era una universidad.
El reto inicial para nosotros luego de mi llegada a la rectoría era hacer un borrón y cuenta nueva, extirpar totalmente de la universidad, literalmente esa red criminal que encontramos allí. Devolverle la confianza, no solo de la comunidad académica sino a los actores externos de la institución, lo cual hemos hecho y logrado los objetivos en este primer año, y estamos profundamente satisfechos.
ENS: ¿Esta reorganización también tocó la parte docente?
RVL: Cuando llego a la Autónoma venía de Asia central. Trabajaba con Naciones Unidas en ocho países, me tocaba llegar a trabajar en reconstruir economías de países en postconflicto, de alguna manera algo muy parecido a lo que me ha tocado en la Universidad Autónoma, reconstruir primero el espíritu y después toda la infraestructura y procedimientos al interior de la institución.
Luego el replanteamiento que hicimos en la Autónoma desde nuestra llegada fue primero fortalecer los cuadros de gobernabilidad, fortalecer los cuadros ejecutivos y directivos, vincular personas del sector privado y fortalecer la academia.
De manera que nuestro esfuerzo ha sido en reconstruir y construir esta nueva etapa de lo que es la Universidad Autónoma del Caribe. Aquí se ha focalizado en varios aspectos: primero en el área administrativa y financiera encontramos dificultades importantísimas por las razones que ya dije, pero lo primero que hicimos fue recobrar la confianza del sector financiero, un sector financiero nacional que nos ha abrazado, nos ha respaldado porque ha visto la transparencia de nuestro proceso, la seriedad de nuestros flujos de caja y nuestras proyecciones presentes y futuras, lo cual nos permitió reestructurar el 100% de la deuda de la entidad. Esto ha ido de la mano con una reforma administrativa para que en la Universidad estén los mejores.
En paralelo hemos fortalecido la actividad académica, de manera tal que la Universidad hoy por hoy está en proceso de acreditación institucional, lo cual implica que si seguimos el proceso en el que venimos, muy pronto la Universidad Autónoma esté jugando en las grandes ligas de la academia nacional.