El anuncio del Gobierno sobre la implementación de planes piloto de bioseguridad para la paulatina reapertura de templos religiosos no dejó contento a nadie.
Por una parte, algunos dirigentes políticos estimaron que allí hay trato inequitativo con otros sectores. Por ejemplo, la representante por Bogotá, Katherine Miranda, de la Alianza Verde, consideró que es “el despropósito más grande de este Gobierno” preguntándose, “¿cuál es el aporte de las Iglesias en la reactivación económica? ¿Cuántos empleos activa? Aquí se piensa más en elecciones que en generaciones. Solo hacen campaña política”.
En sentido similar se manifestó el representante por el Valle del Cauca, Juan Fernando Reyes, del Partido Liberal, para quien es “injusto con los demás negocios, restaurantes o tiendas. Si se reactivarán ciertos sectores, ¿por qué entonces no reactivar sitios públicos con aforo limitado? Con tan preocupantes cifras de desempleo en el país, ¿por qué no priorizar los que generan empleo?”.
Pero en la otra orilla tampoco hay completa satisfacción con los anuncios. Es el caso del senador John Milton Rodríguez, de Colombia Justa Libres, quien reiteró su solicitud para “que los protocolos de bioseguridad salvaguarden la salud y vida de las personas, pero que no se entrometa en la autonomía o violente la práctica de la libertad religiosa que incluye la libre expresión a través del canto”.
El plan piloto se adelantará en dos iglesias de Aguazul, Casanare, y otras dos de Salamina, Caldas, explicó el viceministro para la Participación e Igualdad de Derechos, Carlos Baena.
“Los servicios religiosos están previstos para una hora. Es decir, si eran muy extensos, no pueden sobrepasar de ese límite. Incluso, se sugiere que sea hasta menos, precisamente para proteger a todas las personas”, añadió Baena.
El protocolo recomienda efectuar una inscripción previa para las asistencias a la congregación, ya sea por teléfono o correo electrónico, para evitar aglomeraciones, como también llevar registro de las personas que ingresan, y realizar las celebraciones litúrgicas de máximo una hora.
Culminado el primer piloto, “se realizará otro, también con duración de 15 días, en donde se permitirá aforo al 35%, con la distancia social de dos metros entre personas sentadas y cumpliendo todas la medidas dispuestas”, anotó Claudia Cuellar, directora encargada de Promoción y Prevención en el Ministerio de Salud.
Los responsables del lugar de culto deben informar previamente sobre los horarios y formas de participar en los servicios religiosos y actos litúrgicos. Se invitará a ir directamente de la casa a la celebración y, al terminar, la población debe regresar inmediatamente a su hogar.
Se invita a tomar la temperatura al ingreso, prohibir la entrada a personas con fiebre, desinfectar todas las instalaciones, garantizar el distanciamiento de dos metros antes de ingresar al recinto y no permitir el ingreso de niños, niñas y adolescentes.