EL PRESTIGIOSO diario norteamericano The New York Times hizo ayer en un artículo una radiografía del problema del narcotráfico en Colombia, en donde dice que a pesar de que ya no es rentable para los campesinos cultivar la coca, sigue creciendo la producción de la hoja y de la cocaína, principalmente por la proliferación de los grupos armados ilegales. También la publicación llama la atención porque el gobierno del presidente Petro le quitó protagonismo a la erradicación forzada.
El diario dijo que: “Colombia, el nexo global de la industria de la cocaína, donde Pablo Escobar se convirtió en el criminal más conocido del mundo, y que todavía produce más droga que cualquier otra nación, enfrenta cambios tectónicos como resultado de fuerzas internas y globales que están remodelando la industria farmacéutica”.
Añadió que la dinámica cambiante ha llevado a que se acumulen bloques de pasta de coca sin vender en toda Colombia. “La compra de pasta en más de la mitad de las regiones productoras de coca del país ha caído precipitadamente o ha desaparecido por completo, provocando una crisis humanitaria en muchas comunidades remotas y empobrecidas”, explicó.
The New York Times señala que el cambio radical de la industria de la cocaína es, en parte, una consecuencia no deseada de un acuerdo de paz hace ocho años con la guerrilla de las Farc, que se financió en gran medida a través de la cocaína y dependió de miles de agricultores para que le proporcionaran la planta de coca.
Pero una vez que las Farc abandonaron la industria de la cocaína, fueron reemplazadas por grupos criminales más pequeños con un nuevo modelo económico, dijo al Diario estadounidense Leonardo Correa, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Explicó que ahora compran grandes cantidades de coca a un número menor de agricultores y limitan sus operaciones a regiones fronterizas donde es más fácil sacar drogas del país.
Agregó el Medio que, al mismo tiempo, otros países se han convertido en importantes competidores y han contribuido a cambios en el mercado de drogas de Colombia. Ecuador se ha transformado en uno de los principales exportadores de cocaína, mientras que el cultivo de hoja de coca ha aumentado en Perú y Centroamérica.
Añadió que eso ha ayudado a impulsar la producción mundial de cocaína a niveles más altos que nunca. Y si bien el consumo de cocaína se ha estancado en Estados Unidos, está creciendo en Europa y América Latina y está surgiendo en otras regiones, como Asia.
Crece el problema
The New York Times puso de relieve que la producción anual de hoja de coca y cocaína en Colombia alcanzó nuevos máximos en 2022, y la fabricación de la droga aumentó un 24 por ciento respecto al año anterior, según los datos más recientes disponibles de las Naciones Unidas.
“Estamos viendo una producción a niveles con los que soñó Pablo Escobar”, dijo al diario norteamericano un funcionario estadounidense que ha trabajado durante años en la interdicción de drogas en Colombia y pidió el anonimato. “Vas a los campos de coca” y “es como estar en un campo de maíz en Iowa: no puedes ver el final”, dijo.
El Diario, citando a Bloomberg Economics, mencionó que el auge de la producción de cocaína ha provocado un aumento de las exportaciones de Colombia. Los ingresos por exportaciones de cocaína aumentaron a 18.200 millones de dólares en 2022 desde 12.400 millones de dólares en 2021.
The New York Times señaló también que “el presidente de Colombia, Gustavo Petro, se ha centrado en atacar las redes de narcotráfico y el abandono de la erradicación de la hoja de coca ha ayudado a alimentar el aumento de la producción de cocaína, según funcionarios de la ONU y de Estados Unidos”.
“Con el desinterés de Petro en la erradicación forzada, efectivamente no existen barreras de entrada al campo de la coca”, dijo Kevin Whitaker, exembajador de Estados Unidos en Colombia y miembro no residente del Atlantic Council.