Lupa a ‘modelo Duque’ de negociación | El Nuevo Siglo
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Jueves, 21 de Marzo de 2019
Redacción Política
Analistas dicen que deben consolidarse las mayorías parlamentarias para legitimar decisiones de Estado

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En apenas siete meses de administración, el presidente Iván Duque Márquez ha hecho un verdadero ‘curso intensivo’ de negociación de conflictos.

Solo el año pasado, la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación, Fecode, realizó tres jornadas nacionales de protesta en reclamo de mejoras salariales, de salud, de infraestructura educativa y otra serie de reivindicaciones. Este año van dos marchas similares.

A ello se suman las 13 jornadas de marchas de estudiantes de universidades públicas que paralizaron parte del país durante tres meses –11 de octubre a 13 de diciembre– en reclamo de más apoyo estatal a la educación pública.

Tampoco le fue fácil al Gobierno convencer al Congreso en pleno de sacar adelante la Ley de Financiamiento con la que pretendía conseguir $14 billones, pues al final solamente logró la mitad de esos recursos sin el culmen de la iniciativa: aumentar el IVA para todos los productos de la canasta familiar.

Y ahora el presidente Duque se enfrenta a otra prueba de fuego: la Minga indígena que ya completa 10 días, ha dejado un policía muerto, la parálisis total en el suroccidente del país, el desabastecimiento de productos básicos en varias regiones y la amenaza de que se unirían más pueblos aborígenes en otras regiones, lo mismo que sectores de la producción como el de los transportadores.

En todos los casos, el Primer Mandatario ha mostrado su talante conciliador para sacar adelante este tipo de negociaciones, a pesar de que “se han cometido errores”, al decir de varios expertos consultados por EL NUEVO SIGLO.

Las fuentes consultadas explican que en algunos casos, el ‘modelo Duque’ de negociación ha sido exitoso, pero en otros no -la mayoría-, pues con unas directrices distintas con seguridad el resultado habría sido diametralmente opuesto a lo logrado.

De acuerdo con el excomisionado nacional de paz Víctor G. Ricardo, el ‘modelo Duque’ de negociación “ha sido el adecuado”, porque en las primeras etapas de todo conflicto el Jefe de Estado tiene que mandar a sus colaboradores, en este caso los ministros, en su representación.

“Esa es una forma de salvaguardar la imagen presidencial para el final de las negociaciones, pero además es que sus colaboradores tienes que mostrar sus capacidades”, dice el experto en resolución de conflictos.

Ricardo, sin embargo, sostiene que un tema fundamental que le da “legitimidad” a cualquier negociación del alto Gobierno es la gobernabilidad. “Pero gobernabilidad no es ‘mermelada’, gobernabilidad es conciliación, es alianza de fuerzas políticas para sacar adelante toda una agenda programática que se comprometió en campaña y poder desarrollarla”, afirma.

Esa, justamente, ha sido una de las grandes preocupaciones del Gobierno que aún está pendiente de concretarse, pues a pesar de los acercamientos con todas las bancadas para sacar adelante el Plan Nacional de Desarrollo, el ‘Pacto por Colombia’ -como se le llamó a esos encuentros en la Casa de Nariño- hasta el momento no han surtido el efecto esperado.

Ni siquiera el Ejecutivo tiene todavía aseguradas las mayorías en el Congreso para sacar adelante las objeciones a la ley estatutaria de la JEP, como no las tuvo para la aprobación del IVA en la reforma tributaria.

“Todo Gobierno necesita garantizar las mayorías para poder garantizar la consolidación de decisiones de Estado, pero hasta ahora no se ha llegado a ese punto”, añade el observador.

Una ‘regla de oro’

Otro experto en negociaciones, el excomisionado de paz Daniel García-Peña, sostiene que en toda negociación hay una regla de oro que debe aplicarse: “Hay que negociar con el que protesta”.

En ese sentido, el analista explica que el presidente Duque “se fue a buscar una negociación con los actores que no eran protagonistas”, en referencia a que “se tomó la foto con los rectores” de las universidades públicas con quienes llegó a un acuerdo parcial durante el paro de universidades públicas mientras el grueso del estudiantado seguía reclamando una negociación directa.

Y en esta Minga en el Cauca “el Presidente se reunió primero con los Gobernadores antes que con los propios indígenas”, a pesar de que Duque envió una delegación de alto nivel –Ministro del Interior y Alto Comisionado de Paz– que fue rechazada por los cabildos que reclaman la presencia misma del Primer Mandatario Nacional.

“Lo que parece es que en estos casos la regla de oro no se ha aplicado. La negociación con los rectores no terminó el paro estudiantil, ni el encuentro con los Gobernadores desactivó la Minga en el Cauca. Desde ya se ve el desenlace: el Presidente en algún momento tendrá que sentarse a negociar con los indígenas. Definitivamente el presidente Duque no aprendió la lección”, explica García-Peña.

Claro, no todos los observadores piensan igual, pues el excomisionado Ricardo advierte que “el Presidente es el Jefe de Estado y tiene que mantener la majestad del Estado. Su presencia en una mesa de negociación no puede quemarse de entrada, para eso están los ministros”.

Gracía-Peña, con todo, pide tener un compás de espera en el tema de las objeciones presidenciales que se discutirán en el Congreso, aunque advierte que no logrará las mayorías parlamentarias.

“El presidente Duque dice que repartir ‘mermelada’ no es su estilo. Lo que me parece es que el modelo de negociación no ha sido el indicado por su inexperiencia o porque ha estado mal aconsejado”, concluye.

Modelo desgastante

Otro experto, el catedrático Jairo Libreros, explica que en Latinoamérica en muchos escenarios se ha utilizado el modelo del ‘desgaste’, que consiste en agotar los reclamos de quienes protestan para después negociar en otro tipo de circunstancias más ajustadas a las necesidades del Estado.

“Ha sido un modelo muy cuestionado por el desgaste que puede significar, no solo para la contraparte sino para el propio Mandatario que, como en el caso de Duque, podría perder la favorabilidad que ha recuperado en los últimos meses”, aseveró.

Libreros, no obstante, advierte que se trata de un modelo de negociación que, bien manejado, puede ser exitoso aunque sus réditos solo se verán a largo plazo, “cuando se vea que el Presidente no comprometió a futuro las finanzas públicas”.

Por ello el catedrático Libreros concluye que ese modelo de negociación “tiene que revaluarse” ahora que están las crisis del Chocó, de los transportadores, de los indígenas, de Fecode.