Los resultados de calidad en nuestro país no son los mejores y estos no pueden ser atribuibles en su totalidad a la pandemia, considera el senador del Centro Democrático John Harold Suárez.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo será el retorno a clases de los estudiantes?
JOHN HAROLD SUÁREZ: No veo un regreso a clases en el corto o mediano plazo, mientras la pandemia del covid-19 esté presente. Tampoco ayuda la indisciplina social con respecto a las medidas de distanciamiento social y cumplimiento de las medidas de bioseguridad. Hemos visto que el incremento de casos no se puede atribuir al día sin IVA, tal como se responsabilizó al Gobierno. Fiestas clandestinas, caravanas e indisciplina en el uso del tapabocas ponen en riesgo la salud de estudiantes, docentes y alumnos. Lo mejor es continuar con los pilotos de alternancia y clases en ambientes virtuales.
ENS: ¿Cree que la virtualidad llegó a su fin y es mejor volver a la presencialidad?
JHS: La presencialidad es impensable en estos momentos. La virtualidad es la herramienta que ha sido el eje para no detener los procesos de aprendizaje. Obviamente no todo lo puede reemplazar la virtualidad, la interacción física de los alumnos con los docentes y sus pares es fundamental en la construcción de relaciones interpersonales, especialmente en la educación preescolar y los primeros años de primaria donde el desarrollo de la motricidad es indispensable, así como la disciplina, la enseñanza al control de esfínteres y la socialización.
ENS: ¿Qué problemas ha traído la virtualidad?
JHS: Los problemas de la virtualidad se deben de analizar desde diferentes frentes y realidades. Si nos centramos en los sectores más vulnerables y rurales, podríamos decir a grandes rasgos que son estos: falta de conexión a Internet y falta de equipos idóneos; capacitación de docentes para el uso de medios digitales como herramientas de aprendizaje; dificultad para los hogares donde solo hay un computador y sus padres e hijos necesitan el equipo para su trabajo y estudio; falta de capacitación a los alumnos de los riesgos que se tiene al navegar en Internet.
ENS: ¿La educación colombiana ha bajado con esto bajo la calidad educativa?
JHS: Es muy pronto para dar un dictamen de cómo está la calidad educativa en nuestro país luego de la pandemia. Algunos países de primer mundo y expertos manifiestan que es inevitable una disminución de la calidad a nivel global. Los procesos de aprendizaje estuvieron detenidos por unos meses, y con excepción de Suecia, todas las naciones decidieron cerrar centros educativos.
No me gusta ser fatalista y confío en que todas las medidas tomadas por el Ministerio de Educación han sido efectivas y están encaminadas para mantener el estándar educativo que teníamos antes de la pandemia, el cual estaba en proceso de mejora.
ENS: ¿A los colegios les ha faltado una mejor calidad para los estudiantes?
JHS: Es algo que no se puede generalizar. Hemos visto que en general los resultados de calidad en nuestro país no son los mejores y estos no pueden ser atribuibles en su totalidad a la pandemia. En la última evaluación realizada por la Ocde le otorga al país una calificación general de 412 puntos en lectura, 391 en matemáticas y de 413 en ciencias. Los tres por debajo del promedio que se establece en 487, 489 y 489 puntos respectivamente.
ENS: ¿Qué retos vienen para el sector educativo?
JHS: Aunque suene a frase de cajón, los retos del ayer no son los del mañana. Debemos entender que el mundo ha cambiado. Gracias a Dios, el Gobierno nacional y la gran mayoría del Congreso de la Republica hemos entendido esta premisa y estamos realizando un arduo trabajo.
Consideramos que los retos que devienen son: el uso de la virtualidad como herramienta complementaria en el sistema de educación; la alternancia, potenciar el salón de clase como espacio de desarrollo de comportamiento social y valores, estimulando espacios para los talentos en artes, deportes y emprendimiento; revisar los Proyectos Educativos Institucionales.
Además, el trabajo fuerte de los entes territoriales por la permanencia educativa que evite la deserción escolar; trabajar por la calidad con sistemas de evaluación permanentes a los docentes, no con ánimo coactivo, sino con el fin de abrir espacios de capacitación en su desarrollo profesional, y refuerzos en el deporte y el arte como formadores de seres humanos.